¿Cómo se diagnostica el TDAH?
Es frecuente que el diagnóstico de TDAH se produzca a raíz de los problemas que el niño tiene en relación al rendimiento escolar y a su actitud en clase y con los compañeros.
- Son niños que no suelen entregar a acabar los deberes.
- Suspenden los exámenes porque no se fijan en las preguntas o dan respuestas precipitadas.
- Se distraen a menudo y distraen a sus compañeros.
- Suelen ser amonestados por los profesores porque no se están quietos.
- Se levantan del pupitre en medio de clase o hablan constantemente.
- Cuando juegan no respetan las reglas del juego.
- Suelen estar algún curso retrasado.
- Acaban siendo rechazados por sus compañeros.
- En los test de inteligencia o de habilidades ofrecen resultados muy bajos por falta de concentración y por el retraso escolar que acumulan.
- Algunos de ellos incluso acaban siendo expulsados del centro escolar.
Todo ello pone de manifiesto la necesidad de que el profesorado esté debidamente formado en materia de TDAH y sepa identificar los síntomas característicos de este trastorno de comportamiento (impulsividad, hiperactividad, falta de atención y concentración) que se el niño manifiesta de forma reiterada y prolongada, con el fin de que pueda llegarse a un diagnóstico lo más temprano posible, a partir de una adecuada evaluación psicopedagógica y, llegado el caso, consultar con un psicólogo o un psiquiatra.
Tratamiento del TDAH
El tratamiento de TDAH dependerá de la medida en que afecta a su vida diaria y repercute en su rendimiento escolar, su actividad social y la convivencia familiar. No obstante, los objetivos básicos serán siempre los mismos:
- Mejorar los síntomas.
- Prevenir la aparición de trastornos asociados y tratarlos si éstos ya se han producido.
En general, el tratamiento de TDAH debe incluir terapia psicológica, tratamiento farmacológico e intervención psicopedagógica. La combinación de los dos primeros tiene un efecto sinérgico, de modo que se potencian el uno al otro ganando en eficacia y aportando una rápida mejora de los síntomas, facilitando el desarrollo de estrategias que permitan en las habilidades conductuales, cognitivas y sociales del niño.
Además, una parte importante del tratamiento radica en la adecuada formación de los padres para que éstos puedan mejorar su interacción con el niño, mejorando su comunicación con él de modo que puedan promover los cambios de conducta necesarios. Los padres deberán informar al centro escolar y a los profesores del niño acerca de que su hijo tiene TDAH con el fin de acordar las medidas que se deben adoptar, prestando especial atención a la reeducación psicopedagógica del niño.
Esta última implica una atención individualizada: refuerzo escolar después del horario normal para minimizar el retraso escolar ocasionado por su déficit de atención, impulsividad e hiperactividad; y reeducación en los hábitos de conducta y técnicas de estudio.