Reconocer los síntomas que preceden la muerte de un ser querido puede parecer duro, pero lo cierto es que solo así podremos ayudarle a que viva esos momentos con el mayor confort posible. Ese conocimiento, además, nos permitirá despedirnos.
La situación de final de vida suele ser un proceso que comienza entre uno y tres meses antes de que se produzca. Es difícil saber cuándo llegará la muerte porque cada persona lo experimenta de un modo distinto. Hay una serie de signos que suelen ser comunes. Sin embargo, habrá casos en los que se puedan reconocer todos o muchos de ellos y otros en los que se identificarán sólo algunos.
- Cambios físicos. El proceso de envejecimiento va acompañado de ciertos cambios. La piel, por ejemplo, se vuelve fina y pálida y en las manos, los pies y el rostro aparecen manchas oscuras. Su altura disminuye. El pelo también puede volverse fino. Y los dientes pueden decolorarse o aparecen manchas oscuras.
- Su mundo externo comienza a hacerse más pequeño. No quiere salir de casa o de su cama.
- Aumenta el tiempo en que permanece dormido. Esta situación puede ser angustiosa para sus familiares, pero hay que comprender que el esfuerzo físico que realiza una persona que se aproxima a la muerte es agotador. Todas sus fuerzas se invierten en permanecer vivo. Cuando se encuentre más cerca del final, posiblemente, aumente el tiempo en que está inconsciente.
- El apetito disminuye. El cuerpo sabe que ya no necesita alimento para mantenerse activo. Las personas que se acercan a la muerte pierden su deseo por comer o beber. Empiezan a perder peso, algunas veces, rápidamente. Es importante no forzarles a comer o beber si no quieren. Es conveniente seguir las recomendaciones de las enfermeras.
- Cambia su lenguaje. Nuestro familiar quizá empiece a hablar de irse, volver a casa, recogerse, ir de vacaciones…hacer un viaje. Quizá comience a dar las gracias a sus seres queridos: un modo de preparar la despedida.
- Últimos deseos. A veces desean hacer algo especial, como visitar un sitio o rodearse de sus flores favoritas o oír cierta música o tener las fotografías de su familia cerca o contactar con alguien que ha sido importante en sus vidas.
Es conveniente familiarizarse con las etapas de este viaje porque solo así podremos ocuparnos de que nuestro ser querido reciba todo nuestro cariño. Si sabemos reconocerlas podremos reservar tiempo para él. Y, no nos engañemos, ese tiempo también será para nosotros. Despedirse de una persona a la que amas es una experiencia que nos transmitirá mucha paz.
A continuación, te explicamos detalladamente estos signos y otros trámites importantes que debes tener en cuenta en esta etapa.
El apoyo espiritual ayuda a la persona que va a morir
Los cuidados que una persona recibe al final de su vida no solo deben cubrir sus necesidades físicas, también deben ocuparse de sus necesidades emocionales, sociales y espirituales.
Lo más conveniente sería preguntar a nuestro ser querido qué tipo de apoyo le gustaría tener. Si es religioso, y si él nos lo pide, podríamos facilitarle el encuentro con un sacerdote para que le proporcionara el consuelo y la paz que quizá esté buscando.
Blanca Díaz Flores, psicóloga del Centro Residencial Marqueses de Linares, ha acompañado a muchas personas en esta última etapa. Estas experiencias le han llevado a ser sumamente observadora y respetuosa con sus deseos. Reconoce que las oraciones muchas veces le han servido para conectar.
“Recuerdo el caso de una persona muy joven que murió en nuestro centro debido a un cáncer. Tendría unos 74 años. Era muy religiosa, pero me decía que se le había olvidado rezar. Cuando lo intentaba se quedaba bloqueada. Le imprimí varias oraciones, y se alegró muchísimo. Pero, al cabo de un tiempo, observé que olvidaba que tenía los papeles y, por lo tanto, seguía sin rezar. Así que cuando estaba con ella, rezábamos juntas. Esa acción le proporcionaba mucha tranquilidad. Era una persona que sufría mucho dolor y tenía que tomar mucha medicación. En esos momentos, sin embargo, se observaba una paz en su rostro… Me acuerdo que me decía: ‘cómo te podría agradecer lo que estás haciendo por mí”, afirma Blanca Díaz.
Durante esta etapa, antes de tomar cualquier iniciativa, Blanca recomienda hablar previamente con la persona para conocer sus preferencias. “Si la persona tuviera otra religión, no le propondría orar juntos. En mi experiencia, incluso, los que no son practicantes desean aferrarse a algo. Entonces, les digo: ¿Quieres que me siente contigo y recemos un padre nuestro? Y no me dicen que no”, continúa.
En otras ocasiones, evocan a su madre. “Después de la religión, lo que más tranquiliza es hablar de su madre. Aunque la persona sufra demencia, a veces, la recuerda. Si la mencionan, me agarro a ella. Les digo que se imaginen el abrazo de su madre. O les pregunto: ‘si estuvieras con ella, qué es lo que harías’. A veces, me comentan algún plato que hacía o una crema que usaba. Me describen el aroma, las sensaciones… Yo creo que hasta llegan a sentirlo. Esas imágenes les relajan muchísimo. Imagínate lo que es volver a estar otra vez con tu madre”.
Algunas personas que se acercan a la muerte, les gusta mirar antes hacia atrás y hacer un balance. “Hay quien ha tenido una vida muy feliz y le encanta hablar de ella. A muchas personas mayores les gusta explicar su trayectoria, recordar su infancia, recrearse en algunos momentos. Otras lo evitan porque los recuerdos les hacen sufrir. Igual han perdido a sus padres o a sus hermanos en la guerra. Hay personas a las que les ha faltado cariño. Recuerdo que la persona que te comentaba antes, nunca estuvo muy apegada a su madre. Cuando conversábamos, me preguntaba si yo creía que podía deberse a su carácter. Nunca antes lo había verbalizado y, en ese momento, necesitó hacerlo”.
Blanca, tras acompañar a muchas personas durante este proceso, tiene una fórmula grabada: máximo respeto y hablar lo justo. “Hay que evitar mencionar cualquier cosa que pueda hacerles sufrir. Hay personas que no se hablan con algún hijo. Respeto al máximo esa decisión. A veces, al hijo le comento que piense bien si no quiere restablecer esta comunicación porque su madre se va a ir y no va a tener otra oportunidad. Siempre escucho y respeto. Nunca doy un paso más. Nunca juzgo. Mi papel es acompañar, y hacerlo siempre desde el respeto”.
Organizando el final: la muerte
Antes de llegar a la situación de final de vida, sería bueno mantener una conversación con nuestro ser querido para conocer sus deseos y, así, poder respetarlos. A los familiares les ayudaría saber si su ser querido quiere ser enterrado o incinerado, si desea donar sus órganos, y si ha hecho testamento, entre otros temas.
En primer lugar, sería conveniente conocer si nuestro familiar tiene un seguro de decesos para cubrir su funeral y dónde se encuentra la póliza. No estaría de más leer los términos del contrato, incluida la letra pequeña, ahora que se está sereno. También, sería conveniente conocer si nuestro familiar tiene un seguro de vida o si algunas de las tarjetas de crédito tienen asociadas un seguro de este tipo.
Deberíamos preguntarle si quiere ser enterrado o incinerado. Y si ha hecho testamento y, si es así, quién ha sido el notario encargado.
En el caso de que no se cuente con un seguro, es conveniente decidir con tiempo qué funeraria se va a encargar del entierro.
Pero la muerte es un tema tabú en nuestra cultura. Especialmente, explica Blanca, cuando se tienen hijos porque con ellos nunca se da el momento adecuado para hablar de este tema. “Siempre lo rehúyen. Dicen: ‘no vamos hablar de eso hoy’. Y,un día por otro, nunca lo abordan”.
“Se cree” -continúa Blanca- “que si se habla de la muerte, se anticipa, y eso es un error”.
La mayoría de los mayores, en cambio, tienen la muerte muy presente. Han visto fallecer a los padres, han visto morir a algunos de sus hermanos. En ocasiones, han visto hasta irse a alguno de sus hijos. “Recuerdo un matrimonio, en el que él falleció primero. Antes de que muriera, lo organizamos todo, y eso le dio mucha tranquilidad. Me decía: ‘yo con mi hijo no puedo hablar de esto, siempre me corta’. Los mayores hablan abiertamente de la muerte. A veces, te piden que quieren ver a alguien o que les gustaría que los llevaran a su pueblo. Hay personas que organizan hasta sus flores. Hablan de ello con total normalidad”.
Por eso, Blanca no entiende por qué la familia no cuenta con ellos, por qué incluso les oculta el diagnóstico cuando lo quieren saber. “Hay veces que la familia no quiere comunicar que la situación ha llegado al final, que la persona no tiene tratamiento. O se aferran a que en su momento se le informó, pero lo que ocurre es que la persona lo ha olvidado porque en ese instante estaba en shock, y sus familiares no quieren volver a recordárselo. Entonces, la persona me dice que quiere saber la verdad, que nota que su familia le oculta algo. En ese caso, hablo con sus familiares y les comento que su ser querido está pidiendo ser informado. En ocasiones, la familia entra en conflicto, y deja al margen lo que desea su ser querido. Si la persona ha decidido que yo haga de enlace, se lo traslado a sus familiares para que lo sepan. Antes, ha habido muchas horas de escucha, en las que yo le he preguntado: si usted tuviese una enfermedad grave ¿lo querría saber? Si me dice que sí, informo a la familia”.
Ante estas situaciones, no existe una única manera de proceder. “Si la persona no quiere saberlo, yo lo respeto. A veces, cuando vienen de una cita médica, pregunto cómo ha ido. En ocasiones, me han dicho: ‘No sé. Me he quedado fuera’. Y, cuando he vuelto a preguntar por qué se había quedado fuera, me han dicho que no querían conocer el diagnóstico”.
Testamento vital
Es conveniente dejar por escrito qué cuidados y tratamientos se desea recibir en caso de sufrir una enfermedad terminal o un accidente. En este documento, también conocido como documento de instrucciones previas o de voluntades anticipadas, se especifica si se quiere recibir asistencia religiosa o no, si se desea ser incinerado o enterrado y si se quiere donar el cuerpo o los órganos a la ciencia.
De esta forma, se deja constancia de los deseos de esa persona, para evitar que otros tomen decisiones cuando ya no pueda hacerlo.
Este documento también evita que surjan conflictos entre el personal sanitario y la familia respecto a los tratamientos y los cuidados médicos.
Trámites que hay que hacer cuando una persona muere
Obtener el Certificado Médico de Defunción si nuestro ser querido fallece en su domicilio. Para ello, habrá que avisar a su centro de salud para que acuda un médico. Si la hora en la que muere, no se encuentra dentro del horario de atención, habrá que llamar a los servicios de emergencia (112). En el caso de que nuestro familiar quiera ser incinerado, deberemos decírselo al médico para que deje constancia de ello en el certificado, por si hubiera circunstancias que condicionasen la cremación (marcapasos, prótesis). Es conveniente pedir varios Certificados de Defunción porque se necesitarán para llevar a cabo diversos trámites.
Inscribir su defunción en el Registro Civil. Hasta que no se realice la inscripción del fallecimiento, no se expedirá la licencia para el entierro, que permite dar sepultura o incinerar el cadáver. Este procedimiento se debe realizar en las 24 horas siguientes al fallecimiento. Para ello, se necesita el DNI o pasaporte de la persona fallecida y rellenar un formulario. La funeraria se suele encargar de ello.
En el caso de que nuestro familiar quiera ser enterrado, es conveniente saber dónde quería ser sepultado, si cuenta con una tumba y si se dispone de lápida.
Cuando se decida qué funeraria se va a contratar, tendremos que elegir el ataúd, la lápida y los detalles de la ceremonia. Las funerarias se suelen encargar de trasladar el cuerpo, manipularlo y acondicionarlo y del tanatorio-velatorio.
Un cuerpo no puede ser enterrado o incinerado hasta que no pasen 24 horas desde que ha fallecido ni después de que hayan pasado 48 horas.
Síntomas que preceden a la muerte: cambios mentales y de comportamiento
Cuando una persona se da cuenta de que la muerte se acerca, comienza a separarse del mundo. Puede rechazar las visitas de los amigos y familiares. Le puede resultar difícil interactuar. En esta etapa también le puede gustar recordar su vida, su infancia.
Cómo le puedes ayudar
Deja que sus amigos y familiares le visiten cuando tu ser querido quiera. Debemos respetar sus deseos. Hay personas que no quieren que otros las vean morir y prefieren aislarse.
Síntomas que preceden a la muerte: cambios físicos
Duerme más
Varios meses antes de que se acerque el final, la persona puede dormir más de lo habitual. A medida que la muerte se aproxima, el metabolismo del cuerpo disminuye. Cuando el suministro de energía baja, la fatiga y el cansancio se apoderan de su cuerpo.
Cómo le puedes ayudar
Lo mejor es dejar que nuestro ser querido duerma cuanto quiera. Para evitar que desarrolle escaras, intentemos que se levante de la cama en algunos momentos. En el caso de que ya no pueda, debemos ayudarle a cambiar de posición cada 2 o 3 horas, alternando que esté boca arriba con estar tumbado del lado derecho y del lado izquierdo. Debe mantener una inclinación de unos 30 grados.
Come y bebe menos
Las personas, que están cerca de la muerte, suelen perder el interés por la comida, incluso, por sus platos favoritos. Días antes de fallecer, pueden dejar de comer o beber por completo.
Cómo le puedes ayudar
Déjale que coma cuando tenga hambre. No le insistas. Es muy importante que nos ocupemos de que esté bien hidratado. Moja un paño con agua fría y utilízalo para humedecer sus labios. Utiliza bálsamo labial para impedir que sus labios se resequen. Habla con la enfermera para te aconseje la mejor manera de mantenerle hidratado.
En el caso de que muestre interés en comer, ofrécele alimentos blandos que sean fáciles de digerir. Déjale todo el tiempo que necesite, no le metas prisa. Puedes darle batidos ricos en proteínas. Si tiene problemas para tragar, hay algunos que contienen espesante.
Cambios en los signos vitales
La presión arterial baja y los latidos del corazón se vuelven irregulares y difíciles de detectar. A medida que desciende la presión arterial, los riñones también dejan de funcionar. La orina se vuelve oscura, de color marrón. La persona también puede tener fiebre.
Cómo le puedes ayudar
Estos cambios no son dolorosos, por lo que no hay que hacer nada con estos signos. En cuanto a la fiebre, consulte con el médico o la enfermera. Un paño fresco sobre la frente le puede aliviar.
Sus deposiciones cambian
A medida que nuestro ser querido come menos y bebe menos líquido, las deposiciones se vuelven más pequeñas e irregulares. La micción puede volverse infrecuente. Cuando deje de comer y beber por completo, es posible que no necesite ir al baño.
Cómo le puedes ayudar
Se trata de un proceso natural, así que no te alarmes si deja de ir al baño. Los cambios en el color de la orina también son normales. A medida que la función renal va cesando, la producción de orina puede disminuir o detenerse. Si cuentas con un equipo de cuidados paliativos, puede que los profesionales usen un catéter, un tubo largo y delgado que se puede colocar en la vejiga para drenar la orina.
Disminuye la temperatura corporal
En los últimos días, la circulación sanguínea se dirige hacia los órganos vitales. Eso significa que la sangre que llega a las manos, los pies y las piernas se reduce considerablemente. Por eso, la piel y las extremidades pueden estar frías cuando se las toca. La piel parece más pálida. Con el tiempo, esa reducción de la circulación puede provocar que la piel tenga unas manchas de color azulado.
Cómo le puedes ayudar
Aunque la piel o las extremidades estén frías puede que su ser querido se encuentre bien. A veces, una manta ligera es suficiente para mantenerle caliente.
Decoloración y manchas en la piel
Debido a los problemas de circulación, pueden aparecer manchas de color violáceo o rosado oscuro en la espalda y en la parte posterior de los brazos y de las piernas.
Cómo le puedes ayudar
Manteniendo las sábanas limpias y secas y evitando que los empapadores de cama rocen directamente su piel. Si tu ser querido lo tolera, deberías aplicarle una loción hidratante para proteger su piel.
Hinchazón de pies, tobillos y manos
Varias enfermedades crónicas contribuyen al edema (una hinchazón provocada por un exceso de líquido atrapado en los tejidos del cuerpo) en los pies y las manos, como la insuficiencia cardíaca crónica, la insuficiencia renal y la enfermedad hepática.
El edema también puede estar provocado por una desnutrición proteica.
Cómo le puede ayudar
Eleva ligeramente las piernas de tu ser querido y pregunta a la enfermera de qué forma puedes aliviarle.
En el caso de que tu ser querido tenga un déficit de proteínas, ofrécele alimentos enriquecidos con proteínas para ayudarle a disminuir la hinchazón.
Debilitamiento de los músculos
En los últimos días, los músculos pueden debilitarse mucho. Tareas sencillas, como levantar un vaso de agua o darse la vuelta en la cama pueden resultarle muy difíciles.
Cómo le puedes ayudar
Haz todo lo posible para que tu ser querido se sienta lo más cómodo posible. Si necesita beber agua, acércale el vaso a su boca. Si necesita darse la vuelta, ayúdale a girarse en la cama.
Problemas respiratorios
Cuando se acerca el final, la mayoría de las personas comienzan a experimentar cambios en la respiración. La persona puede seguir un patrón distinto que se caracteriza por inhalaciones rápidas y profundas seguidas de una pausa, en la que la respiración se detiene temporalmente (apnea). Luego el ciclo comienza otra vez. Este tipo de respiración se denomina Cheyne Stokes.
También se puede producir un aumento de las secreciones en la garganta lo que puede generar ruidos a la hora de respirar, conocidos como los estertores. A veces suenan como un ruido húmedo, otras como un suave gemido que se emite con cada respiración o como un gorgoteo o un ronquido fuerte. Esto se produce porque la persona ya no puede eliminar las secreciones, como la saliva y la flema, de la parte posterior de la garganta.
Los estertores indican un desenlace cercano. De media, la persona puede vivir unas 23 horas después de que comienzan.
A menudo las personas bostezan, incluso, cuando están inconscientes o semiconscientes. Parece ser que bostezar ayuda a llevar más oxígeno a la sangre y sacar más dióxido de carbono.
Cómo le puedes ayudar
Estos cambios en la respiración forman parte del proceso natural de morir. Tu ser querido no se da cuenta de los cambios que está experimentando.
Para ayudarle con las secreciones, es mejor que se lo comentes a la enfermera de cuidados paliativos. Puede que te aconseje no succionar las secreciones porque esta medida podría provocar que el cuerpo generara más.
Usar un humidificador puede ayudarle a respirar.
También puedes probar a levantarle la cabeza con almohadas o ponerle unas almohadas en la espalda para que tenga el tronco más levantado.
En algunas ocasiones, y cuando se constata que hay sensación de que la persona está sufriendo, se puede recurrir a fármacos. En estos casos, la morfina puede ayudar a que tu ser querido no tenga la sensación de que le falta el aire porque disminuye la necesidad de oxígeno que tiene el corazón.
Se siente confundido
El cerebro permanece muy activo durante esta fase. Sin embargo, no es raro si la persona tiene momentos de confusión. A veces puede mostrarse inquieto o agresivo si no sabe dónde está o que le está sucediendo.
Cómo le puedes ayudar
Mantén la calma y habla en voz baja. Antes de empezar a comunicarte con él, preséntate. Hazlo también con las otras personas que te acompañen. Aunque parezca dormido, su cerebro sigue funcionando.
Dolor
En algunas ocasiones, debido a algunas patologías, es posible que aumente la intensidad del dolor. Para saberlo, observemos si hace muecas, gime o frunce el ceño.
“Si están conscientes, lo que desean es que les quiten ese dolor, pero no quieren ser sedados. Piden que se les calmen los síntomas. A veces, puede que aparezcan llagas en la boca, y lo que quieren es que esas molestias desaparezcan”, afirma Blanca.
Cómo le puedes ayudar
La mayoría de los dolores se pueden tratar. Solo hay que hablarlo con el médico o con la enfermera. Si ya no puede tragar, será necesario administrar el analgésico por vía subcutánea o intravenosa.
Alucinaciones
Es posible que en esta etapa las personas aseguren que están viendo a sus seres queridos.
Pueden mantener conversaciones con familiares que han muerto hace mucho tiempo. En otras ocasiones, se puede tratar de una figura religiosa.
Cómo le puedes ayudar
No intentes corregir a tu ser querido. Discutir sobre si lo que te está diciendo es o no real, solo le provocará confusión y frustración. En cambio, si muestras interés por lo que te está contando, le proporcionarás paz.
Inquietud
A veces la persona antes de morirse se puede mostrar inquieta. Podría tirar de la ropa de la cama, de las sábanas o de las vías intravenosas. Esta fase se produce antes de que entren en coma, cuando la persona todavía está consciente.
Blanca, que ha sido testigo de estas situaciones muchas veces, las describe así: “Experimentan una intranquilidad, como un nerviosismo, un desasosiego. Quieren estar tranquilos, pero no quieren que les duerman. Si se encuentran bien y no tienen dolor, desean ser conscientes de los últimos días o de las últimas horas. No quieren que se les den algo para dormir y no puedan despertar. Quieren estar en calma”.
En ocasiones, el contacto físico puede hacer que encuentren esa paz. “Hay veces que necesitan que les cojan la mano, sentir el contacto físico”.
Morir en un lugar conocido también tranquiliza. “A veces, los familiares nos piden que desean que su ser querido sea trasladado a un hospital por si se puede hacer algo… y la persona muere en una ambulancia o en un hospital, rodeado de personas que no son sus allegados. Muchos nos piden morir aquí, tranquilamente, en nuestro centro. O si viven en su casa, quieren morir allí, en su entorno. Aunque parezca que están desconectados del todo, el olor, el ruido, las voces… si les resultan familiares les dan tranquilidad”.
“Cuando el proceso se produce lentamente -continúa Blanca- nosotros habilitamos una habitación, lejos del ruido que se produce en la planta, donde esté cómodo, donde tenga la atención y el cuidado que merece en estos momentos. En las despedidas, yo aconsejo que se le hable y, sobre todo, el contacto físico”.
Cómo le puedes ayudar
No interfieras en sus movimientos ni trates de impedirlos. Háblale de forma tranquila, acaricia su mano o su frente. Pon música relajante. También puedes leerle.
En el caso de que te preocupe, un equipo de cuidados paliativos te puede mostrar cómo manejarlo.
Despedida
Si su ser querido quiere despedirse, déjale hacerlo. Puede que estas palabras le proporcionen tranquilidad.
Lucidez terminal
Se trata de un fenómeno, que han experimentado algunas personas, en el que han recuperado repentinamente la cognición y han interactuado con coherencia, a pesar de sufrir una demencia.
En un estudio, publicado en la revista Alzhéimer’s & Dementia, se concluyó que estos episodios inesperados de lucidez, observados en personas que habían perdido la capacidad de comunicarse debido a esta enfermedad, deberían ser investigados en profundidad por el gran conocimiento que se podría obtener sobre la naturaleza de las enfermedades neurodegenerativas.
Estos episodios de lucidez pueden durar entre menos de 10 minutos hasta varias horas e, incluso, días. Después, la persona fallece.
Si esto ocurriera a su ser querido, la vida le está brindando la última oportunidad para poder de estar con él.
“Cuando llega ese momento en que ya no se puede hacer nada, cuando paliativos le hado una medicación para que tenga más confort, a veces, se produce una pequeña mejoría. Por ejemplo, la persona ha dejado de comer hace tiempo, y ese día se ha tomado un yogurt. La mejoría consiste en que algo que ha dejado de hacer hace mucho tiempo, en ese momento, vuelve a hacerlo. Suelen ser falsas mejorías porque su situación sigue igual”, explica Blanca.
Qué esperar en las últimas horas antes de la muerte
En los últimos momentos, el cuerpo de nuestro ser querido se va apagando. Los órganos dejan de funcionar por completo.
Parece ser que el oído es el último sentido en desaparecer, luego, aunque parezca que está inconsciente, puede seguir escuchándonos. Por respeto y por cariño, no hablemos delante de él como si no estuviera.
La persona también se puede volver muy sensible al tacto. Cuando la toquemos, debemos hacerlo suavemente.
Acariciar su mano, hablarle de una forma tranquilizadora puede ser una preciosa manera de acompañarle, de cobijarle. No hay nada mejor que hacerle sentir nuestro cariño.
“Cuando la persona ha entrado en esta última etapa, yo recomiendo no molestarle, por ejemplo, con la higiene. Le asearía suavemente, sin movimientos bruscos. Le hidrataría para proporcionarle esa sensación de confort, pero no le levantaría, ni sentaría o ni le lavaría el pelo. No hay que ducharle porque todos los días hay que lavarse. Esta forma de actuar la hemos adoptado recientemente y creo que hay que tomarla en cuenta”, añade Blanca.
Sin embargo, es posible que justo cuando tu ser querido muera, no estés con él porque hayas salido un momento de la habitación o te hayas levantado a buscar algo. Suele ser muy frecuente que esto ocurra. En el caso de que te sucediera, no debes sentirte culpable.
“Lo que aconsejo es que los familiares vivan cada momento como si fuera el último. Porque nunca se sabe cuál va a ser ese instante. Si cuando se produce, ellos no están presentes, no deben sentirse culpables”, recomienda Blanca.
Señales que indican que nuestro ser querido ha muerto
- La persona ya no tiene pulso.
- Ha dejado de respirar.
- Sus músculos están relajados.
- Los ojos están fijos.
- Sus párpados están parcialmente cerrados.
- No responde.
- Su intestino o su vejiga pueden vaciarse. Cuando estamos vivos, el cerebro envía señales constantemente para decir a nuestro cuerpo qué es lo que tiene que hacer. Al morir estás señales ya no se producen, y los músculos se relajan. Lo mismo ocurre con el cuello de la vejiga y el esfínter anal. Por eso, no es raro que justo después de la muerte una persona orine o defeque.
- Después de la muerte es posible que puedan caer lágrimas de sus ojos o que haga pequeños movimiento con los brazos, las piernas o la laringe.
¿Qué podemos hacer nosotros?
No tener prisa. La muerte natural de una persona no es una emergencia. Si lo deseas, pasa un tiempo con él.
Comienza entonces el periodo de duelo. Puede ser de ayuda ponerse en contacto con personas que están pasando por lo mismo (grupos de duelo).
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Referencias:
- How to Recognize When Your Loved One Is Dying. Verywell health
- 11 Signs of Death and Ways to Help Your Loved Ones. Healthline
- Five Physical Signs that Death is Nearing. Crossroads Hospice