La pérdida de peso en la tercera edad es un signo de alerta que no debe pasarse por alto. En muchos casos, no se trata sólo de adelgazar, sino de perder masa muscular, fuerza y calidad de vida. Detectar las causas a tiempo y actuar con una buena alimentación, apoyo médico y rutinas agradables puede marcar la diferencia en la salud y autonomía de los adultos mayores.
A continuación te explicamos por qué ocurre, cómo prevenirla y qué hábitos ayudan a mantener un peso saludable en esta etapa.
Por qué se produce la pérdida de peso en la tercera edad
Con el envejecimiento se producen múltiples cambios fisiológicos, emocionales y sociales que pueden afectar al apetito y al consumo de alimentos. La pérdida de peso no es inevitable, pero sí frecuente si no se interviene a tiempo. Entender sus causas ayuda a prevenir complicaciones mayores.
Cambios fisiológicos que afectan al apetito
Con la edad, el cuerpo experimenta una menor percepción del hambre, cambios hormonales y una digestión más lenta. Esto puede traducirse en una ingesta reducida, aunque no exista una causa médica de fondo. Además, los sentidos del gusto y del olfato disminuyen, lo que puede hacer que la comida pierda atractivo para las personas mayores.
Enfermedades crónicas y tratamientos que influyen
En muchos ancianos, enfermedades como la diabetes, el cáncer, la insuficiencia cardíaca o la depresión afectan directamente al apetito y la absorción de nutrientes. Algunos fármacos pueden causar náuseas, estreñimiento o falta de hambre, dificultando el mantenimiento del peso.
Problemas dentales o de masticación y deglución
El estado de la boca y la capacidad para tragar influyen de forma decisiva en la alimentación del adulto mayor. La pérdida de piezas dentales, el uso de prótesis mal ajustadas o la disfagia hacen que comer se vuelva una tarea incómoda o dolorosa, reduciendo la ingesta total.
Riesgos asociados a la pérdida de peso en adultos mayores
No se trata solo de una cuestión estética. La pérdida de peso no intencionada en la tercera edad puede tener consecuencias graves sobre la salud física y mental de la persona, afectando a su calidad de vida y su autonomía.
Pérdida de masa muscular y fuerza
La pérdida de peso en los ancianos suele ir acompañada de pérdida de masa muscular, especialmente si no se realiza ejercicio físico ni se consume suficiente proteína. Esta pérdida de masa magra se conoce como sarcopenia y está relacionada con una mayor fragilidad.
Mayor riesgo de caídas y fracturas
Menos músculo y menos grasa implican también menor protección ósea. Los adultos mayores con bajo peso presentan mayor riesgo de caídas y lesiones, especialmente fracturas de cadera, que pueden derivar en ingresos hospitalarios y pérdida de autonomía.
Deterioro cognitivo y debilidad general
Una nutrición deficiente repercute directamente en la salud cerebral. La falta de energía y nutrientes puede provocar fatiga, lentitud mental e incluso agravar problemas de memoria en ancianos. Además, el estado anímico se ve afectado negativamente.
Estrategias para prevenir la pérdida de peso en mayores
Prevenir la pérdida de peso en adultos mayores requiere un enfoque global. La alimentación adecuada, la presentación de los platos y las rutinas agradables tienen un papel clave. Aquí te damos algunas estrategias eficaces para mantener un peso saludable.
Alimentación rica en nutrientes y calorías saludables
La dieta para personas mayores debe ser equilibrada, energética y adaptada a sus necesidades. Es preferible ofrecer raciones pequeñas pero densas en nutrientes: pescados, huevos, legumbres, aceite de oliva, frutos secos triturados o lácteos enteros ayudan a cubrir sus requerimientos sin forzar grandes cantidades.
Fraccionar las comidas y adaptar las texturas
En lugar de tres comidas copiosas, es más efectivo distribuir la comida en cinco o seis tomas al día. Si hay dificultades para masticar o tragar, se pueden adaptar las texturas con purés, cremas y alimentos blandos sin comprometer el valor nutricional.
Estimular el apetito con rutinas agradables
El entorno influye. Comer con buena presentación, en compañía y en un espacio agradable mejora la experiencia. Del mismo modo, ayuda establecer horarios fijos, o incluir alimentos preferidos en las comidas para fomentar el deseo de comer.
Suplementos y apoyo nutricional para personas mayores
En algunos casos, la alimentación sola no es suficiente. Existen suplementos nutricionales que pueden ayudar a cubrir las carencias y evitar el deterioro físico. Siempre deben ser recetados por un profesional sanitario y formar parte de un plan de seguimiento.
Cuándo recurrir a suplementos orales o proteicos
Los suplementos orales, como batidos proteicos o multinutrientes, están indicados cuando el anciano no alcanza sus requerimientos energéticos con la dieta habitual. Además, son útiles tras una hospitalización o en procesos de recuperación tras una enfermedad.
Importancia del seguimiento médico y dietético
Contar con una valoración nutricional periódica permite ajustar la alimentación a cada situación. En Sanitas ofrecemos este servicio dentro de nuestros cuidados a domicilio o en nuestras residencias para ancianos, garantizando una atención nutricional personalizada.
Hidratación como parte del plan nutricional
La deshidratación en ancianos suele pasar desapercibida y afecta negativamente al apetito, la digestión y la salud general. Es importante ofrecer líquidos a lo largo del día en forma de agua, caldos, infusiones suaves o gelatinas.
Entorno y hábitos que favorecen una buena alimentación
Más allá de los nutrientes, el contexto en el que come una persona mayor también influye en su apetito. Cuidar el ambiente, fomentar rutinas estables y promover cierta actividad física contribuyen a mantener un buen estado nutricional.
Comer acompañado y en un ambiente agradable
Comer solo puede reducir el interés por la comida. Siempre que sea posible, es recomendable compartir las comidas con familiares, cuidadores o en grupos organizados. En nuestros centros, promovemos la comida como un momento social y placentero.
Rutinas diarias que fomenten el apetito
Levantar a la misma hora, vestirse y pasear un rato antes de comer ayuda a mantener el cuerpo activo y preparado para la alimentación. Establecer horarios regulares para las comidas también refuerza el reflejo del hambre.
Evitar el sedentarismo y promover la actividad leve
Aunque se trate de actividad suave, moverse un poco cada día favorece el metabolismo y estimula el apetito. Caminar, hacer estiramientos o participar en talleres mejora el estado físico y anímico, y ayuda a evitar la pérdida de peso.
Preguntas frecuentes sobre pérdida de peso en la tercera edad
¿Cuándo es preocupante la pérdida de peso en un anciano?
La pérdida de peso en un anciano es preocupante si la persona ha perdido más del 5 % de su peso en un mes o más del 10 % en seis meses sin causa aparente. En ese caso, conviene consultar con el médico.
¿Qué alimentos ayudan a ganar peso de forma saludable?
Huevos, aguacate, aceite de oliva virgen extra, frutos secos molidos, yogur griego, salmón, pan integral y legumbres son buenas opciones para subir de peso sin recurrir a alimentos poco saludables.
¿Es normal perder el apetito con la edad?
Sí, pero no debe asumirse como algo inevitable. Si el apetito disminuye de forma persistente, hay que investigar las causas y buscar soluciones.
¿Se pueden usar batidos nutricionales a diario?
Se pueden usar batidos nutricionales a diario, siempre que estén indicados por un profesional. Son una ayuda útil para complementar la dieta, especialmente en ancianos con bajo apetito o necesidades nutricionales elevadas.
La pérdida de peso en la tercera edad puede prevenirse con atención, acompañamiento y una alimentación adaptada. En Sanitas Mayores lo hacemos posible a través de nuestros programas personalizados, ya sea en casa o en nuestros centros especializados. Y no olvides informarte sobre nuestros seguros para personas mayores y servicios pensados para cuidar de su salud en cada etapa.