Bajo la denominación de síndrome mielodisplásico se agrupan una serie de enfermedades que se originan a causa de un daño previo que afecta a las células de la médula ósea, encargadas de fabricar la sangre, de tal modo que muchas de las células que la componen se producen de forma defectuosa.
El organismo destruye muchas de estas células sanguíneas anormales, dejando al paciente con bajos recuentos sanguíneos, ya que no existen suficientes células sanguíneas normales.
Aproximadamente en una tercera parte de los pacientes con síndrome mielodisplásico la enfermedad puede progresar y llegar a convertirse en una leucemia mieloide aguda, un tipo de cáncer que se caracteriza por un crecimiento rápido de las células de la médula. Es por ello que en la actualidad se considera a esta enfermedad como un tipo de cáncer.
En una persona sana, la médula ósea produce células madre sanguíneas (blastocitos) que se transforman en células sanguíneas maduras. En los pacientes con síndrome mielodisplásico, sin embargo, esto no sucede así, ya que los blastocitos no funcionan correctamente y muchos de ellos mueren en la misma médula ósea o nada más llegar al torrente sanguíneo, de tal modo que no se producen suficientes glóbulos rojos, leucocitos y plaquetas sanas.
Las consecuencias de este defecto en la producción de las células sanguíneas puede ocasionar anemia, facilidad de sangrado y favorecer la aparición de infecciones.
Tipos de síndrome mielodisplásico
En función de las alteraciones que registran en las células sanguíneas se registran diferentes tipos de síndrome mielodisplásico:
- Anemia refractaria.
- Citopenia refractaria. Puede afectar a un tipo o más de células sanguíneas.
- Síndrome mielodisplásico inclasificable, que se caracteriza porque el número de blastocitos de la médula ósea y la sangre es normal.
- Síndrome mielodisplásico relacionado con una anomalía aislada en el cromosoma del(5q). El número de blastocitos es inferior al 5% de todas las células de la médula ósea y la sangre, además de producirse una alteración del cromosoma.
- Leucemia mielomonocítica crónica.
Factores de riesgo de un síndrome mielodisplásico
- La edad.
- Haberse sometido a un tratamiento de quimioterapia o radioterapia por un cáncer.
- Estar expuesto a determinadas sustancias químicas, como las presentes en el humo del tabaco, plaguicidas, disolventes con benceno o fertilizantes.
- Estar expuesto a metales pesados, como el mercurio o el plomo.
Síntomas de un síndrome mielodisplásico
- Dificultad para respirar.
- Debilidad o sensación de cansancio.
- Piel más pálida de lo normal.
- Formación de hematomas o sangrado fácil.
- Petequias (manchas planas, localizadas debajo de la piel causadas por el sangrado).
Tratamiento de un síndrome mielodisplásico
La terapia del síndrome mielodisplásico puede incluir transfusiones de sangre, trasplante de médula ósea y tratamiento antibiótico. No obstante, también es importante evitar o al menos aplazar al máximo la evolución de esta enfermedad a leucemia mieloide aguda.
Para ello se dispone de medicamentos específicos, aunque también cabe la posibilidad de que sea necesario un tratamiento con inmunosupresores y en la actualidad la realización de un trasplante de células madre.