La pielonefritis es un infección de orina que afecta a uno o los dos riñones que puede originar complicaciones muy graves, especialmente si el diagnóstico y el inicio del tratamiento se retrasan. Las personas con cistitis recurrente, cálculos renales o alteraciones morfológicas de las vías urinarias presentar un mayor riesgo de sufrir este tipo de enfermedad.
Es más frecuente en mujeres que en hombres a causa de la especial configuración del aparato genitourinario. Conforme aumenta la edad, aumenta la prevalencia en los varones, dado el progresivo incremento de la incidencia de la hiperplasia benigna de próstata, que constituye un factor de riesgo frente a las infecciones de orina.
El mecanismo más habitual por el que se produce la pielonefritis es por la migración de bacterias, generalmente presentes en las heces, que pasan por la uretra, la vejiga y el uréter, antes de llegar al riñón. En el 80% de los casos de los pacientes que no tienen enfermedades urológicas previas la bacteria implicada es la Escherichia coli. Hay que tener en cuenta que la infección también se puede adquirir al portar una sonda vesical o al haber sufrido una intervención quirúrgica que afecte a las vías urinarias.
Síntomas de la pielonefritis
La principal sintomatología de la pielonefritis se limita a fiebre, escalofríos y dolor lumbar, aunque puede presentar otros propios de una cistitis, una uretritis o una prostatitis, pues todas ellas pueden ser el foco original de la infección. Estos síntomas incluyen la presencia de sangre en la orina, incremento de la necesidad de orinar y muchas veces con urgencia, dolor con la micción, etc.
Tratamiento de la pielonefritis
El tratamiento básico de la pielonefritis se realiza con antibióticos, habiendo identificado previamente el agente patógeno causante mediante una analítica y un cultivo de orina. La duración de éste puede ser de 14 ó 21 días, dependiendo de cada caso, al igual que la vía de administración (oral o intravenosa).
No obstante, hay que señalar que por lo general la elección del antibiótico se realiza de un modo empírico, sin esperar a conocer los resultados de la analítica, ya que las complicaciones de esta infección de orina pueden llegar a ser muy graves y determinar el ingreso hospitalario:
- Sangrado abundante con la orina.
- Enfermedades asociadas (diabetes, cáncer, cirrosis, etc.).
- Resistencia al tratamiento antibiótico inicial.
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Sepsis, etc.
Normalmente, si la fiebre se mantiene después de tres días con tratamiento puede significar que el organismo ha desarrollado resistencias al antibiótico utilizado o que se haya producido alguna de las mencionadas complicaciones. Si esto sucede habrá que cambiar el tratamiento y optar por antibióticos más potentes.
Independientemente del tratamiento farmacológico los médicos recomiendan guardar reposo en casa, beber abundantes líquidos para favorecer la micción y tratar los síntomas adecuados, especialmente el dolor y la fiebre.