Lo que se conoce como fondo de ojo u oftalmoscopia es una prueba diagnostica que permite explorar la estructura interna posterior del ojo (polo posterior) y detectar cualquier problema que exista en la retina, la mácula, el nervio óptico o los vasos sanguíneos que irrigan la retina.
Para la realización de esta prueba es necesario que previamente se haya dilatado la pupila, mediante la utilización de un colirio específico. Ello puede provocar una irritación de la conjuntiva y por tanto un ligero escozor en el momento de poner las gotas en el ojo. Pero generalmente no ocasiona mayores molestias, salvo en el caso de que se produzca una reacción alérgica al medicamento.
Posteriormente se realiza la exploración mediante un oftalmoscopio, pudiéndose utilizar diferentes técnicas:
- Oftalmoscopia directa: aunque es la más utiliza solo permite observar un ojo cada vez.
- Oftalmoscopia indirecta: permite la exploración simultánea de ambos ojos.
- Retinografía: además de la observación de la retina, permite la obtención de imágenes digitales.
- Biomicroscopía: permite obtener imágenes de gran calidad que se pueden ampliar mucho. Para ello se utiliza un dispositivo llamado lámpara de hendidura, consistente en una lupa con una fuente de luz.
- Angiografía fluoresceínica: permite el estudio de los vasos sanguíneos que irrigan la retina.

Es importante que cuando se realice un fondo de ojo se vaya acompañado, ya que la dilatación de la pupila perdura un tiempo después de la misma, lo que ocasiona una elevada sensibilidad a la luz. Es conveniente por ello utilizar gafas de sol y no conducir hasta pasadas unas horas.
Cuándo realizar un fondo de ojo
En la actualidad los especialistas recomiendan la realización periódica y rutinaria de un fondo de ojo a partir de los 50 años. El objetivo es detectar posibles alteraciones de la retina, la mácula o el nervio óptico en sus fases iniciales, lo que permitirá aumentar la eficacia del tratamiento y controlar o ralentizar su evolución. Esta revisión rutinaria es especialmente importante en personas con diabetes, hipertensión arterial y otras enfermedades que pueden dañar el polo posterior del ojo.
Asimismo, el fondo de ojo se realizar para conocer la evolución de una enfermedad específica y evaluar la respuesta al tratamiento que se está llevando a cabo.