La sospecha de la existencia de una endocarditis deriva de dos factores importantes de la anamnesis que se realiza al paciente que llega a la consulta con los síntomas característicos. El primero de ellos es que haya tenido o tenga alguna afección cardiaca que predisponen a sufrir la enfermedad, que sea portador de una prótesis valvular o un marcapasos, etc. El otro es la indagación sobre la posibilidad de que haya sufrido algún tipo de proceso infeccioso que haya facilitado la entrada hasta las cámaras cardiacas de algún microorganismo. Una ecocardiografía o la exploración física del paciente, pueden transformar la sospecha en certeza y el diagnóstico debe completarse con la identificación del agente patógeno que ha causado la infección (hemocultivo), que puede resultar negativo si se han tomado antibióticos.
Criterios de Duke
Sin embargo, no siempre es tan sencillo, especialmente porque una de las características específicas de la endocarditis, la existencia de un coágulo, verruga o vegetación en el endocardio, no siempre es visible y que por otra parte éste podría formarse a consecuencia de otras patologías, al diagnóstico final se llega utilizando los llamados criterios de Duke, que se clasifican en dos grupos:
• Criterios mayores:
- hemocultivo positivo, identificándose uno de los gérmenes que habitualmente se asocian a esta enfermedad.
- hemocultivo positivo persistente (dos positivos en muestras tomadas con 12 horas de diferencia o tras o cuatro con muestras obtenidas a intervalos de una hora).
- ecocardiografía con hallazgos compatibles con la endocarditis (presencia de coágulos o vegetaciones, etc.).
• Criterios menores:
- trastornos cardiacos previos que supongan un factor de riesgo.
- fiebre superior a los 38ºC.
- problemas vasculares (tromembolismo, infarto pulmonar por sepsis, hemorragia intracraneal, etc.)
- episodios inmunológicos (glomerulonefritis, factor reumatoideo, etc.).
- hemocultivo positivo que no cumple los criterios mayores.
- hecografía con imagen compatible sin que se cumplan los criterios mayores.
Al aplicar estos criterios, el diagnóstico final será de endocarditis si se cumplen al menos dos criterios mayores, o uno mayor y tres menores, o cinco menores.
Tratamiento
Una de las primeras medidas es la instauración de un tratamiento con antibióticos, en función del timo de microorganismo que se haya identificado. En las formas agudas o subagudas de larga evolución puede ser necesaria la hospitalización del paciente para administrarlo por vía intravenosa, aunque, una vez recibida el alta, deberá mantenerlo en casa durante un largo periodo, que puede alcanzar las seis semanas.
Lo más importante, en cualquier caso, es iniciar el tratamiento lo antes posible para evitar eventuales complicaciones, que pueden abarcar desde un absceso cerebral a un accidente cerebrovascular, una sepsis o una insuficiencia cardiaca. En algunos casos en los que se desarrolle una insuficiencia cardiaca al resultar dañadas las válvulas, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para implantar una prótesis valvular.