Las muelas del juicio o cordales suelen empezar a salir por término medio entre los 17 y los 21 años, aunque también puede ocurrir antes o después de este intervalo de edad, e incluso en algunos casos no llegan a salir nunca, pues puede decidirse extraerlas antes de que lo hagan en pacientes sometidos a tratamientos de ortodoncia con el fin de garantizar que, una vez alineados, los dientes no puedan ser desplazados nuevamente.
Pese a lo que se dice habitualmente, las muelas del juicio salen muchas veces sin que se advierta ningún síntoma. Si acaso, una ligera molestia en el momento de iniciarse su erupción. Esto es señal de que cuentan con el espacio necesario para salir sin problemas.
Pero si no es así, lo normal es que su erupción sea dolorosa y se produzca la inflamación de la encía, además de que puedan crecer torcidas al tener que abrirse paso y causar una infección que afecte a la mucosa o incluso al hueso, en cuyo caso se necesitará la intervención del odontólogo.
Lo mejor que se puede hacer al advertir que las muelas del juicio empiezan a erupcionar es ir a la consulta del odontólogo con el fin de que éste evalúe si tienen el espacio suficiente, si crecen torcidas o existe algún otro problema, como una infección.
Una radiografía le permitirá conocer con exactitud lo que va a pasar y, llegado el caso, recomendar su inmediata extracción para evitar que su crecimiento origine problemas maloclusivos al alterar la posición de otros dientes o la propia mordida en su conjunto.
La exodoncia (extracción) de las muelas del juicio suele realizar habitualmente en pacientes de edades comprendidas entre los 15 y los 25 años; y es raro que sea necesaria en personas mayores de 30. Lo normal es que el cirujano recomiende la extracción simultánea de las cuatro cordales y hacerlo lo antes posible, preferiblemente antes de los 20 años, ya que las raíces no han terminado de desarrollarse y por tanto la intervención es más sencilla y menos traumática para el paciente.
Por otra parte, la exodoncia tiene una mayor indicación en jóvenes que han seguido previamente un tratamiento de ortodoncia y que pueden ver comprometidos los resultados de la misma por el crecimiento inadecuado de las muelas del juicio.
