En el séptimo mes de embarazo surgen nuevos síntomas. Por un lado se empieza a sentir con claridad las contracciones de Braxton Hiks, más conocidas como contracciones de falso parto y que al final del embarazo generarán alguna falsa alarma. Cuando se producen se endurece el abdomen para luego recuperar su estado normal. Pero no debe ser motivo de preocupación. También aumenta el flujo vaginal y el cansancio se deja sentir en algunos momentos del día.
Quedan tres meses para el parto y el feto comienza a preparase para la vida fuera del útero materno. Su cerebro se desarrolla intensamente formándose los pliegues de la corteza cerebral. Los pulmones son todavía inmaduros, pero se mueven como lo harían en el exterior, ralentizando el ritmo mientras duerme. Su cuerpo ya está proporcionado y se activa la autorregulación de temperatura, aunque esta no se perfeccionará hasta un tiempo después de nacer.
El desarrollo cerebral multiplica los gestos y los movimientos del feto: puede sonreír, bostezar, frotarse los ojos, chuparse el dedo e incluso tener hipo. Se mueve mucho y de manera especial cuando esta molesto. Es importante que la madre aprenda a identificar estos momentos y le calme acariciando su tripa y hablándole.
A lo largo del séptimo mes de embarazo el lanugo y la grasa que recubren el exterior de su piel empiezan a desprenderse y el feto puede adoptar la postura que tendrá en el momento del parto, encajando la cabeza en la pelvis. Ahora mide 25 centímetros y pesa 1,3 kilos.