Si eres cuidador y estás barajando mudarte, seguro que te estás preguntando si es bueno cambiar de casa a una persona con alzhéimer: ¿Le ayudará el cambio o le perjudicará? ¿Cómo afectará a su bienestar y a tu día a día como cuidador?
En este artículo te ayudamos a resolver estas preguntas con información clara y práctica sobre cómo influye el entorno en el bienestar de las personas con alzhéimer, por qué la rutina y la familiaridad son tan importantes, y en qué situaciones un cambio de casa o residencia puede ser necesario.
También te explicamos los riesgos asociados al traslado, cómo minimizarlos y qué alternativas existen para cuidar mejor a tu ser querido.
Queremos que, al terminar de leer, tengas la tranquilidad de saber que puedes tomar la mejor decisión posible para ambos.
¿Por qué el hogar y la casa es tan importante en el alzhéimer?
Para el 86% de las personas con alzhéimer, el hogar es el mejor lugar para convivir con su enfermedad.
La casa deja de ser un mero espacio físico para convertirse en un refugio de seguridad emocional y cognitiva que les permite mantener la estabilidad en un mundo que se vuelve más confuso.
Es, en definitiva, allí donde pueden tener una mínima sensación de control y seguridad, propiciada por la rutina diaria y la ausencia de cambios.
La rutina como herramienta de seguridad
Ante la pérdida de memoria que va implícita con la patología, las rutinas permiten al enfermo de alzhéimer desarrollar automatismos que le mantienen anclado a lo conocido.
Estos se desarrollan cuando las actividades diarias siguen un patrón predecible: levantarse a la misma hora, desayunar en el mismo lugar, realizar las mismas actividades…
Así, las rutinas pueden ayudar a las personas con alzhéimer a sentirse seguros en su entorno, que perciben como familiar y no como una fuente de estrés.
Pero para esto, y según explica el doctor Enrique Arrieta Antón, el entorno debe ser lo más estable posible. Por ejemplo, estando «libre de ruidos bruscos que desorienten al paciente». Y, apunta, también es necesario «despejar la vivienda de obstáculos».
Además, hemos de procurar que se produzcan pocos cambios, debido al impacto que pueden tener en la salud del enfermo.
El impacto de los cambios en personas con deterioro cognitivo
Uno de los consejos que se da a los cuidadores de personas con alzhéimer es que reduzcan los cambios en el hogar y en las rutinas o que los planifiquen con antelación.
El motivo es que procesar cambios y adaptarse a nuevas situaciones supone todo un reto y es cansado para el enfermo, porque su cerebro debe trabajar extra para procesar información desconocida.
Así, cualquier cambio puede provocarle desorientación y desencadenar un episodio importante de estrés.
Este, aunque sea pasajero, puede tener un impacto muy profundo en su bienestar.
¿Cuándo puede ser necesario un cambio de casa o de residencia?
A veces se presentan circunstancias específicas que pueden hacer necesario valorar un cambio de casa o de residencia:
Situaciones que lo justifican (seguridad, cuidados, soledad)
Los principales factores asociados con la decisión de ingresar a un familiar en una residencia suelen ser 3:
- Riesgos de seguridad graves: cuando la persona presenta comportamientos que comprometen su seguridad física, como dejar las llaves del gas abiertas, salir de casa y perderse frecuentemente, o manipular objetos peligrosos sin supervisión.
- Necesidades de cuidados especializados: cuando la persona requiere atención médica constante o cuidados especializados que no pueden proporcionarse adecuadamente en el domicilio.
- Aislamiento social del cuidador: cuando el cuidador principal experimenta un agotamiento extremo o «síndrome del cuidador quemado» que compromete tanto su salud como la calidad del cuidado proporcionado.
La falta de apoyos suele ser lo que hace inclinar la balanza hacia el ingreso de residencia, sobre todo en los casos en los que no es posible adaptar la jornada laboral.
Según este estudio del Ministerio de Sanidad, esto pueden hacerlo hasta un 30% de los cuidadores, siendo solo un 12% los que deciden dejar de trabajar.
Signos de que el entorno actual ya no es adecuado
Dentro de los detonantes anteriores, se encontraría el hecho de que el entorno actual del enfermo ya no suple sus necesidades y, por lo tanto, no es adecuado para garantizar su bienestar.
¿Qué signos nos indican que esto es así?
- Episodios de desorientación más frecuentes: si tu ser querido manifiesta constantemente el deseo de «ir a casa» estando ya en su domicilio, puede significar que el entorno actual genera más estrés que bienestar.
- Empeoramiento de los síntomas: cuando la progresión de la enfermedad se acelera y empiezan a aparecer problemas de movilidad, es un signo de que desplazarse por la vivienda ya no es seguro.
- Ausencia de higiene personal básica: si la persona ya no puede realizar este tipo de autocuidados o si presenta problemas de incontinencia, es que necesita cuidados especializados.
Aunque una posible solución sería adaptar la vivienda para la persona con alzhéimer, si se cumple alguna de las situaciones que lo justifican, lo mejor sería ingresarle en una residencia.
¿Qué riesgos implica cambiar de casa a una persona con alzhéimer?
Para tomar la decisión debes tener en cuenta, además de lo que hemos visto en el apartado anterior, los posibles riesgos.
Principalmente, si le afectará (y cómo) la desorientación y si podría sufrir otros síntomas conductuales:
Desorientación y aumento de la confusión
El cambio de entorno puede provocar lo que los especialistas denominan síndrome de estrés por traslado.
Aparece en mayor medida en personas con demencia porque muchas de ellas no pueden participar en la toma de decisiones y tienen dificultades para asimilar la información nueva.
Así que, cuando llegan al nuevo entorno, la desorientación espacial se intensifica. Adaptarse a una nueva distribución de espacios, diferentes rutinas y personal desconocido…
Todo ello incrementa la confusión y es habitual que los primeros días o semanas la persona muestre una actitud de desconcierto.
Aparición de síntomas conductuales nuevos o agravados
Al comportamiento durante el periodo inicial en el nuevo espacio se le puede sumar la aparición o el empeoramiento de las manifestaciones neuro psiquiátricas.
Según los estudios sobre alteraciones de conducta en el alzhéimer, los pacientes pueden presentar agresividad, alucinaciones, deambulación continua y alteraciones del sueño como respuesta al estrés del cambio.
En el día a día, y fruto de ese estrés, podrían darse situaciones como:
- Episodios de agitación nocturna más frecuentes.
- Comportamientos repetitivos como caminar sin rumbo.
- Incremento de la ansiedad y episodios de llanto.
- Negativa a participar en actividades.
- Cambios en los patrones de alimentación y sueño.
Ante esto, es importante que le expliques con palabras sencillas dónde está y por qué, y te asegures de que se adhiere bien a las nuevas rutinas. Estas serán clave para que se sienta a salvo y la sintomatología vaya remitiendo.
Residencia o casa: ¿qué es mejor para un enfermo de alzhéimer?
La elección entre el cuidado en casa y la residencia depende de las circunstancias familiares.
Como señala el Instituto Geriátrico Valenciano, no hay decisiones correctas o incorrectas, pero para tomarlas necesitas conocer los pros y los contras de cada opción:
Pros y contras de seguir en casa
Si algo proporciona el cuidado en casa es familiaridad, y ya sabemos lo importante que es esta sensación para el bienestar emocional de la persona con alzhéimer.
A ella contribuye la atención más personalizada que brindan los familiares, porque conocen mejor al enfermo y construyen rutinas diarias que saben que va a ser capaz de llevar.
Por ello, el grado de independencia de la persona puede ser mayor cuando está en casa.
El principal contra es la sobrecarga que experimenta el cuidador principal.
Tanto es así que la CEAFA avisa de que el cuidado de la persona con alzhéimer lleva al agotamiento físico y emocional, y que esto puede comprometer la calidad de la atención al enfermo.
Otras limitaciones en el hogar son:
- Falta de estimulación social especializada.
- Dificultad para acceder a terapias específicas.
- Riesgos de seguridad que pueden surgir en un entorno no controlado profesionalmente.
Pros y contras de ingresar en una residencia especializada
Las residencias para personas con alzhéimer tienen un gran plus, y es que están especializadas en esta y otras demencias.
Debido a ello, presentan 3 ventajas importantes con respecto a seguir en casa:
- Ofrecen atención médica constante con acceso a equipos médicos y profesionales con experiencia.
- Implementan programas y actividades diseñadas para promover el bienestar cognitivo y social.
- Cuentan con medidas de seguridad adicionales para prevenir situaciones de riesgo.
El inconveniente de esta opción es el impacto emocional del cambio de entorno, tal y como hemos visto antes.
En una residencia, los enfermos pierden los vínculos emocionales familiares y la imposición de horarios estandarizados hace que no tengan el control que tanto les tranquiliza.
Y, por supuesto, el coste económico de las residencias privadas puede ser prohibitivo para muchas familias, rondando entre 2.000 y 5.500 euros mensuales.
Alternativas intermedias: cuidados en el hogar, centros de día
¿Entonces, qué es lo mejor para el enfermo de alzhéimer, residencia o casa? No todo es blanco y negro, y hay una respuesta intermedia: los centros de día.
Estos espacios permiten que las personas mayores combinen su estancia en el centro durante el día con su domicilio habitual, por la tarde y noche.
Así, se benefician del cuidado y la seguridad del cuidado especializado a la vez que mantienen el vínculo con el hogar familiar.
Otra opción es contratar cuidados domiciliarios profesionales, de forma que la persona puede seguir viviendo con su familia.
El único problema de esto es que hay que adaptar la vivienda en términos de accesibilidad y de seguridad, así como disponer de todo el material que necesiten los profesionales que acuden para cuidar a tu ser querido.
¿Cómo hacer el cambio de casa de forma menos traumática?
Cuando el traslado es inevitable, puedes minimizar el impacto emocional y facilitar la adaptación haciendo una buena planificación y acompañamiento:
Preparar el entorno con objetos familiares
La investigación en arquitectura y alzhéimer sugiere que los elementos familiares se fijan mejor en la memoria de las personas con demencia.
Por lo tanto, introducir objetos familiares en el nuevo entorno servirán para que la persona se oriente mejor y para que se cree un puente emocional con el hogar anterior que pueda darle cierta tranquilidad.
Para preparar el nuevo espacio puedes:
- Decorar el nuevo espacio con objetos que le sean fácilmente reconocibles, como fotografías de la familia.
- Trasladar muebles que use cada día como la cama, sus sillas favoritas o algún elemento decorativo que forme parte de su historia de vida.
- Conservar rutinas asociadas a objetos específicos, como usar la misma vajilla o mantener el mismo tipo de ropa de cama.
Estos elementos familiares no solo le proporcionarán confort emocional, sino que le servirán como referencia cognitiva y mejorarán su orientación espacial.
Acompañar emocionalmente antes, durante y después del traslado
Tu apoyo emocional para que sienta que su familia todavía le comprende y está cerca, es fundamental durante la adaptación.
Según la etapa de esta en la que os encontréis, esto es lo que aconsejamos:
- Antes del traslado: deja que la persona visite la nueva instalación antes de mudarse, y que haga alguna comida o actividad para familiarizarse con el entorno. Dentro de lo posible, involucra a tu ser querido en el proceso de decisión, explicándole todos los cambios con un tono positivo.
- Durante el traslado: lo primero es que tú mantengas la calma, porque así evitarás transmitirle ansiedad. Utiliza un lenguaje corporal cariñoso, el contacto visual y el tono de voz amable. El contacto físico, como darle la mano o acariciar su espalda, también transmite apoyo emocional.
- Después del traslado: hazle visitas periódicas pero déjale espacio para adaptarse. Mantén rutinas similares a las del hogar anterior siempre que sea posible y valida sus emociones, recordándole que está seguro y amado.
Desde nuestra experiencia sabemos que este no va a ser un proceso fácil.
Pero con empatía, paciencia y la certeza de que todo va a salir bien, tanto tú como tu ser querido os adaptaréis a esta nueva situación.
Además, tú estarás mucho más tranquilo/a, porque tu familiar estará tan bien cuidado como cuando estaba contigo y gozará de mayor seguridad.
Y si todavía tienes dudas, una buena idea es participar en grupos de apoyo para cuidadores, pues te ayuda a aprender de las estrategias de otros.
Consulta nuestros otros consejos para afrontar el cuidado de una persona con alzhéimer, y aprende a cuidar bien. Nosotros también te acompañamos.