No es que haya prohibiciones absolutas en cuanto a los alimentos que puede ingerir una mujer embarazada, pero sí recomendaciones importantes que permitirán prevenir problemas durante la gestación que puedan afectar tanto al feto como a la madre.
Hay algunas enfermedades graves que, como la listeriosis o la toxoplasmosis, se pueden adquirir a través de los alimentos, por lo que es necesario prevenirlas mediante buenos hábitos alimenticios y culinarios:
- Evita los alimentos crudos: lácteos de leche cruda, pesacdo, marisco, carne.
- Evita cualquier producto de charcutería: embutidos, patés, etc.
- Asegúrate de que la carne esté bien hecha antes de consumirla.
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Lavar bien las frutas y verduras antes de prepararlas, y mejor añadiendo un poco de vinagre al agua del lavado.
Además de ello hay algunos otros alimentos que se debe evitar o en todo caso limitar su consumo durante el embarazo:
- Cafeína: puede traspasar la barrera de la placenta y llegar al feto, ocasionando que este nazca con poco peso.
- Azúcar: reducir su consumo contribuye a evitar el aumento de peso de la madre y prevenir una posible diabetes gestacional, lo que podría complicar el embarazo y el parto, con riesgo para el feto.
- Sal: puede ocasionar hipertensión arterial y retención de líquidos.
- Pescados de gran tamaño, como el emperador, el atún o el bonito, dado que tienen un alto contenido en mercurio que podría afectar al desarrollo del feto por ser altamente neurotóxico.
- Alcohol: puede producir en el feto lo que se conoce como síndrome fetal alcohólico, una enfermedad que le acompañaría durante toda si vida.
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Alimentos precocinados: suelen contener grasas de mala calidad (saturadas).
Por último, conviene intensificar las medidas higiénicas relacionadas con la alimentación con el fin de evitar intoxicaciones alimentarias:
- Lavarse las manos antes y después de manipular los alimentos, con agua caliente y jabón.
- Lavar tablas de picar, platos, superficies y utensilios de cocina con jabón y agua caliente después del contacto con carne cruda, aves, mariscos, huevos o frutas y verduras frescas sin lavar.
- Las carnes, aves y pescados crudos siempre deben colocarse separados de los alimentos cocidos o listos para consumir.
- Lavar la fruta y la verdura cruda antes de comerla.
- Quitar y desechar las hojas de afuera de la lechuga y similares.
- Cortar las partes de frutas y verduras que se han echado a perder porque pueden contener bacterias.
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La comida sobrante debe meterse inmediatamente en el frigorífico y no hay que consumirla sin calentarla previamente.