Los aparatos fijos de ortodoncia sólo se utilizan cuando se han cambiado todos los dientes de leche. Sin embargo, hay situaciones en las que por razones preventivas o fines interceptivos (problemas leves) se decide llevar a cabo tratamientos ortodóncicos aun cuando el niño tiene todavía la primera dentición o una dentición mixta. En tales casos se utilizan aparatos removibles que habitualmente se fabrican con materiales acrílicos y se fijan a los dientes posteriores mediante alambres.
Son aparatos que ayudan a corregir malos hábitos como el de chuparse el dedo, o a tratar defectos óseos concretos (alineación de los dientes definitivos, alteraciones del crecimiento maxilar o del paladar, entre otros) aprovechando el momento de crecimiento y desarrollo del niño.
Para que este tipo de tratamiento ortodóncico sea eficaz es esencial que los aparatos se lleven el mayor número de horas posible o al menos se mantengan las recomendaciones mínimas establecidas por el ortodoncista: algunos de ellos deben utilizarse toda la noche y un mínimo de 4-6 horas durante el día, mientras que otros, como es caso del arco dental (se utiliza para evitar la inclinación de los dientes), sólo por la noche.
Todos estos aparatos tienen como finalidad solucionar problemas de mordida que, de continuar progresando, en la edad adulta sólo podrían corregirse mediante tratamientos más complejos y que incluso podrán hacer necesaria la cirugía ortognática.