El tratamiento de la leucorrea dependerá de si es fisiológica o patológica y, en el segundo caso de cuál sea la causa que la produce.
Las leucorreas fisiológicas, aunque lentamente, suelen remitir por sí solas, sin necesidad de tratamiento. No obstante, conviene seguir una serie de recomendaciones concretas:
- Lavar la vulva sólo con agua, evitando las duchas vaginales, ya que un exceso de higiene podría favorecer la colonización de bacterias y producirse una infección. Después habrá que secar muy bien la zona, pero con suavidad, para evitar que se irrite.
- La ropa interior no debe ser ajustada y preferiblemente de algodón.
- No utilizar salvaslips en tanto no sea necesario.
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No usar tampones, pues se puede favorecer una el desarrollo de una infección e incluso un shock séptico.
Estas recomendaciones son también válidas para las leucorreas patológicas, aunque sí se puede realizar de vez en cuando una ducha vaginal con 60 mililitros de vinagre blanco por litro de agua tibia, con el fin de aliviar los síntomas. El picor se puede tratar con polvos de talco o cremas de aplicación local con corticoides.
Si la leucorrea está causada por la presencia de un cuerpo extraño en la vagina, será suficiente con retirarlo, pues la secreción de flujo desaparecerá por sí sola. Únicamente en el caso de que se haya producido un síndrome de shock séptico será necesario recurrir al uso de antibióticos.
Pero en el caso de que la causa sea una infección bacteriana deberá mantenerse abstinencia sexual o utilizar la protección del preservativo. Si se trata de una enfermedad de transmisión sexual, la pareja también debe someterse a tratamiento. En estas situaciones lo más importante es identificar el agente patógeno que ha causado la infección con el fin de seleccionar el tratamiento antibiótico más adecuado.
Sin embargo, en ocasiones puede ser necesario recurrir a la cirugía para obstruir mediante cauterización las denominadas glándulas de Skene que están ubicadas junto al clítoris y el orificio uretral. Estas glándulas, que en la actualidad se equiparan a la próstata masculina y secretan un fluido en el momento del orgasmo o cuando se rebosa su capacidad de retención. Otra posibilidad quirúrgica de tratamiento de la leucorrea es la eliminación de un abceso en una o las dos glándulas de Bartolino que suele estar originado por una infección por gonococos.