La diarrea infantil se produce como consecuencia de una inflamación intestinal y del estómago (de ahí la denominación de gastroenteritis), que ocasiona un aumento del número de deposiciones y la pérdida de consistencia (no siempre es así) de las heces. Suelen aparecer sin previo aviso y en ocasiones estar acompañadas con náuseas, vómitos, dolor abdominal e incluso fiebre. Generalmente, los niños se recuperan en unos pocos días. Sin embargo no siempre es fácil saber si un niño tiene o no diarrea. Por ejemplo, los lactantes, en las primera semanas de vida pueden tener hasta diez deposiciones casi líquidas y ser esto completamente normal.
Causas de la diarrea infantil
En los países desarrollados aproximadamente el 80% de las diarreas infantiles suelen ser consecuencia de una infección vírica y el resto, mayoritariamente, de una infección bacteriana. Las primeras son más frecuentes durante los primeros años de vida y en los meses de invierno, mientras que las bacterianas lo son en niños mayores y en otoño.
En el caso de las víricas, el patógeno más frecuente es el llamado rotavirus y la adquisición de la infección se adquiere por vía fecal-oral, es decir por las manos contaminadas; pero también por vía oral. Por ello es frecuente que en las guarderías sea un problema frecuente. El período de incubación suele ser de uno a tres días, afectando a menores de tres años, presentándose deposiciones líquidas y abundantes que alguna vez contienen moco y un poco de sangre. Suele durar entre dos y seis días y es frecuente que se asocia a un catarro con tos y abundante mucosidad nasal.
Tipos de diarrea infantil
En función de su duración, las diarreas infantiles se clasifican del siguiente modo:
- Diarrea aguda: dura menos de 2 semanas.
- Diarrea prolongada: entre dos y cuatro semanas.
- Diarrea crónica: más de cuatro semanas. Pueden tener muchas causas, que deben ser evaluadas por el médico: intolerancia a las proteínas de vaca o la lactosa, el síndrome de colon irritable, colitis ulcerosa, etc.
Tratamiento de la diarrea infantil
El principal objetivo del tratamiento debe ser evitar la deshidratación, ya que con cada deposición el niño pierde agua y electrolitos, que deben ser reemplazados. Para ello se puede recurrir a la clásica limonada alcalina o a los preparados de sales de rehidratación oral que se venden en farmacias. También la alimentación es una parte importante del tratamiento, aunque hay que ser conscientes de que no hay alimentos que corten la diarrea.
Por el contrario, la dieta astringente hipocalórica (arroz, manzana, plátano, patata...) a la que se suele acudir en estos casos está siendo actualmente cuestionada, pues aunque aunque inicialmente contribuye a aumentar la consistencia de las heces tiene una baja en densidad energética, proteínas y grasas. Lo que sí hay que saber es que en las primeras fases de la diarrea no es aconsejable la ingesta de grasas y azúcares. No obstante, debe restablecerse la dieta normal lo antes posible.
En los lactantes no debe suspenderse la alimentación en ningún momento.
Complicaciones de la diarrea infantil
Si no se trata adecuadamente la diarrea infantil, pueden presentarse algunas complicaciones:
- Deshidratación.
- Hipoglucemia.
- Intolerancia transitoria a la lactosa.
- Convulsiones (sólo en las de origen bacteriano).
- Bacteriemias y sepsis (muy raramente).