Las flemas o el exceso de moco producido en las vías respiratorias es un problema frecuente para muchos pacientes con alzhéimer u otro tipo de demencia en una fase avanzada. Conocer la frecuencia con que la persona las expulsa y los distintos tonos que pueden adoptar nos indicará cuándo debemos ir al médico.
El doctor Luis Arvelo Castro, neumólogo del Hospital Virgen del Mar y del Hospital Universitario Infanta Leonor, nos ayuda a entender este proceso. Ana recuerda cómo Célida, la cuidadora de su madre, las cazaba al vuelo. Ella sí que tenía práctica.
Cuando Ana daba de comer a su madre, enferma de alzhéimer en una fase muy avanzada, estaba muy atenta por si aparecía una para que no se le escapase, pero nunca pudo lograrlo. Célida, en cambio, tenía el record como cazadora de flemas. Una de ellas, la más grande, la guardó para enseñársela. Bromas escatológicas aparte, las flemas constituyen un problema frecuente en los pacientes con alzhéimer u otro tipo de demencias. Sobre todo, cuando la enfermedad avanza y comienzan a tener problemas para tragar y, además, no son capaces de expulsarlas porque su capacidad para toser ha disminuido. Es decir, no son capaces de activar los músculos respiratorios para lograr generar flujos de aire que expulsen el exceso de moco de los pulmones. Una acción que el organismo debe realizar porque su exceso dificulta la respiración y aumenta el riesgo de infección.
¿Qué es la flema y qué nos indica?
Toser moco no es normal y debería interpretarse como una señal de que algo no va bien. Por eso, es conveniente que los cuidadores registren en un diario cuando nuestro ser querido ha comenzado a toser moco, con qué frecuencia lo hace y de qué color es ese moco.
Si lo lleva haciendo durante unas semanas, es conveniente ponerse en contacto con el médico para averiguar la causa. Para facilitar la expulsión de la flema o el exceso de moco, hay una serie de remedios naturales que pueden ayudar al paciente. Sin embargo, lo importante es averiguar qué lo ha provocado. Pero antes de llegar a este punto empecemos por el principio.
¿Qué es el moco?
El moco está formado por un 95% de agua, un 3% de proteínas (incluyendo mucina -el principal componente del moco- y anticuerpos) un 1% de sal y otras sustancias. El moco produce un gel elástico y pegajoso que actúa como una barrera para la mayoría de los patógenos. Se encarga de atrapar células muertas, polvo y otras sustancias perjudiciales para el organismo.
Por lo tanto, en vez de mirarlo con asco, deberíamos verlo como lo que es: una sustancia protectora que se produce en varias partes del cuerpo, como la boca, los senos de la nariz, la garganta, los pulmones y los intestinos.
Cuando la estructura y la producción de mucina es normal, la mucosidad protege las distintas superficies de nuestro cuerpo y nos ayuda a vivir junto a muchos microbios. Sin embargo, si la producción de esa mucina es anormal y su estructura es diferente, entonces, la persona puede enfermar.
¿Cuáles son las principales funciones del moco?
- Hidratar. Según la Universidad de Harvard, se debe pensar en el moco como en la crema hidratante del cuerpo. Se encuentra en los tejidos que están dentro, revistiendo la nariz, los senos nasales, la boca.
- Proteger. La mucosidad es espesa y pegajosa, por lo que puede atrapar el polvo, las bacterias y otras sustancias no deseadas y evitar, así, que penetren en nuestro cuerpo.
- Luchar. El moco también contiene elementos del sistema inmunitario (como glóbulos blancos y anticuerpos) encargados de atrapar a los intrusos no deseados.
¿Qué diferencia hay entre el moco y la flema?
Esta distinción de conceptos se utiliza sobre todo con el paciente para que pueda distinguir de dónde procede su secreción. “Realmente, moco y flema es lo mismo. Lo que ocurre es que la gente se suele referir al moco como la mucosidad que procede de la vía superior. Es más de la nariz y de la vía aérea alta. La flema es un término que usa más para denominar la expectoración que procede del pulmón, de la vía aérea baja. Pero realmente es lo mismo”, precisa el doctor Luis Arvelo.
La flema, entonces, se suele identificar con un tipo de moco que se produce en los pulmones y en las vías respiratorias del tracto inferior (formado por la tráquea y, dentro de los pulmones, por los bronquios, los bronquiolos y los alvéolos).
La producción de moco en las vías respiratorias es normal. Pero si se produce un exceso de moco y un cambio en su estructura, la persona puede tener la necesidad de toser para expulsar esa secreción respiratoria. Cuando el individuo siente esa necesidad, entonces significa que algo en el organismo no funciona bien.
Durante una infección, el moco contiene virus o bacterias responsables de esa infección, pero también posee células del sistema inmunitario (glóbulos blancos) que le ayudan a luchar.
En general, el moco es claro y delgado y no se tiene que notar, pero si la persona enferma porque sufre un resfriado o una infección, el moco puede espesarse y cambiar de color.
¿Qué causas provocan que el organismo produzca un exceso de flema?
“Lo primero que tenemos que aclarar es que todos tenemos algún tipo de mucosidad. Contamos con una mucosidad normal, fisiológica. ¿Qué puede producir que tengamos más mucosidad? En general, algunas enfermedades. Pero también procesos ambientales, cambios de estación, la contaminación, ciertos alérgenos [sustancias responsables de las reacciones alérgicas]. Hay causas externas que pueden alterar e inflamar los bronquios, por ejemplo, la mucosidad que viene de la nariz y, a veces, llega hasta el pulmón. También puede deberse al reflujo gastroesofágico producido por el contenido gástrico que sube al esófago y resulta muy irritante para los bronquios y para el pulmón. Este reflujo puede generar, incluso, neumonías, fibrosis, es decir, enfermedades. Por eso, hay que tenerlo muy en cuenta.”, asegura el doctor Luis Arvelo Castro.
¿Qué puede indicar que la persona al toser expulse flemas?
“Expectorar puede ser normal. Todos podemos toser y expectorar, lo que nos debería poner en alerta es la frecuencia con que expectoramos y la coloración del esputo. Si es verde, marrón e, incluso, rojo debemos consultar al médico. Si al toser expulsamos mucosidad blanquecina, eso es normal. Puede ser que, por la noche, dependiendo de la edad de la persona, si, por ejemplo, es obesa o tiene sobrepeso, puede que respire peor y que no llegue suficiente aire a determinadas zonas del pulmón, en esa zona puede que la flema se estanque. Cuando esa persona se despierta y cambia de posición, puede que salga la flema. ¿Esa flema indica que hay una alteración? Pues no. Más que la flema, lo importante es su coloración y la frecuencia”, explica el neumólogo Luis Arvelo.
¿Cuándo debería preocuparse una persona?
“Si todo el día está expulsando flemas, eso es un indicio de que la situación no es normal. Si expectoras mañana, tarde y noche, eso no es normal. Puedes expectorar un poco en la mañana después de despertarte. Eso le pasa a mucha gente, y puede ser normal. Lo que no es normal es que te pases expectorando todo el día. Si pasa eso, hay que buscar la causa”, añade el Dr. Arvelo.
Las personas mayores, a partir de 65 años ¿expectoran más flemas?
“Puede que esa persona tenga más expectoración por la mañana. Pero eso no tiene por qué ser patológico. Esto puede ser debido a que, cuando se tumba por la noche, el pulmón no se ventila bien. Por ser mayor no tienes que expectorar y tener flemas verdes u oscuras ni tienes que tener infecciones de forma más frecuente. Eso no es normal. Si eso pasara, hay que buscar la causa”, señala el Dr. Arvelo.
¿La persona con demencia tiene una mayor propensión a generar más flemas?
“La demencia influye en la capacidad de tragar que tenga la persona. Si la persona sufre disfagia [dificultad para tragar], eso genera flemas porque hace microaspiraciones. Al no tragar bien, hay probabilidad de que esa comida pueda llegar al pulmón y cause infecciones. Dependiendo del nivel de alerta que conserve la persona con demencia puede ser que tenga un peor manejo de las secreciones”, afirma Dr. Arvelo.
Pero la disfagia y lo avanzado que se encuentre la demencia no son los únicos factores que pueden influir en que esa persona genere flemas, la falta movilidad también afecta negativamente. “Si la persona tiene menor movilidad, un hecho frecuente en las personas con demencia, es más fácil que el aclaramiento mucociliar sea deficiente [sistema que permite que el moco se renueve en la nariz, impidiendo que se acumulen secreciones y se favorezcan las infecciones] y haya zonas en las que la flema se quede atascada o se ponga densa porque no se movilice adecuadamente dentro de los pulmones”. Esa flema, que se ha quedado atrapada en el pulmón y que es más densa, tiene más riesgo de infectarse debido a su densidad. Es un caldo de cultivo para que los microorganismos aniden allí y se desarrolle una infección.
“Para evitar que esto suceda” -continúa el doctor Arvelo- “es muy importante expectorarlas, pero más importante aún es que se movilicen. Yo veo muchos pacientes mayores en la consulta y lo primero que les digo es que se muevan más y que hagan ejercicios respiratorios. Esos ejercicios, aunque no le hagan expectorar, que es uno de los objetivos, por lo menos movilizarán la flema dentro pulmón, evitando que se desarrolle una infección bacteriana. El movimiento hace que el fluido no se ponga más denso y, así, se evita que el microorganismo prolifere y comience a desarrollarse una infección. Aunque hay que tener en cuenta más factores, como el sistema inmunológico y las comorbilidades que tenga esa persona. Pero está demostrado que la gente con una vida más activa, que camina más y hace ejercicios respiratorios, evita infecciones”.
Para el doctor Arvelo, la piedra angular para lograr que el paciente expectore y no tenga las flemas atascadas es practicar ejercicios respiratorios. Él recomienda que la persona haga dos veces al día estos ejercicios durante 10 o 15 minutos cada vez. Se pueden hacer por la mañana y por la noche o por la mañana o por la tarde. También es importante que la persona lleve una vida activa.
En el caso de una persona con demencia con una movilidad limitada, es importante que el cuidador trate de ponerle de pie. Si está todo el día sentado es necesario que cambie de posición, porque estar todo el día en una silla o en un sofá o tumbado predispone a que el pulmón no esté bien ventilado. También es muy importante la hidratación. Tomar mucha agua está demostrado que favorece la expulsión de las flemas.
¿Por qué una persona con alzhéimer puede no ser capaz de expulsar la flema?
La tos se produce cuando los nervios del sistema respiratorio se estimulan química o mecánicamente. Después, se envía un mensaje a los músculos respiratorios indicándoles que se contraigan para obligar al cuerpo a expulsar, con la fuerza del aire, esa sustancia extraña. Cuando el mecanismo que desencadena la tos ya no está activo, entonces nos enfrentamos con problemas como la aspiración, la infección respiratoria y la neumonía. A medida que la demencia avanza, los pacientes pierden la capacidad de toser cuando necesitan aclararse la garganta porque tienen alimentos o líquidos en la tráquea o una acumulación de moco. Su cerebro ha perdido la capacidad de transmitir a los músculos respiratorios ese mensaje que les indica que se tienen que contraer. Y esto puede contribuir a que la persona con demencia muera.
El cerebro es el “centro de control” del cuerpo. Lo que significa que el cerebro no puede sufrir daños graves sin que eso impacte en el resto del cuerpo. “El cerebro y el resto del cuerpo no se pueden separar. Hay un punto en que la demencia afecta al cerebro de tal manera que el cuerpo ya no puede sostener la vida”, afirma Elaine Eshbaugh, profesora de Gerontología y Estudios familiares de la Universidad del Norte de Iowa.
¿Qué puede indicar el color de la flema?
La Clínica Cleveland distingue siete colores diferentes.
- Flema transparente. Significa que la persona se encuentra bien. La mayoría de este moco cae por detrás de la garganta y se disuelve en el estómago.
- Flema blanca. La persona puede estar congestionada. Los tejidos hinchados e inflamados de la nariz frenan el flujo del moco, provocando que la humedad de la sustancia pegajosa se pierda y, por lo tanto, sea más espesa y turbia. Podría ser un signo de que la persona sufre una infección o un catarro. Para el doctor Arvelo, el color blanco indica normalidad.
- Flema amarilla. La infección o el catarro está progresando. Las células que combaten las infecciones están luchando. Entre los miembros de este ejército, se encuentran los glóbulos blancos, que proporcionan una tonalidad amarilla al moco.“Si habitualmente la flema de esa persona es blanquecina y luego se pone amarilla, hay que vigilarla. Este signo no es motivo para que el paciente vaya urgentemente al médico, pero hay que vigilar que no se vuelva verde”, afirma el Dr. Arvelo.
- Flema verde. El sistema inmune está contraatacando la infección. El moco está espeso y contiene glóbulos blancos muertos y otros restos de sustancias procedentes de la batalla que está librando. La persona debería acudir al médico, especialmente si, además, presenta otros síntomas, como fiebre o náuseas, dado que podría sufrir una sinusitis o una infección bacteriana.
“Hablando de infección, lo más preocupante es el color verde. Probablemente, haya que hacer un cultivo de la flema o una radiografía, entre otras pruebas”, señala Arvelo.
También hay que tener en cuenta que las personas mayores pueden expectorar flemas de color verde, pero no tener fiebre. Muchos adultos mayores con neumonía suelen tener otros síntomas, como pérdida de apetito, somnolencia o se encuentran más cansados. El desarrollo de la enfermedad es más progresivo.
- Flema rosa o roja. Esta tonalidad significa que contiene restos de sangre. Podría ocurrir que algún tejido se ha roto debido a que está irritado o demasiado seco.
“Si el paciente tiene flemas rojas, habría que hacer un escáner, preferentemente el mismo día, para ver si tiene un sangrado en el pulmón, porque eso es más grave”, añade el Dr. Arvelo.
- Flema marrón. También podría contener restos de sangre. O podría ser debido a algo que se ha inhalado, como suciedad, tabaco en polvo o pimentón.
- Flema negra. Si la persona no es fumador o consumidor de drogas ilegales, el moco negro puede estar provocado por una infección de hongos. Este tipo de infecciones se producen en personas con un sistema inmune debilitado. Lo mejor es consultar cuanto antes al médico.
¿Cuándo se debe acudir al médico?
Una enfermedad no se puede diagnosticar según el color de flema que expulse esa persona. Aunque la flema sea más densa o tenga un color amarillo no siempre indica que la persona esté desarrollando una infección. Y en el caso de que se tratara de una infección, con el color de la flema no se puede determinar si la causa es debida a un virus, a una bacteria o a otro tipo de patógeno. O si es debido a una alergia.
Si la persona expulsa moco verde y experimenta otros síntomas, como fiebre, escalofríos, falta de aire, pitos y ruidos en el pulmón, falta de apetito, está más cansado o somnoliento o tiene dolor sinusal (dolor de cabeza en los senos nasales- numerosos espacios huecos pequeños que se encuentran en los huesos que rodean la nariz) debe visitar a un médico.
Si el esputo es de color rojo, marrón o negro o espumoso, debe acudir rápidamente a un médico, dado que podría tratarse de una afección más grave.
Enfermedades que pueden provocar un aumento de la flema
Existen varias afecciones que se asocian con el aumento de esputo.
- Infección respiratoria: cualquier persona puede experimentar un aumento de la mucosidad en los pulmones debido a una enfermedad respiratoria.
El aumento de flema se produce porque los pulmones reaccionan ante los organismos infecciosos aumentando la producción de esta sustancia para ayudar a destruir a los microorganismos invasores.
- La neumonía es una infección pulmonar cuyo grado de gravedad puede variar de leve a potencialmente mortal. Suele estar provocada por una infección viral, bacteriana o micótica (producidas por hongos) o por aspiración (inhalación) de una sustancia que llega a los pulmones.
Esta última se suele producir cuando los pacientes sufren disfagia (dificultad para tragar), un trastorno que afecta a muchas personas con alzhéimer en una fase avanzada.
La neumonía provoca una inflamación de las vías respiratorias y de los alvéolos (sacos de aire que están en los pulmones y en los que se intercambia oxígeno y dióxido de carbono, cuando se respira). Esta infección puede hacer que los alvéolos se inflamen y se llenen de líquido. Cuando el paciente tose se debe a que su cuerpo está tratando de expulsar ese líquido.
En algunos casos de neumonía, en los más leves, la enfermedad puede afectar a solo un lóbulo (una sección) de un pulmón, mientras que en los casos graves pueden verse afectados los cinco lóbulos. En el caso de que la neumonía sea viral, puede estar provocada por la gripe, el virus respiratorio sincitial (RSV) o la COVID-19. Si la neumonía es bacteriana, suele deberse al Streptococcus pneumoniae.
Los adultos mayores de 65 años tienen un mayor riesgo de desarrollarla y de sufrir casos más graves. Por eso, a estas personas se les recomienda que se pongan la vacuna del neumococo conjugada 13 valente.
“La gravedad de una neumonía depende de la comorbilidad del paciente y de su edad. Si el paciente es mayor, la neumonía puede presentar un cuadro grave”, señala el Dr. Arvelo.
- Asma: esta enfermedad se caracteriza por provocar episodios en los que la persona experimenta dificultad para respirar. Esta dificultad puede estar provocada por cambios climáticos, por partículas que están en el aire, por el polen, por esporas de moho o por la caspa de las mascotas.
La persona tiene problemas para respirar porque sus vías respiratorias (los conductos que llevan el aire a los pulmones) se estrechan. Durante un ataque de asma es posible que el enfermo sufra una hipersecreción de moco. La persona que padece esta enfermedad a menudo presenta sibilancias (sonidos agudos que se producen durante la respiración cuando las vías respiratorias están parcialmente bloqueadas).
- Bronquitis: se produce cuando las paredes de los bronquios (conductos que llevan el aire a los pulmones) se inflaman o se irritan. El síntoma principal es una tos persistente que puede ir acompañada de moco o no.
Hay dos tipos de bronquitis: la aguda, que se desarrolla de forma repentina y que generalmente está provocada por una infección respiratoria viral, como por un resfriado o por una gripe, y la crónica.
La bronquitis crónica es un tipo de EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Se trata de una afección que se desarrolla con el tiempo y, generalmente, es provocada por el tabaco. Este tipo de bronquitis suele ir acompañada de un exceso de producción de moco en los pulmones. Uno de los síntomas que determina su diagnóstico es la producción de esputo todos los días durante, al menos, tres meses.
Si la infección se agrava, la producción del moco puede aumentar incluso más de lo normal.
- EPOC. Se trata de una enfermedad pulmonar inflamatoria crónica que provoca que el flujo de aire en los pulmones se obstruya. Entre los síntomas más comunes se encuentran: dificultad para respirar, opresión del pecho, tos, producción de moco, sibilancias, infecciones respiratorias frecuentes e hinchazón en tobillos, pies o piernas. Suele ser provocada por exposición a gases irritantes durante un largo plazo o por el humo de los cigarrillos.
El enfisema y la bronquitis crónica son dos de las enfermedades que contribuyen a la EPOC.
El enfisema es una enfermedad que afecta a los alvéolos (unos diminutos sacos de aire que hay en el pulmón y donde se produce el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono). Debido a este daño, el aire queda atrapado, disminuyen los niveles de oxígeno en la sangre y aumentan los niveles de dióxido de carbono.
- Bronquiectasia: es una enfermedad provocada por un ensanchamiento de las vías respiratorias, incluidos los bronquios y los broquiolos (pequeños tubos que se ramifican a partir de los bronquios y que van disminuyendo progresivamente con cada subdivisión). Puede estar provocada por varias infecciones pulmonares frecuentes, por tuberculosis o enfermedades congénitas, como la fibrosis quística. Al toser, la persona suele expulsar un esputo espeso y maloliente.
- Edema pulmonar: una afección grave que se produce cuando el exceso de líquido comienza a llenar los alvéolos. Este líquido les impide que el oxígeno, que entra con cada inspiración, atraviese los alvéolos y llegue a la sangre. Y que el dióxido de carbono, que viene de los tejidos y viaja por la sangre, atraviese los alvéolos y se expulse del cuerpo durante la espiración.
Esta enfermedad suele ir acompañada de tos y de un esputo espumoso y rosado debido a la presencia de sangre.
No olvidar: la flema es un indicado
- Un aumento en la cantidad de flema provoca malestar, dificultad para respirar y un mayor riesgo de sufrir infecciones, lo que puede dañar aún más los pulmones.
- Hay que vigilar la frecuencia con que se expulsa la flema. Expectorar mañana, tarde y noche, no es normal.
- Un cambio en el color, el espesor y la pegajosidad del esputo pueden ser un signo de que la enfermedad está cambiando. Si la flema es de color verde es posible que haya una infección.
- Si se observan esos cambios, lo mejor es acudir a un médico.
La piedra angular para lograr que el paciente expectore es practicar ejercicios respiratorios. Tomar mucha agua también favorece la expulsión de la flema.
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