En condiciones normales, la subida de la temperatura basal se produce en los días fértiles del ciclo, como respuesta al aumento de secreción de progesterona, la hormona que debe ayudar al óvulo a adherirse a la pared del útero en caso de que resulte fertilizado. Si no es así, los niveles de progesterona recuperan la normalidad y la temperatura corporal desciende a las cifras habituales. Pero si el óvulo fecundado se fija al endometrio, se mantiene la producción de esta hormona en cantidades más elevadas, que a partir de ese momento continuará en aumento.

Es por ello que, si al finalizar el ciclo menstrual no llega la regla, el hecho de tener la temperatura basal en torno a los 37º C es una razón suficiente para realizar un test de embarazo. La temperatura se subirá ligeramente y de forma ocasional durante las primeras semanas de gestación y en determinados momentos podrá provocar una ligera sudoración como respuesta del organismo a esa elevación.
Ante la sospecha de embarazo debe tomarse por la mañana, nada más levantarse y antes de desayunar.