La diarrea crónica inespecífica del bebé es un trastorno digestivo muy frecuente entre los niños de edad preescolar, es decir, de edades comprendidas entre los 6 meses y los tres años. Básicamente, se puede definir como un tránsito intestinal acelerado al no funcionar correctamente los mecanismos de frenado propios del intestino, aumentando la motilidad y reduciendo la absorción del agua, lo que que lleva a producir heces líquidas.
Suele cursar de forma intermitente, por lo que en ocasiones se ha relacionado con antecedentes familiares de colon irritable. Se caracteriza por producirse entre cuatro y seis deposiciones diarias, preferentemente durante la noche, aunque unas pueden ser con heces duras y otras líquidas. Sin embargo, el niño no pierde el apetito y no se ve afectado su desarrollo corporal (las curvas de talla y peso se mantienen normales). Las heces, además de acuosas tienen presencia de moco y fibra, son voluminosas y desprenden un fuerte y desagradable olor.
Los episodios de diarrea suelen durar en torno a las dos semanas. No obstante, es conveniente advertir que existen factores desencadenantes concretos:
- Gastroenteritis previa.
- Infecciones de las vías respiratorias altas (oído, garganta, etc.)
- Ingesta excesiva de líquidos.
- Estrés.
- Bañarle frecuentemente en agua fría.
- Alimentación fría.
- Síndrome de postenteritis (en niños menores de 18 meses).
En general, la diarrea crónica inespecífica no requiere tratamiento o medidas dietéticas específicas y duele desaparecer a los cuatro años de edad. Sin embargo, es importante consultar con el pediatra, ya que, pese a su frecuencia en la primera infancia, es importante establecer en los primeros episodios un diagnóstico diferencial para descartar que se trate de otras patologías, como la fibrosis quística, la enfermedad inflamatoria intestinal, la intolerancia al gluten a la lactosa o la fructosa, o que se haya producido una infección parasitaria o un sobrecrecimiento de la flora bacteriana intestinal.
Manejo de la dieta
La dieta de un niño con diarrea crónica inespecífica debe ser completamente normal, sin restricciones de grasas, u otros alimentos, siempre y cuando se haya previamente establecido un diagnóstico, por ejemplo, de intolerancia al gluten. De hecho, si en estos niños se producen alteraciones en el crecimiento ponderal de talla y peso, suele deberse al uso de dietas restrictivas.
Lo que sí se puede recomendar es reducir la ingesta de líquidos, especialmente de bebidas carbonatadas y zumos, evitar las bebidas y alimentos fríos y también que coman algo entre las comidas principales, con el fin de reducir la hipermotilidad intestinal.
Por último, hay que señalar que los medicamentos antidiarreicos o los antibióticos no tienen ningún efecto en este tipo de pacientes.