El análisis de ADN para determinar la paternidad biológica comenzó a popularizarse a mediados de los años 80, cuando los científicos consiguieron aislar las regiones hiper variables del ADN de manera muy sencilla, permitiendo saber el vínculo biológico que une a dos personas mediante la comparación de sus secuencias de ADN. En esto consiste el conocido test de paternidad.
No obstante, el grado de certeza de los resultados nunca llega al 100%, pero alcanza el 99,9999%, siempre y cuando participen ambos progenitores.
El ADN es la huella genética de la persona, única para cada individuo ya que sólo existen ADNS iguales en el caso de gemelos idénticos. Nuestro ADN está formado por la unión del ADN de nuestros padres.
Este hecho se produce en el momento de la fecundación, cuando el óvulo de la madre, que posee su correspondiente ADN se une con el espermatozoide del padre, también con su ADN propio, ambos núcleos, se aproximan entre sí realizándose la fusión de los mismos, para lo que se reabsorben las membranas de ambos y forman un solo núcleo en el que se reúnen los cromosomas aportados por las dos células.
El resultado es el cigoto que tendrá de cromosomas provenientes los de los padres y que será una mezcla aleatoria de los cromosomas del padre y la madre.
Cabe recordar que tanto el óvulo como el espermatozoide tienen 23 cromosomas cada uno (los cromosomas contienen el ADN), por lo que su reorganización en el cigoto dará el número total de cromosomas de un ser humano: 46, de los cuales dos serán los sexuales que determinan el sexo de la persona, XX femenino y XY varón.