Son muchas las dietas milagro que se fundamentan en el consumo de un único tipo de alimento:
- Dieta de la alcachofa.
- Dieta de la manzana.
- Dieta del pomelo.
- Dieta del pollo.
- Dieta del huevo.
- Dieta del bacon.
- Dieta del arroz.
- Dieta de la pasta.
- Dieta del jarabe de arce.
- Dieta de la patata.
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Dieta de la sopa come-grasas, etc.
Una dieta de un solo alimento pueden llevar a una rápida pérdida de peso, entre otras razones por su bajo contenido energético. Por poner un ejemplo, la dieta de la manzana contiene menos de 1.000 kilocalorías, es decir la mitad del consumo energético de una alimentación normal. Lo que no dicen quienes las preconizan es que si se prolongan mínimamente pueden causar graves estados carenciales, pues un solo alimento no contiene, ni mucho menos, todos los nutrientes necesarios para el organismo. Por otra parte, la pérdida de peso se produce a costa de la masa muscular y la pérdida de agua.

Las suelen promoverse con la promesa de efectos muy saludables, más allá de la simple pérdida de peso: desintoxicantes, diuréticas, reductoras del colesterol, etc., sin que tales afirmaciones tengan fundamento científico alguno.
Un factor común a todas estas dietas es que son muy monótonas, excesivamente hipocalóricas, que en muchos casos causan una intensa sensación de hambre y originan efectos adversos poco deseables, como problemas intestinales: flatulencia, cólicos y diarreas, o en algunos casos hinchazón abdominal. También pueden producir anemia, ansiedad, irritabilidad, sequedad de piel, caída del pelo, intolerancia al frío, y otros efectos propios de estados carenciales.