El peeling facial químico es una técnica estética que se utiliza para eliminar manchas, arrugas, cicatrices causadas por el acné y tratar otros problemas de la piel de la cara. En síntesis, consiste en exfoliar la piel (eliminar las capas más superficiales para dejar a la vista la piel nueva) valiéndose de determinadas sustancias químicas como fenol, ácido tricloroacético diluido, ácido glicólico, ácido salicílico, etc. La elección de la sustancia a utilizar dependerá de la profundidad de la piel a la que se desea llegar:
- Peeling profundo. Es el más agresivo. Se suele realizar con fenol y se utiliza para eliminar arrugas superficiales, medias y profundas, además de manchas y queratosis, proporcionado una mayor tersura a la piel.
- Peeling medio. Se realiza para tratar arrugas leves y manchas solares, aunque este procedimiento es habitual que se realice antes de procede a un lifting, aplicar una técnica de dermoabrasión u otros tipos de tratamientos faciales.
- Peeling superficial. Es el que se utiliza para reducir las cicatrices que causa el acné y tratar las pieles grasas, eliminando también arrugas superficiales.
Estos tratamientos son indoloros (se aplica anestesia tópica) y su duración depende la profundidad a la que se realiza y el tipo de sustancias utilizadas y los resultados se aprecian de forma inmediata. Cuanto mayor sea la profundidad a la que se realiza más visibles y duraderos serán los efectos, aunque estos no serán permanentes, pues el proceso de envejecimiento siempre seguirá su curso. Por ello, cuando el objetivo es eliminar arrugas y mantener una piel tersa se recomienda hacerlo con cierta periodicidad, en función de los signos que se aprecien.
Sin embargo, el peeling facial químico tiene sus contraindicaciones:
- Embarazo
- Tener ciertas enfermedades dermatológicas, como rosácea, psoriasis, dermatitis o eccema.
- Haber seguido un tratamiento para el acné con Accutane en los seis meses anteriores o algún tratamiento para otras patologías de la piel en las 24 horas previas.