En muchas parejas que esperan un bebé, surge la duda sobre si tener el mismo tipo de sangre puede afectar al futuro hijo. La preocupación es lógica, ya que los tipos de sangre no solo definen características biológicas, sino que también pueden tener implicaciones en el embarazo. Una pregunta frecuente es: ¿qué pasa si la madre es O+ y el padre O+? ¿Puede haber algún riesgo para el bebé? ¿Pueden dos personas con el mismo tipo de sangre tener hijos sanos?
¿Qué pasa si la madre de un bebé es O+ y el padre O+?
Cuando ambos progenitores tienen sangre del tipo O positivo (O+), la genética ofrece un panorama bastante claro. Ambos padres tienen dos alelos O y el factor Rh positivo, lo que significa que su hijo también tendrá tipo de sangre O+ en la mayoría de los casos. O+ y O+ pueden tener hijos sin complicaciones derivadas del grupo sanguíneo.
Desde el punto de vista genético, esto implica que no habrá incompatibilidad ABO, una de las principales causas de preocupación en algunos embarazos. Además, al compartir el factor Rh positivo, se elimina el riesgo de incompatibilidad Rh.
Por tanto, si te estás preguntando qué pasa si la madre es O+ y el padre O+, la respuesta es tranquilizadora: la compatibilidad es total y el embarazo no presenta riesgos añadidos por esta causa.
La enfermedad por incompatibilidad Rh se presenta cuando la madre es Rh - y el padre Rh+. En estos casos, si el feto es Rh + puede producirse la enfermedad si hay contacto entre la sangre de la madre y la del feto, ya que se producen anticuerpos anti-Rh por parte de la madre que atravesarán la placenta y atacarán a la sangre del feto.
El riesgo de la incompatibilidad Rh es menor en el primer embarazo porque el bebé generalmente nace antes de la exposición a la sangre materna. Las dificultades se presentan cuando el factor Rh entra al sistema circulatorio Rh negativo de la madre durante el parto, y se desarrollan los anticuerpos maternos anti-Rh.
A partir del segundo embarazo, los anticuerpos que llegan al feto por la placenta (medio por el cuál existe un contacto entre la madre y el feto, que permite el transporte de alimentos, oxígeno, etc.), empiezan a causar destrucción de los eritrocitos fetales (los que transportan oxígeno y nutrientes al cuerpo). Si la destrucción de los eritrocitos es muy grave el feto puede tener consecuencias irreversibles y letales.
Como la producción de anticuerpos de la madre se inicia después del parto (unos tres días después), se puede evitar administrando una inmunoglobulina de Rh (RhIg) dentro de las 72 horas siguientes de cada parto o aborto, ya que los anticuerpos de esta medicación destruirán los hematíes fetales antes de que produzcan sensibilización de la madre y produzca sus propios anticuerpos. Su efecto dura unos meses, aunque es inefectiva en un 2% de los casos. La inyección debe de aplicarse también después de cada aborto.
¿Afecta al bebé que los padres tengan el mismo tipo sanguíneo?
La compatibilidad entre los padres respecto al tipo sanguíneo no suele suponer un problema en la mayoría de los casos. Sin embargo, conviene analizar otras combinaciones, como A+ y O+ o A y O, ya que en estos casos puede haber ciertas situaciones en las que el bebé herede un grupo sanguíneo diferente.
A+ y O+: ¿son compatibles para tener hijos?
Cuando uno de los padres es A+ y el otro O+, puede haber alguna diferencia en cuanto al grupo ABO que herede el bebé. Esto sucede porque una persona con sangre tipo A puede portar alelos A o A y O (es decir, ser AA o AO), mientras que la persona con sangre O solo aporta alelos O.
En este caso, el bebé podría heredar tipo A o tipo O, pero nunca tipo B ni AB. La compatibilidad A+ y O+ para tener hijos no es problemática desde el punto de vista clínico, ya que ambos progenitores comparten el factor Rh positivo, evitando posibles complicaciones derivadas de la incompatibilidad Rh.
No obstante, si la madre es A+ y el bebé resulta ser O, puede darse una incompatibilidad ABO, que podría causar un leve conflicto inmunológico, aunque en la mayoría de los casos se trata con facilidad y no representa un riesgo grave.
A y O: compatibilidad para tener hijos
¿Y qué pasa si solo sabemos que uno es tipo A y otro tipo O, sin conocer el Rh? En este caso, lo importante es identificar si alguno de los progenitores es Rh negativo, ya que ahí puede aparecer el verdadero problema.
Desde el punto de vista de los grupos sanguíneos, la combinación A y O es completamente viable para tener hijos sanos, aunque con una mayor probabilidad de que el bebé herede el grupo A o el O. Las posibles combinaciones de sangre del hijo son limitadas, y por tanto es fácil prever su grupo.
La compatibilidad entre A y O para tener hijos solo se vuelve relevante cuando se suma un Rh negativo en la madre y un Rh positivo en el padre, ya que eso puede derivar en incompatibilidad Rh, pero no por el grupo A u O en sí.
¿O+ y O+ pueden tener hijos sin riesgos?
Como hemos adelantado, dos personas con sangre O+ pueden tener hijos sin ningún riesgo relacionado con el grupo sanguíneo. Ambos padres solo pueden transmitir el alelo O, por lo que todos sus hijos serán tipo O.
En cuanto al Rh, al ser ambos positivos, también es imposible que el bebé herede un Rh negativo. Por lo tanto, esta combinación no plantea conflictos inmunológicos ni durante el embarazo ni en el momento del parto. Si estás en esta situación, puedes estar tranquilo: O+ y O+ son compatibles y seguros para tener hijos.
¿Puede un hijo tener tipo de sangre diferente a sus padres?
Una de las dudas más comunes que surgen al analizar la tabla de compatibilidad de sangre para tener hijos es si puede haber casos en los que el bebé tenga un tipo de sangre diferente al de sus padres. La respuesta es que sí, siempre dentro de ciertos límites genéticos.
Por ejemplo, una madre A+ y un padre B+ podrían tener un hijo AB, A, B u O, dependiendo de los alelos que porten cada uno. Pero si ambos padres son O, el hijo no podrá ser A, B o AB, ya que no existen alelos A ni B en esa combinación.
Esta es una cuestión puramente genética, que responde a las leyes de la herencia. El sistema ABO se basa en dos alelos (A, B o O), y cada padre aporta uno. Si conoces tu grupo sanguíneo y el de tu pareja, puedes predecir las posibles combinaciones de tu hijo. Sin embargo, si hay dudas o sorpresas, los análisis genéticos pueden confirmar la paternidad o aclarar cualquier error en las pruebas previas.
En cuanto al factor Rh, la situación es similar: dos padres Rh positivos pueden tener un hijo Rh negativo solo si ambos son portadores del alelo negativo. Pero dos Rh negativos no podrán tener un hijo Rh positivo.
Por tanto, sí puede ocurrir que un hijo tenga un tipo de sangre distinto al de sus padres, pero siempre dentro de las combinaciones genéticas posibles. Esto no implica ningún problema médico en la mayoría de los casos.
En resumen, dos personas con el mismo tipo de sangre pueden tener hijos perfectamente sanos. Combinaciones como A+ y O+, A y O, O+ y O+ o incluso A positivo y O positivo no implican riesgos directos, siempre que el factor Rh esté controlado.