La pérdida de audición es una alteración que impacta directamente en la calidad de vida, especialmente en las personas mayores. No se trata solo de oír menos, sino de cómo esa pérdida influye en la comunicación diaria, en las relaciones personales y en la salud emocional.
Conocer los efectos de la pérdida de audición y sus señales permite actuar a tiempo y buscar soluciones que favorezcan el bienestar y la autonomía, así que te lo contamos, a continuación.
¿Qué es la pérdida de audición permanente?
La pérdida permanente de la audición es una disminución definitiva de la capacidad auditiva. Esto significa que la persona no recuperará la audición de forma espontánea, siendo necesario apoyarse en ayudas técnicas como audífonos o implantes cocleares, según el caso. Puede afectar a uno o ambos oídos y su progresión es variable. En personas mayores suele ser consecuencia del envejecimiento natural del oído, un proceso conocido como presbiacusia.
Causas principales de la pérdida auditiva
Entre las causas más habituales de la pérdida permanente de la audición destacan:
- El envejecimiento natural del oído interno.
- La exposición continua a ruidos intensos a lo largo de la vida.
- Factores genéticos.
- Infecciones o enfermedades como otitis graves o meningitis.
- Consumo prolongado de ciertos medicamentos ototóxicos.
Cada causa provoca un daño irreversible en las estructuras encargadas de captar y transmitir el sonido, limitando progresivamente la capacidad auditiva.
Tipos de pérdida de audición
Existen diferentes tipos de pérdida auditiva según la zona del oído afectada:
- Pérdida de audición conductiva, relacionada con problemas en el oído externo o medio, como acumulación de cerumen o infecciones.
- Pérdida de audición neurosensorial, que afecta al oído interno o al nervio auditivo. Es el tipo más frecuente en personas mayores y suele ser irreversible.
- Pérdida auditiva mixta, una combinación de las dos anteriores.
Identificar el tipo de pérdida es básico para aplicar el tratamiento o las ayudas auditivas adecuadas en cada caso.
Efectos físicos y emocionales de la pérdida auditiva
La pérdida de audición tiene consecuencias a nivel físico, pero también puede afectar al estado emocional y social de la persona.
Dificultades en la comunicación
Uno de los efectos más visibles es la dificultad para mantener conversaciones, especialmente en entornos ruidosos o con varias personas hablando al mismo tiempo. Las frases llegan incompletas, los sonidos se perciben distorsionados y la persona puede no ser capaz de entender las palabras claramente. Esto genera frustración tanto en la persona afectada como en su entorno, provocando que poco a poco tienda a aislarse.
Impacto en la salud mental y social
El aislamiento social es una de las principales consecuencias. Al no poder seguir el ritmo de las conversaciones o temer no entender lo que otros dicen, muchas personas mayores optan por participar menos en reuniones familiares o encuentros sociales. Esto favorece el sentimiento de soledad y puede derivar en ansiedad o depresión. La pérdida permanente de la audición está asociada al deterioro cognitivo, ya que la falta de estímulos auditivos reduce la actividad cerebral relacionada con el lenguaje y la comunicación.
Riesgos asociados a la pérdida auditiva no tratada
Ignorar o no tratar la pérdida de audición permanente aumenta el riesgo de accidentes y situaciones de peligro. No oír una llamada de emergencia, un timbre o el sonido del tráfico puede comprometer la seguridad personal. Además, el retraso en el diagnóstico favorece el avance del deterioro auditivo, haciendo más difícil la adaptación a audífonos o dispositivos cuando finalmente se decide buscar ayuda.
Cómo detectar y prevenir la pérdida de audición
Prestar atención a los signos iniciales y adoptar hábitos saludables permite prevenir o al menos ralentizar el avance de la pérdida permanente de la audición.
Signos tempranos a tener en cuenta
Los primeros indicios suelen ser sutiles:
- Pedir que repitan lo dicho con frecuencia.
- Subir el volumen del televisor o la radio más de lo habitual.
- Sentir que las conversaciones son difíciles de seguir en ambientes con ruido de fondo.
- Notar pitidos constantes en el oído (tinnitus).
- Evitar reuniones sociales por temor a no entender bien.
Ante cualquiera de estas señales es recomendable consultar con un especialista en audición.
Medidas para proteger la audición
La protección auditiva comienza desde el día a día. Evitar la exposición prolongada a ruidos fuertes es esencial, tanto en el trabajo como en el ocio. Si no es posible evitar esos entornos, el uso de tapones o protectores auditivos resulta muy eficaz. También es aconsejable controlar el volumen de dispositivos como auriculares, especialmente en el caso de los más jóvenes.
En la tercera edad, realizar revisiones periódicas permite detectar cualquier deterioro auditivo desde sus fases iniciales. Adoptar una alimentación rica en vitaminas y antioxidantes, evitar el tabaquismo y controlar enfermedades como la diabetes también ayuda a conservar la audición durante más tiempo.
En Sanitas, apoyamos a las personas mayores y sus familias en el diagnóstico y tratamiento de la pérdida de audición permanente, favoreciendo la comunicación y el bienestar en esta etapa de la vida. Consultar a tiempo y adoptar hábitos saludables es la mejor forma de proteger algo tan importante como el sentido del oído.