Hay personas que nacen con una predisposición al acné, pero las causas más frecuentes son los cambios hormonales propios de la pubertad, la menstruación, el embarazo o la menopausia, además de la exposición a climas extremos, el estrés, tener una piel grasa, alteraciones endocrinas o por la acción de ciertos medicamentos. Además, la falta de higiene puede agravar el proceso.
Tres de cada cuatro adolescentes tienen algún episodio de acné de mayor o menor gravedad, probablemente a causa de los cambios hormonales propios de la pubertad. De hecho, se considera que el acné es un problema propio de este grupo de población, aunque lo cierto es que puede ocurrir a cualquier edad.

Las erupciones cutáneas que caracterizan el acné empiezan siendo comedones, con la apariencia de un grano. Si el tapón se oscurece, entonces se trata de una espinilla. Pero si el tapón se rompe y se infecta se transforman en pústulas. Y si éstas se encuentran en capas más profundas y se extienden pueden formar quistes. En cualquiera de los casos, puede apreciarse habitualmente un enrojecimiento de la piel en la zona circundante de la erupción. El acné aparece normalmente sobre la cara y hombros pero puede extenderse al tronco, brazos y piernas.
Cuando el acné es leve hay tratamientos que cualquiera puede llevar a cabo en su propia casa:
- Limpiar la piel suavemente con agua y un jabón neutro, tan frecuentemente como sea necesario para controlar grasa, especialmente después de haber realizado cualquier tipo de ejercicio.
- Aplicar vapor o compresas húmedas calientes para abrir los poros.
- Lavarse el pelo con un champú anticaspa al menos dos veces por semana y peinarse hacia atrás para evitar el pelo sobre la cara.
- No rascar, tocar o frotar las lesiones, pues pueden agravarse las lesiones.
La gravedad del acné se determina por la extensión de la zona afectada y cuando ésta es amplia conviene recurrir al dermatólogo para que lo estudie y determine el tratamiento más adecuado, para prevenir la formación de nuevas lesiones y eliminar las ya existentes. Hay medicamentos tópicos que se aplican localmente que secan la grasa y actúan como un peeling, abriendo los poros y arrastrando la suciedad. Cuando hay infección, también se suelen utilizar antibióticos muy específicos, ya sea por vía tópica como oral.
No obstante, en los centros de estética se dispone de numerosos recursos de otro tipo para tratar el acné: peeling químico, dermoabrasión, láser, etc. Pero es el dermatólogo quien debe decidir cuál es el más adecuado.