El reflujo vesicoureteral, dicho de una manera sencilla, es un problema fisiológico que hace que tras salir de la vejiga la orina vuelva a los uréteres e incluso a los riñones. En situación normal, los uréteres antes de insertarse en la vejiga recorren parte de la pared de la misma creando una especie de túnel que cumple una función similar a la de una válvula unidireccional que impide que la orina pueda volver hacia atrás una vez que ha llegado a la vejiga.
Sin embargo, cuando el tramo que los uréteres recorren pegados a la pared de la vejiga no es lo suficientemente largo, la válvula ya no funciona correctamente y permite que al contraerse la vejiga en el momento de la micción la orina pueda pasar a los uréteres e incluso alcanzar los riñones. Esta situación supone un riesgo importante de sufrir una infección de orina que puede alcanzar a los riñones (pielonefritis) y/o originar cicatrización de los tejidos, pudiendo causar hipertensión arterial e incluso una insuficiencia renal severa.
Se cree que el problema que causa el reflujo vesicoureteral es hereditario y de hecho es más frecuente en los niños, con una prevalencia de aproximadamente un 1% de la población infantil. Precisamente, uno de los problemas que presenta este defecto de los uréteres es que no causa síntomas, por lo que la sospecha clínica debe basarse en la existencia de antecedentes familiares o, en todo caso, cuando en una de las ecografía de control que se realizan durante el embarazo se detecta una anomalía renal del feto.
En ocasiones, el diagnóstico de reflujo vesicoureteral se produce tras producirse una o sucesivas infecciones urinarias en el niño, que llevan al pediatra a realizar una exploración más extensa por medio de ecografía renal, cistografía y gammagrafía renal. Confirmada la existencia del problema, se determinará el grado de reflujo según una escala que lo clasifica en cinco grados: el I indicaría que la orina pasa únicamente al uréter y el V que llega hasta al riñón.
Tratamiento del reflujo vesicouretral
Inicialmente el tratamiento del reflujo vesicoureteral es conservador y su objetivo no es otro que someter al niño a seguimiento para evaluar su evolución y tratar de evitar eventuales infecciones urinarias. Los padres tendrán que aprender a reconocer los signos y síntomas que inducen la sospecha de se ha producido una infección. Sin embargo, los antibiótico únicamente se utilizarán con fines profilácticos cuando se han producido sucesivas infecciones de orina o si el reflujo alcanza un grado IV-V a lo largo del primer año de seguimiento.
Si el tratamiento conservador fracasa habrá que recurrir a la cirugía reconstructiva con el fin de colocar los uréteres en su sitio, lo que se conoce como reimplantación uretral.