La dishidrosis, también conocida como eccema dishidrótico, se caracteriza porque la piel se inflama de tal modo que la unión entre las células se abre permitiendo que el suero llene los espacios generados formándose pequeñas protuberancias en la superficie epitelial que cursan con picor y que evolucionan hasta formar ampollas llenas de líquido, que resultan dolorosas y al romperse forman fisuras y erosiones.
El proceso suele durar unas tres semanas y afecta fundamentalmente a las palmas de las manos y las plantas de los pies, pudiendo producirse también en los dedos.
No se conoce cuál es la causa de dishidrosis, aunque algunos datos sugieren que puede tratarse de una alteración de la sudoración. El contacto con el agua, detergentes o disolventes pueden agravar el cuadro clínico.
Para el diagnóstico de la dishidrosis puede ser suficiente con la exploración visual. No obstante conviene descartar otras posibles causas de las manifestaciones cutáneas que se observan. Una de ellas es la prueba del hidróxido de potasio, que permite comprobar mediante una biopsia de la piel si existe o no una infección causada por hongos o una. También se pueden realizar pruebas de sensibilidad alérgica (la prueba del parche) para determinar si existe algún alergeno que esté causando una dermatitis por contacto.