La parálisis cerebral no es una enfermedad, sino una lesión cerebral irreparable que se produce antes, durante o después del nacimiento y que afecta de forma permanente a la capacidad motora de los músculos al no llegar a ellos las órdenes cerebrales que necesitan para realizar sus funciones.
Hay distintos tipos de parálisis cerebral, dependiendo de la parte del cerebro afectada –y por tanto también del cuerpo-, de la capacidad funcional, de los efectos funcionales o de la respuesta al tratamiento.
Según cuál se la parte del cuerpo afectada, la parálisis cerebral puede clasificarse del siguiente modo:
- Hemiplejia: cuando afecta sólo a uno de los dos lados del cuerpo, mientras que el otro permanece normal.
- Monoplejia: si solo afecta a una de las extremidades.
- Triplejia: con la afectación de tres miembros.
- Diplejia: cuando afecta a los dos brazos.
- Paraplejia: si afecta sólo a las piernas.
- Cuadriplejia: si están afectadas las cuatro extremidades.
- Hemiparesia: cuando afecta a la cara y un brazo.

Esta dificultad motora se traduce en síntomas muy característicos:
- Falta de coordinación muscular al realizar movimientos voluntarios (ataxia).
- Músculos tensos y rígidos y reflejos exagerados (espasticidad).
- Arrastrar una pierna al caminar o hacerlo apoyando solo la punta del pie.
- Dificultad para tragar o hablar.
- Movimientos involuntarios.
- Ausencia de control de esfínteres.
- Problemas en la realización de movimientos que requieren precisión como los que se necesitan para escribir.
Muchos de los niños con parálisis cerebral llegan a adultos y sobreviven a sus cuidadores y surgen otros problemas médicos y funcionales propios del envejecimiento que complican su funcionalidad: depresión, artritis, osteoartritis, dolor, etc.
Pero no son muchos los pacientes con parálisis cerebrales que superan los 65 años. Sin embargo, si se atiende a la clasificación antes mencionada, puede dar la impresión de que hay numerosas personas mayores con parálisis cerebral, aunque no es así, aun cuando los síntomas motores pueden inducir a creerlo.
De hecho existen patologías que se dan en este grupo de edad que, como el ictus o las lesiones de la médula espinal, pueden causar hemiplejia, hemiparesia paraplejia o tetraplejia. La diferencia fundamental es que en estos casos las deficiencias motoras, al igual que los síntomas que originan, pueden ser reversibles, lo que no sucede con la parálisis cerebral.