La esclerosis múltiple en adultos mayores plantea retos específicos. Aunque esta enfermedad suele diagnosticarse entre los 20 y los 40 años, también existen casos de personas que conviven con ella durante décadas o que incluso la desarrollan en edades más avanzadas y por eso, cada etapa requiere un enfoque diferente. En este artículo te contamos cuáles son las causas de la esclerosis múltiple, cómo evoluciona en la tercera edad y si realmente la esclerosis múltiple puede desaparecer con el tiempo.
¿Qué es la esclerosis múltiple?
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica del sistema nervioso central. Se produce cuando el sistema inmunitario ataca por error la mielina, una sustancia que recubre las fibras nerviosas. Esta destrucción genera inflamación y, con el tiempo, cicatrices (esclerosis) que alteran la comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo.
Los síntomas varían de una persona a otra, pero pueden incluir fatiga, debilidad muscular, alteraciones visuales, problemas de equilibrio y alteraciones cognitivas. No se trata de una enfermedad contagiosa ni hereditaria de forma directa.
Diferencias en la esclerosis múltiple después de los 40
Cuando aparece la esclerosis múltiple después de los 40, suele manifestarse de forma distinta. Los brotes pueden ser menos intensos, pero más prolongados. También es más frecuente que el inicio sea progresivo, con síntomas motores o problemas de marcha como señales iniciales. En estos casos, el diagnóstico puede retrasarse al confundirse con otras enfermedades propias de la edad.
Causas de la esclerosis múltiple
A día de hoy, la esclerosis múltiple continúa siendo una enfermedad de origen complejo y no del todo comprendido. No existe una única causa identificada, sino una combinación de factores que pueden desencadenarla. Por eso, hablamos de un origen multifactorial, en el que influyen componentes genéticos, ambientales, inmunológicos e incluso hormonales. Comprender mejor estas causas de la esclerosis múltiple ayuda a detectarla a tiempo y a avanzar en su prevención y tratamiento.
Factores genéticos
Aunque la esclerosis múltiple no se hereda directamente, sí se ha observado una mayor predisposición en personas con antecedentes familiares. Si un familiar de primer grado (como madre, padre o hermano) tiene EM, el riesgo puede ser hasta 10 veces mayor que en la población general.
Los estudios señalan que ciertos genes relacionados con el sistema inmunitario, especialmente en el complejo mayor de histocompatibilidad (HLA), podrían estar implicados en esta predisposición. Sin embargo, tener estos genes no significa que se vaya a desarrollar la enfermedad, sino que aumenta la probabilidad si concurren otros factores. Por tanto, la genética por sí sola no explica los casos de esclerosis múltiple.
Influencias ambientales y autoinmunes
Entre las causas de la esclerosis múltiple más estudiadas se encuentran aquellas relacionadas con el entorno. Se ha comprobado que vivir en latitudes alejadas del ecuador, donde hay menos exposición solar, aumenta el riesgo. Esto se asocia a niveles bajos de vitamina D, que juega un papel regulador en el sistema inmunológico.
Otro factor que ha despertado un gran interés es la relación con infecciones virales previas, especialmente el virus de Epstein-Barr, conocido por causar la mononucleosis. Diversos estudios han observado que casi todos los adultos con EM han estado expuestos a este virus, lo que refuerza su posible implicación.
La esclerosis múltiple es también una enfermedad autoinmune. Esto significa que el sistema inmunológico, encargado de protegernos, identifica por error componentes del propio organismo, en este caso, la mielina, como si fueran invasores, y los ataca. Esa destrucción provoca los síntomas neurológicos característicos de la EM.
Investigaciones recientes sobre las causas
Estudios recientes están explorando el papel del microbioma intestinal, la exposición a toxinas, y el estrés mantenido en el tiempo como posibles elementos que influyen en la aparición de la enfermedad. Aunque no hay conclusiones definitivas, la investigación avanza hacia una mejor comprensión de la interacción entre genética, inmunidad y entorno.
Esclerosis múltiple en la tercera edad
La esclerosis múltiple en la tercera edad puede evolucionar de manera diferente a la que aparece en edades tempranas. Además, los tratamientos y cuidados deben ajustarse a las necesidades propias de esta etapa de la vida.
Cómo afecta el envejecimiento a la enfermedad
El envejecimiento complica el manejo de la enfermedad. Con los años, disminuye la capacidad del sistema nervioso para reparar daños y la progresión de los síntomas puede ser más marcada. También pueden aparecer otras enfermedades (hipertensión, artrosis, diabetes) que afectan a la movilidad o a la tolerancia a ciertos fármacos.
En ancianos que llevan años con la enfermedad, puede observarse una mayor dificultad para caminar, caídas frecuentes, pérdida de fuerza o problemas urinarios. Sin embargo, muchas personas logran mantener su independencia con los apoyos adecuados.
Tratamientos y cuidados especiales para adultos mayores
El tratamiento de la esclerosis múltiple en adultos mayores suele centrarse en aliviar los síntomas, mantener la calidad de vida y prevenir complicaciones. Los medicamentos inmunomoduladores pueden no ser siempre necesarios en fases avanzadas o en personas con síntomas estables desde hace años.
Además de la medicación, es importante cuidar la alimentación, realizar fisioterapia adaptada, mantener la mente activa y favorecer el bienestar emocional. En centros especializados, como los de Sanitas, se diseñan planes personalizados para acompañar a las personas mayores con esclerosis múltiple en su día a día.
¿La esclerosis múltiple puede desaparecer?
Una pregunta frecuente es si la esclerosis múltiple puede desaparecer. La respuesta es compleja: la enfermedad no tiene cura definitiva, pero sí puede entrar en periodos de remisión, con una mejoría significativa de los síntomas.
Remisión, brotes y evolución clínica
En las fases iniciales es común que se produzcan brotes (empeoramientos temporales) seguidos de periodos de remisión. Con el paso de los años, estos brotes pueden desaparecer y dar lugar a una forma más progresiva de la enfermedad, en la que los síntomas avanzan lentamente sin recaídas claras.
Algunas personas, tras décadas de evolución, estabilizan su situación y aprenden a convivir con la enfermedad sin un empeoramiento continuo. De ahí que escuchemos testimonios como “llevo 30 años con esclerosis múltiple”, reflejo de una convivencia adaptada a lo largo del tiempo.
Perspectivas médicas actuales
Hoy en día existen tratamientos que modifican la evolución de la EM y reducen la frecuencia de los brotes. Además, se investiga en nuevas terapias que podrían regenerar la mielina o bloquear la respuesta autoinmune. Aunque no se puede afirmar que la esclerosis múltiple desaparezca, sí es posible mejorar notablemente la calidad de vida y frenar su avance.