Cómo lavar los dientes a una persona con alzhéimer

21/05/2025
limpiar los dientes a una persona con alzheimer

Lavar los dientes de una persona con demencia cuando la enfermedad está en una fase avanzada no es una tarea fácil. El primer desafío es lograr que abra la boca y que deje que el cuidador limpie una zona tan íntima. Entre las recomendaciones que dan los expertos se encuentran guiar su propia mano.

En varias consultas que nos habéis enviado nos preguntabais cómo podéis lavar los dientes de vuestro ser querido cuando éste se niega a abrir la boca. Este tipo de reacciones es muy habitual en personas cuya demencia está en una fase avanzada. Pero antes de recomendar algunas de las pautas es preciso evaluar por qué se produce esta situación.

La importancia de mantener una buena higiene bucal

Ocuparse de que la persona a la que cuidamos mantenga una buena higiene dental puede ser una tarea difícil, pero no hacerlo puede tener consecuencias muy negativas para su salud.

Para empezar, hay que tener en cuenta que algunos de los medicamentos que toman nuestros seres queridos pueden provocar sequedad en la boca. Es el caso de los descongestionantes, antihistamínicos, analgésicos, diuréticos y antidepresivos, que pueden reducir el flujo de saliva, según la Clínica Mayo.

Esta circunstancia puede incidir negativamente en el estado de sus dientes, dado que si no se genera suficiente saliva, la placa puede acumularse y afectar a las encías, producir una infección oral y provocar caries.

Una mala higiene dental, además, puede contribuir a que una persona con demencia sufra determinadas afecciones, como la endocarditis, una infección del revestimiento interno del corazón, y enfermedades cardiovasculares.

¿Por qué el paciente con demencia no abre la boca para que le podamos lavar los dientes?

Según Elena Gil Quero, terapeuta ocupacional del centro residencial Sanitas Henares, pueden existir varias causas que impidan que la persona con demencia abra la boca.

  • Desde problemas osteoarticulares, como sufrir artrosis en la articulación de la mandíbula, hasta tener un flemón o llagas en la boca.
  • Trastornos de la articulación temporomandibular, que pueden provocar dolor en la articulación y en los músculos que controlan el movimiento de la mandíbula. Esta articulación actúa como una bisagra que se desliza para conectar la mandíbula con el cráneo.
  • También puede sufrir dolor dentro y alrededor del oído, dificultad para masticar, dolor en la cara o experimentar un bloqueo en la articulación, lo que dificulta que la persona pueda abrir o cerrar la boca.
  • Se debe acudir al médico, en caso de que el dolor persista o si nuestro ser querido no puede abrir o cerrar la boca por completo.

El paciente con demencia no nos deja lavar sus dientes porque no nos entiende

Puede ocurrir que nuestro ser querido, debido a que la enfermedad ha avanzado, no comprenda lo que el cuidador quiere hacer cuando le pide que abra la boca para limpiarle los dientes. En ese caso, lo normal es que se niegue a abrir la boca.

Quién de nosotros dejaría que una persona, a la que quizá ya no reconozcamos, introdujera en nuestra boca un objeto. Probablemente, ninguno.

Lo que tenemos que tener presente es que nuestro ser querido no pretende ponernos las cosas difíciles, simplemente, está siguiendo su instinto: protegerse. No hay que olvidar que la boca es una zona de gran intimidad.

En ese comportamiento, también puede influir que no le guste le sensación que le proporciona el cepillo y el sabor del enjuague bucal. Se puede probar, entonces, con un cepillo interdental y cambiando el sabor del enjuague.

Dado la dificultad que entraña esta tarea, es preciso que el cuidador busque momentos en los que no tenga prisa y pueda dedicarle al paciente el suficiente tiempo. Sería conveniente llevarla a cabo en un momento del día en que tanto la persona como el cuidador estén tranquilos.

Opciones para la lavar los dientes de una persona con demencia

Para lograr que el paciente abra la boca podemos darle unos golpecitos suaves en la zona de la barbilla y de la mandíbula. De esta forma, estamos estimulando sus reflejos primitivos.

Aunque es conveniente que sea nuestro propio ser querido quien se limpie los dientes. A veces, basta con poner la mano sobre su mano para poder guiarlo. Otra opción es situarse frente al espejo y empezar a lavarse los dientes con la idea de que él le imite.

También podemos intentar que nos siga mediante la imitación. Podemos situarnos frente a un espejo junto a nuestro familiar y lavarnos los dientes. Él, entonces, puede intentar imitarnos.

La terapeuta ocupacional Teepa Snow también nos propone otra manera.

  • En primer lugar, nos debemos situar en el lado dominante de nuestro familiar. Si nuestro ser querido es diestro, nos situaremos en el lado derecho.
  • En segundo lugar, debemos coger la mano de nuestro ser querido y guiarle para que sea él mismo, con nuestra ayuda, quien sostenga el cepillo de dientes. Aunque nosotros controlemos los movimientos, su mano está ahí, y este hecho le dice a su cerebro que él mismo está cepillándose los dientes.
  • En tercer lugar, debemos poner nuestra mano en el hombro de su lado dominante (si es diestro, en el derecho) y apretar suavemente hacia abajo mientras estamos cepillándole los dientes. Esta acción hace que no preste atención al cepillado de dientes.

Pero si esta técnica no funciona, podemos limpiar su boca con un gasa mojada en un enjuague bucal que no tenga un sabor fuerte.

La gasa la podemos enrollar en un dedo o en una torunda con un depresor lingual. Después procederemos a limpiar los dientes, la lengua y las paredes de la boca.

El proceso debe hacerse con mucha delicadeza, explicándole, previamente, con una voz serena y una sonrisa que le vamos a lavar los dientes. Es recomendable usar agua tibia para enjuagar su boca. A medida de que las personas envejecen, las encías retroceden, dejando la raíz expuesta. Los alimentos fríos podrían provocarles dolor.

Antes de tocarle, le debemos pedir permiso, y mientras le lavamos la boca, le hablaremos, y cuando terminemos, le daremos las gracias.

Lo que no se puede hacer es hablarle como si fuera un niño. Una persona con demencia puede olvidar el nombre de su marido o de su esposa y el de sus hijos, pero nunca olvida que es un adulto. Este tipo de comunicación provoca rechazo en nuestros seres queridos.

Nunca intente abrir su boca a la fuerza. Si en ese momento, no está receptivo, inténtelo en otra ocasión.

No hay que mostrarse rígido con los hábitos de higiene. Aunque lo más indicado es lavarse los dientes por la mañana y, por última vez, antes de acostarse, se puede intentar en los momentos en los que se encuentre más tranquilo. Incluso, a veces, cambiar de sitio puede favorecer esta tarea. En vez de intentarlo siempre en el baño, se puede probar en la cocina.

Es conveniente utilizar un cepillo pequeño para poder acceder a todos los dientes. En el caso de que lo rechazara, se puede probar con seda dental. Hay soportes en los que se pone el hilo dental y así puede ser más fácil que nos deje limpiarle la boca.

Otra opción es utilizar los cepillos interdentales, con los que podemos limpiar diente a diente. También existen unas esponjitas empapadas en una solución dental, con las que todavía es más sencillo lavarle la boca. Puede utilizar bastoncillos de algodón o un dedo envuelto en una gasa.

Comer queso también puede ayudar a proteger la boca, dado que al contener álcali, crea una protección natural contra los ácidos que provocan la caries y, además, ayuda a reconstruir el esmalte dental. Para lograr este objetivo, el queso Cheddar es el mejor mientras que el brie o el feta no ayudarán mucho.

Cómo se lavan los dientes correctamente

La recomendación más importante es recordar que las bacterias se depositan, sobre todo, entre la encía y el diente, por lo que es importante recordar que hay que mover el cepillo de forma que se elimine la placa.

Para la limpiar la cara externa del diente, lo mejor inclinar un poco el cepillo (unos 45 grados) y hacer con el cepillo movimientos circulares para conseguir eliminar la placa. Hay que realizar movimientos suaves para no dañar al diente.

Es preciso limpiar todos los dientes, no hay que olvidarse de ninguno. Por eso hay dentistas que recomiendan comenzar por el final de la boca e ir limpiando cada diente hasta llegar al otro extremo. Lo que no se debe hacer es cepillarse los dientes como muchas veces hemos visto en la películas, moviendo el cepillo como si estuvieras serrando. Esta técnica no es efectiva porque las cerdas del cepillo no limpian la parte en que se concentra la placa, entre los dientes y entre los dientes y la encía.

Para limpiar la parte interna de los dientes frontales, hay que inclinar el cepillo verticalmente y realizar movimientos hacia arriba y hacia abajo.

Para acceder a la cara interna del resto de los dientes, hay que seguir el mismo procedimiento que hemos explicado antes. Inclinar un poco el cepillo (unos 45 grados) y hacer movimientos circulares.

No podemos olvidar la superficie de los dientes con la que se muerde. Seguiremos la misma técnica: movimientos circulares y pequeños para llegar a todos los dientes.

Los dientes se deben lavar, por lo menos, dos veces al día por la mañana y por la noche. Para hacerlo bien, hay que dedicar a esta tarea por los menos dos minutos. Poner una canción mientras lo hacemos puede hacer más agradable esta rutina. Una vez al día hay que pasar la seda dental entre los espacios que hay en cada diente o podemos utilizar los cepillos interdentales.

Cuando acabemos de lavarnos los dientes, se debe cepillar suavemente la lengua para eliminar las bacterias. Hay que reemplazar los cepillos de dientes al cabo de 3 o 4 meses, antes de que las cerdas se deshilachen. Un vez utilizados, el cepillo se debe lavar con agua y dejar que se seque al aire.

Cómo puedo saber si mi ser querido podría tener problemas dentales

Según Alzheimer Society, existen algunas señales que nos pueden indicar que hay algún problema en la boca:

  • Si cuando intentamos alimentar a nuestro ser querido, rechaza los alimentos, especialmente, la comida caliente, fría o dura
  • Cuando tira de su cara o de la boca
  • Cuando no quiere ponerse la dentadura postiza
  • Si se muestra inquieto, emite gemidos o tiene problemas para dormir
  • Si cuando se lava la cara o se afeita, frunce el ceño
  • Cuando se muestra agresivo o irritado

A pesar de todos estos cuidados, una vez al año deberíamos acompañar a nuestro ser querido al odontólogo.

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Miryam Piqueras Bravo

Miryam Piqueras Bravo

Directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores

Contenido revisado por profesionales médicos y especializados de Sanitas Mayores.

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