Los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) vienen definidos por la
presencia de tres síntomas fundamentales:
1.Disminución de la atención.
2. Impulsividad.
3. Hiperactividad.
A medida que ha pasado el tiempo se han ido incrementando los porcentajes de personas que padecen este cuadro, a la vez que ha ido disminuyendo la edad a la que puede ser diagnosticado.
Si bien hace unos años se estimaba la prevalencia del TDAH en el 4-6%, los últimos estudios epidemiológicos dan cifras que rondan el 20% y hasta los más prudentes sitúan la prevalencia por encima del 10%. Es posible que las diferentes pruebas valorativas jueguen un papel importantísimo en los porcentajes de prevalencia. Para realizar la aproximación inicial, nos basamos en unas escalas diagnósticas que rellenarán los padres y profesores. Una vez que tengamos la sospecha diagnóstica, es recomendable derivar al neurólogo infantil para que le valore.
En principio, no son necesarias muchas pruebas diagnósticas. La historia clínica detallada es la base del diagnóstico, a no ser que se tenga la sospecha de algo asociado.
El tratamiento del TDAH se basa en tres pilares fundamentales: fármacos, apoyo familiar y un programa de intervención escolar.