Con ocho meses de edad el bebé empieza su exploración del mundo exterior. Es capaz de arrastrarse para alcanzar cualquier objeto que le llame la atención. Le encanta tirar las cosas y esperar a que caigan para escuchar el ruido que hacen. Es el momento de poner fuera de su alcance todo aquello que sea pequeño o se pueda romper, tapar los enchufes, proteger las esquinas de las mesas: todo lo necesario para que el niño juegue y se mueva con seguridad.
Otro cambio que se percibe es que da las primeras muestras de desconfianza y temor ante las personas que no conoce y que empieza a relacionarse con otros niños extendiendo la mano para tocarles. También llora cuando las personas que le cuidan se alejan de su vista, especialmente si se trata de la madre.
Para estimularle se le puede coger de las manos y mantenerlo de pie un rato. A los nueve meses podrá hacerlo por sí solo y empezará a gatear. Es el momento de vigilar todos sus movimientos y seguirle en sus excursiones por la casa. Su coordinación ha mejorado mucho: maneja las manos de forma independiente e incluso puede coger objetos con la pinza de los dedos índice y pulgar.
Sabe cuándo se va a ir de paseo y reconoce su nombre. Abre los brazos cuando quiere que le cojan, da palmadas y dice adiós con la mano. También llegan sus primeras palabras reconocibles (papá y mamá), aunque son monosílabos repetidos. Es el momento de empezar a enseñarle libros o leerle cuentos señalando las imágenes.
De hecho en su décimo mes de vida ya reconoce palabras sencillas y entiende el significado del no. Una manera de estimularle es repetir lo que él dice y enseñarle nuevas palabras, relacionándolas con una imagen o un objeto que le sea familiar. Él intentará repetir lo que oye, aunque no se le entienda. También le encanta ponerse de pie apoyándose y meter y sacar objetos de una caja. Se puede jugar con él escondiendo cosas para que las encuentre o con juguetes de apilar o encajar.
A los once meses empieza a desplazarse de pie apoyándose en la pared, aunque se cae muchas veces. Es oportuno ayudarle a andar cogiéndole de las manos. Su independencia es cada vez mayor e intenta comer sólo utilizando los dedos. Hay que empezar a darle de comer alimentos sólidos de vez en cuando. Entiende muchas cosas de las que se le dicen y trata de imitar gestos y muecas.
Antes de que se cumpla el año hay que asegurar los cajones y las puertas de los muebles que estén a su alcance, especialmente en la cocina. Aunque todavía gatea mucho, le encanta desplazarse de pie apoyándose en los muebles. Ya dice algunas palabras y puede expresar emociones y sabe cuándo ha hecho algo mal o ha provocado el enfado de alguien. Hay que seguir estimulando el habla y la imitación, que será su principal fuente de aprendizaje. Al cumplir el año hay que llevarle nuevamente al pediatra para otra revisión.