Los aceites marinos son los que existen en pescados azules (salmón, caballa, sardinas, atún...), en mamíferos marinos (foca, morsa...) y en el fitoplancton del agua de mar. Se trata de la familia de ácidos grasos poliinsaturados denominada Omega-3.
Los más estudiados son el ácido docaexanoico (DHA) y el eicosapentoico (EPA). Se ha demostrado, a través de multitud de trabajos científicos, que son imprescindibles en muchos aspectos metabólicos de la vida celular.

El DHA es vital para la retina del ojo humano y el normal desarrollo cerebral en el feto, en la infancia y para su función normal durante toda la vida, al mejorar la vida de las células cerebrales, mejorando el comportamiento psíquico.
El DHA como el EPA se pueden convertir parcialmente el uno en el otro y poseen amplias y similares acciones beneficiosas:
- Disminución de la cifra de triglicéridos en sangre.
- Aumento del sistema de defensa (inmunológico).
- Acción favorable en las enfermedades autoinmunes (ciertos reumatismos articulares, afecciones renales, intestinales...).
- Acción antiinflamatoria y anticancerosa.
- Mejoría de las arritmias.
- Protección contra trombos.
- Inhibición de la lipogénesis (formación de grasa).
- Regulación de transmisión genética de la formación de grasa.
- Protección de los cartílagos articulares.
- Acción favorable cardiovascular y reguladora de la tensión arterial.
- Mejoría de calidad de la piel ("rejuvenecimiento").
Las calorías suministradas por los aceites marinos, son similares a las proporcionadas por las grasas animales.
Una ración normal de pescados azules tres veces por semana, incluida las conservas en aceite, aporta una excelente cantidad de estos aceites esenciales omega 3 y al menos compensa en parte una ingesta excesiva de grasas animales.
Las calorías suministradas por los aceites marinos, son similares a las proporcionadas por las grasas animales.
Suplementos de hasta 5 gramos de aceite marino (el aceite de foca posee una DHA de gran biodisponibilidad), están indicados en triglicéridos elevados, artritis reumatoide, deteminadas lesiones renales autoinmunes, protección postinfarto o by-pass coronario, colitis ulcerosa, trastornos depresivos, lesiones musculares y nerviosas...
Es conveniente tener precaución cuando se usan medicamentos anticoagulantes, antiinflamatorios o ginkgo biloba y en diabéticos.
Y siempre bajo el consejo y supervisión de un médico.