El comer es un hecho fundamental en el desarrollo y mantenimiento de una vida sana.
Todo comienza cuando el cordón umbilical deja de suministrar "combustible materno" y aparece en los que nacen, la novedad de un instinto, el cual se trasmitirá a lo largo de cualquier especie que come: el bebé siente hambre y atracción por lo dulce, sensación inquietante que hace al bebé hambriento, un intrépido buscador del pecho de la mamá o del biberón.
Y a partir de ese instante, el nuevo terrestre quedará prendido en lo dulce y en la incomodidad de sentir la necesidad de mamar, rodeado de los cariños maternales, para alimentarse y crecer todos los días. Y ya no dejaremos de sentir la "llamada del estómago" en los momentos oportunos, salvo enfermedad.
El hambre es como un campanillazo que nos avisa de una necesidad casi inmediata. Y se debe aprovechar para comer amigablemente, sin prisas, masticando y disfrutando; compartiendo ese placer en compañía de la familia o de los amiguitos o compañeros.
Desde el cacao, la leche y los cereales de la mañana, pasarán por vuestros ojos frutas, legumbres y hortalizas que vienen del campo; carnes, lácteos o huevos que se traen de las granjas; pescados, azules o blancos del mar y de los ríos; pan fresco, bien amasado y tierno.
También en las estanterías de los supermercados, podréis obtener aceites, mantequillas, frutos secos, alimentos empaquetados en conserva sanos y dispuestos a colaborar en vuestra fortaleza mental y física. Y los detalles aromáticos de la multitud de hierbas aromáticas, os harán más divertidos los sabores de los menús.

No permitiros rechazar sin razón un alimento. Por supuesto que cada uno debe saber elegir; pero hay una gran diferencia entre rechazar, por ejemplo, las verduras, a comer como "locos" chucherías, dulces, patatas fritas, etc.
Nutrir es construir. Se debe aprender a comer con sentido común, no como bebés que solo se guían por el instinto para desarrollarse. Comer y descansar es la base para hacer deporte, estudiar, trabajar o divertirse.
Hace falta aprender a comer sin agobios pero también sin caprichos, para construir una persona mayor alta, fuerte e inteligente.