La médula ósea es un tejido esponjoso que se encuentra dentro de los huesos. En este tejido se encuentran las células madre de la sangre que tienen la capacidad de autorregenerase durante toda la vida y producen los glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas.
Hay personas que sufren trastornos de estas células, se empiezan a dividir y crecer de manera descontrolada, generando enfermedades graves como la leucemia, linfoma o mieloma. Estas enfermedades pueden ser tratadas con un trasplante de médula ósea sana.
El trasplante de médula ósea puede ser obtenido de manera autóloga, con células madres del propio paciente, o bien alogénico, es decir, con las células madre sanas de otra persona. La donación en España es un acto voluntario y altruista, aquellas personas que deseen ser donantes se deben inscribir en el registro oficial en España es el Registro de Donantes de Médula Ósea (REDMO).
Donación de médula ósea
Cuando es necesaria la obtención de células madre para realizar un trasplante se deberá identificar primero a un donante compatible. Las primeras opciones suelen ser los familiares, padres y hermanos. Para ello se estudia la compatibilidad analizando las proteínas que se encuentran en las células, antígenos leucocitarios humanos. Este análisis se efectúa con una muestra de sangre o de saliva tanto del donante como del paciente. Se comparan y se realiza un estudio de compatibilidad.
Una vez identificado el donante, unos 15 o 20 días antes de la aspiración de la médula ósea se le extrae sangre, aproximadamente 1 litro, que quedará almacenada y guardada adecuadamente para realizar una autotransfusión después de la intervención.
El mismo día en el que se realiza el proceso, el donante será anestesiado. Esta intervención, aunque no supone ningún peligro para el donante puede ser un poco dolorosa. Por este motivo se llevará a cabo con anestesia general o local (epidural). Para obtener la médula ósea se efectúan unas punciones sobre las crestas iliacas posteriores (la parte superior y posterior de las caderas).
Se realizarán diversas punciones hasta obtener suficiente médula ósea. En cada punción se obtienen unos 5 mililitros de sangre de la médula ósea en la que se encuentran las células madre o progenitores hematopoyéticos. La operación puede durar entre 2 y 3 horas.
Una vez obtenida la cantidad necesaria se le realiza una transfusión de su propia sangre al donante. La cantidad de sangre que se le ha aspirado es elevada y de esta manera se evita ciertos efectos secundarios como mareos, cansancio, caída de la tensión arterial, etc. Utilizar su propia sangre favorece que las células madre se regeneren más rápidamente.
Es posible que el donante sienta molestias en la zona de las punciones durante unos días, pero estos irán desapareciendo de manera gradual. Por otro lado, el donante deberá tomar un suplemento de hierro durante los dos meses siguientes para fortalecer su sistema inmunitario.
a sangre así obtenida se puede trasplantar inmediatamente al paciente, congelar para su posterior uso o bien manipular el producto para mejorar el resultado del trasplante.
Sangre periférica
Otra forma de obtener células madre de la sangre es a través de la sangre que circula por las venas y las arterias, sangre periférica. Sin embargo, la cantidad de células madre que circula es pequeña, la solución es incrementar el volumen de células madre que migren a la sangre aumentando de manera artificial la proteína que moviliza las células madre de la médula ósea.
La administración en el donante de un fármaco conocido como factor de crecimiento hemopoyético (G-CSF), durante cuatro o cinco días, permite aumentar la cantidad de células madre que se encuentran en la sangre. La administración de este medicamento puede provocar dolor de cabeza, cansancio, síntomas similares a los de una gripe o dolor óseo o muscular.
Una vez preparado el donante se le realiza la intervención de forma ambulatoria. No es necesaria la aplicación de anestesia. Las células madre se obtienen con un proceso llamado aféresis. Este consiste en extraer la sangre del donante a través de un catéter introducido en la flexura del codo. La sangre obtenida pasa por un proceso de filtración que separa las células madre del resto de la sangre y estos elementos restantes son devueltos al donante a través de otro catéter situado en el otro brazo.
Este procedimiento puede durar entre 2 y 3 horas, pero no es necesaria la hospitalización del donante ni una transfusión posterior. La sangre obtenida puede administrarse directamente al paciente o bien congelarse para su posterior uso.