glaucoma
Si por cualquier causa este sistema de drenaje se obstruye, el líquido queda retenido en el interior del ojo y hace que la presión intraocular vaya aumentando progresivamente y finalmente dañar el nervio óptico, que es el encargado de llevar hasta el cerebro la información necesaria para que éste procese las imágenes.
Existen distintos tipos de glaucoma:
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Glaucoma de ángulo abierto: no se conocen las causas y es de evolución lenta y progresiva. El problema es que inicialmente no da síntomas y cuando estos empiezan a manifestarse la lesión del ojo ya está avanzada. Éstos se inician con una pérdida de visión lateral o periférica y si no se trata a tiempo puede llegar hasta la ceguera. La pérdida de visión es irreversible.
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Glaucoma de ángulo cerrado: el aumento de la presión intraocular se produce de forma repentina, causando una sintomatología específica, que en un principio aparece y desaparece hasta hacerse constante: dolor intenso en un ojo, visión borrosa o reducida, náuseas y vómitos, ver un arco iris envolviendo las luces, enrojecimiento de los ojos y sensación de tener el ojo hinchado. Puede estar causado por el uso de algunos medicamentos, entre los que se encuentran las gotas que se utilizan para dilatar la pupila.
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Glaucoma congénito: es muy frecuente que sea de carácter hereditario. Los primeros síntomas se aprecian a los pocos meses de nacer el bebé: la parte frontal del ojo se ve opaca, se agranda uno o los dos ojos, estos se enrojecen, se produce lagrimeo y se puede observar una excesiva sensibilidad a la luz.
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Glaucoma secundario: se produce como consecuencia de otra enfermedad, traumatismos, uso prolongado de medicamentos comos los corticoesteroides.
glaucoma
Es por ello que se recomienda una revisión de la presión intraocular a partir de los 40 años y con una periodicidad de dos o cuatro años. Si se está en situación de mayor riesgo debe hacerse cada uno o dos años a partir de los 35.
Tratamiento
La pérdida de visión causada por el glaucoma es irreversible, pero si se detecta a tiempo el tratamiento puede frenar su progresión y, por tanto, evitar la pérdida de visión.
El tratamiento depende del tipo de glaucoma que se tenga, aunque siempre estará dirigido a la reducción de la presión intraocular mediante el uso de medicamentos específicos y, si no hay mejoría, mediante la realización de una iridotomía con láser o cirugía.
En el caso del glaucoma congénito, la cirugía es la primera opción de tratamiento. Si el glaucoma es secundario será necesario tratar la causa y probablemente seguir el tratamiento específico para el glaucoma.