La diabetes tipo 1 se caracteriza por la incapacidad del organismo para producir la insulina que éste necesita para transportar la glucosa hasta las células de todos los tejidos y transformarla en energía. La consecuencia inmediata es que la glucosa ya sea la que produce el propio organismo o la que procede de los alimentos que se ingieren, se acumula en la sangre.
Partiendo de la base que una persona diabética lo seguirá siendo el resto de su vida, el de tratamiento de la diabetes tipo 1, por tanto, tiene como objetivo mantener la presencia de glucosa en la sangre en niveles de normalidad. Para ello deberá contemplar diferentes aspectos:
1) Proporcionar al organismo la insulina que necesita
La insulina no se puede administrar por vía oral, pues sería destruida por los jugos gástricos nada más llegar al estómago y, por tanto no podría cumplir su función de reducir la concentración de glucosa en sangre al facilitar su transporte hasta las células. Es por ello que todos los pacientes con diabetes tipo 1 deben inyectarse insulina al menos una vez al día, pudiendo llegar hasta cuatro.
El tipo (los diferentes tipos se diferencian en la rapidez con que empiezan a tener efecto) y la cantidad de insulina que ha de inyectarse, dependerá de las características de cada paciente (teniendo en cuenta la alimentación y la cantidad de ejercicio que realiza).
- Jeringuillas de un solo uso: son las tradicionales, con agujas muy finas, que se cargan con la dosis de insulina indicada por el médico. Se aconseja realizar el pinchazo en la zona del abdomen, los brazos o los muslos, evitando los pliegues de la piel y la línea media abdominal, en la que se incluye el ombligo. También se recomienda que la inyección se ha siempre en la misma zona, cambiando el punto del pinchazo a unos dos centímetros del anterior.
- Jeringuillas precargadas: son jeringuillas que vienen ya cargadas con la dosis necesarias.
- Plumas para inyección de insulina: son aparatos con forma de pluma, en los que se introduce un cartucho con la dosis de insulina necesaria, por lo que son reutilizables.
- Bomba de insulina: son pequeños dispositivos portátiles que administran insulina de acción rápida las 24 horas del día, a través de una cánula que se implanta bajo la piel. La cantidad de insulina que administra el aparato se ajusta en función de las necesidades de cada paciente.
2) Seguir una dieta específica para diabéticos
La dieta de una persona con diabetes tipo 1 guarda una estrecha relación con la dosis de insulina que se inyecta y su nivel de actividad física. Los carbohidratos, las proteínas y las grasas tres principales tipos de nutrientes que se encuentran en los alimentos son los principales grupos de alimentos que deben estar presentes en una dieta para aportar la energía necesaria, pero hay que tener en cuenta que son los carbohidratos los que más contribuyen a elevar la presencia de glucosa en la sangre. Sin embargo, la insulina y el ejercicio físico permiten reducirla.
De ahí que el plan de alimentación de un diabético estará diseñado para aportar los nutrientes necesarios pero balanceando el aporte de azúcares con la dosis de insulina y el ejercicio que se realiza. Se puede comer prácticamente de todo, pero en las cantidades indicadas y en los horarios determinados para un total de cinco comidas diarias. El diabético deberá aprender cómo y qué debe comer, con el fin de establecer una cierta flexibilidad en la dieta que le permita incluso disfrutar de las ocasiones especiales (fiestas, bodas, etc.), siempre que los niveles de glucosa en sangre se mantengan en las cifras de normalidad.
3) Practicar regularmente ejercicio
La actividad física contribuye a reducir los niveles de glucosa en sangre, por lo que constituye una parte esencial del tratamiento de la diabetes tipo 1. Cualquier tipo de ejercicio es bueno, pero conviene evitar el ejercicio intenso, como es el caso de las pesas. Únicamente hay que tener en cuenta que en ocasiones puede sobrevenir una hipoglucemia (bajada rápida de glucosa en sangre) o una hiperglucemia (subida rápida de la glucosa en sangre), por lo que es necesario saber cómo evitarlas y cómo actuar en el caso de que se produzcan.
4) Controlar varias veces al día los niveles de glucosa en sangre
En un diabético, los niveles de glucosa en sangre deben mantenerse siempre en cifras de normalidad y la mejor manera de cerciorarse de que esto sucede es realizando una prueba de control varias veces al día (hasta cuatro), lo que será determinado por el médico en función de las características de cada paciente.
El cumplimiento del plan de tratamiento permitirá al paciente mantenerse saludable y evitar las complicaciones a largo plazo de esta enfermedad. No debe olvidar nunca que no éste no consiste únicamente en inyectarse insulina, sino que la alimentación y el ejercicio son parte importante del mismo. Se trata, en definitiva de definir e instaurar un modo de vida en el que el continuo control de la glucosa en sangre determinará la eventual necesidad de modificar el plan global de tratamiento.