La epilepsia en adultos mayores es una condición neurológica más frecuente de lo que suele creerse. A partir de los 60 o 70 años, el riesgo de padecer crisis epilépticas aumenta, en muchos casos como consecuencia de otras enfermedades o lesiones previas. Reconocer los síntomas y causas más habituales, y contar con un tratamiento ajustado a cada persona, es clave para mejorar la calidad de vida en esta etapa.
¿Qué es la epilepsia y cómo afecta a los adultos mayores?
La epilepsia es un trastorno neurológico que se caracteriza por la aparición recurrente de crisis epilépticas, originadas por una actividad eléctrica anormal en el cerebro. Aunque está tradicionalmente asociada a la infancia o la adolescencia, la epilepsia en personas mayores representa uno de los grupos de mayor incidencia. De hecho, tras los primeros años de vida, es en la tercera edad donde se registra un repunte en los diagnósticos.
En los adultos mayores, estas crisis no siempre se presentan con convulsiones evidentes. A menudo, la sintomatología puede ser más sutil: episodios de confusión, ausencias breves, desorientación o cambios en el comportamiento. Por ello, muchas veces no se detecta a tiempo o se confunde con otros trastornos asociados al envejecimiento, como demencias o accidentes cerebrovasculares.
Diferencias en la presentación de ataques epilépticos en personas mayores
A diferencia de las crisis convulsivas generalizadas que se observan en personas jóvenes, los ataques epilépticos en mayores pueden manifestarse como desconexiones momentáneas del entorno, dificultades para hablar o realizar movimientos automáticos involuntarios, como masticar o parpadear repetidamente. Estas formas más atípicas de epilepsia pueden pasar desapercibidas si no se realiza un diagnóstico neurológico específico.
Causas más frecuentes de epilepsia en adultos mayores
La causa más frecuente de epilepsia en mayores es la enfermedad cerebrovascular, especialmente los ictus. Además, pueden desencadenarla los traumatismos craneoencefálicos, los tumores cerebrales, las infecciones del sistema nervioso central o enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer. En algunos casos, sin embargo, no se identifica una causa clara, hablándose entonces de epilepsia idiopática.
Síntomas comunes de epilepsia en la tercera edad
La epilepsia en personas mayores puede presentar manifestaciones muy diferentes a las que se observan en pacientes más jóvenes. Por eso, es frecuente que pase desapercibida o se confunda con otras patologías comunes en la vejez, como el deterioro cognitivo leve o ciertos trastornos conductuales. Detectar los síntomas de forma precoz puede marcar la diferencia en el pronóstico, facilitando un abordaje terapéutico eficaz y personalizado.
Señales de alerta para detectar ataques epilépticos en mayores de 70 años
En adultos mayores, los episodios epilépticos no siempre se presentan como convulsiones evidentes. Muchas veces aparecen con síntomas más sutiles o atípicos, que requieren una observación atenta por parte del entorno y del personal sanitario:
- Confusión temporal o pérdida momentánea de la orientación, sin una causa clara.
- Desconexión breve del entorno, como si la persona quedara "ausente" durante unos segundos.
- Movimientos repetitivos involuntarios, como parpadeo constante, frotamiento de las manos o masticación sin alimento.
- Sacudidas musculares breves, generalmente en brazos o piernas, que pueden parecer tics.
- Alteraciones repentinas del habla o el comportamiento, incluyendo respuestas incoherentes o agitación transitoria.
- Caídas sin causa aparente, especialmente si se producen de forma repetida.
Estas manifestaciones pueden confundirse con otras condiciones neurológicas o psiquiátricas en personas de más de 70 años. Sin embargo, si se repiten con cierta frecuencia o se asocian a pérdida de conciencia, es esencial acudir al especialista. Un diagnóstico a tiempo puede evitar nuevas crisis y mejorar considerablemente la calidad de vida.
Cómo reconocer convulsiones en ancianos y cuándo acudir al médico
Aunque son menos habituales en esta franja de edad, las convulsiones generalizadas también pueden darse en mayores con epilepsia. En estos casos, los signos son más reconocibles:
- Pérdida repentina de conocimiento, que puede durar varios minutos.
- Rigidez muscular seguida de sacudidas rítmicas, afectando a todo el cuerpo.
- Emisión involuntaria de orina, mordedura de lengua o traumatismos al caer.
- Somnolencia profunda o confusión prolongada tras la crisis (estado postictal).
Ante cualquiera de estos síntomas, especialmente si es la primera vez que se presentan, es necesario acudir de inmediato a un centro médico. El neurólogo indicará si se trata de una crisis epiléptica aislada o si el paciente debe iniciar tratamiento para la epilepsia.
Tratamiento y cuidados para la epilepsia en adultos mayores
El enfoque terapéutico en ancianos debe ser individualizado, teniendo en cuenta otros posibles problemas de salud y la sensibilidad a los efectos secundarios de la medicación.
Opciones terapéuticas adaptadas a la edad
El tratamiento principal son los fármacos antiepilépticos, que ayudan a prevenir nuevas crisis. En personas mayores, se opta por medicamentos con bajo riesgo de interacciones y buena tolerabilidad. El seguimiento médico es clave para ajustar la dosis y evitar efectos indeseados como somnolencia o desequilibrio.
En casos resistentes, puede contemplarse la cirugía, aunque es menos habitual en edades avanzadas. Las técnicas de estimulación cerebral también pueden ser útiles en determinados perfiles.
Estrategias para mejorar la calidad de vida y prevenir crisis
El control de las enfermedades de base, como la hipertensión o la diabetes, resulta fundamental para reducir el riesgo de crisis. Además, se recomiendan medidas como:
- Dormir bien y mantener rutinas regulares.
- Evitar el consumo de alcohol y la automedicación.
- Mantener una dieta equilibrada y una buena hidratación.
- Hacer ejercicio físico adaptado, siempre bajo control médico.
Asimismo, es importante fomentar la autonomía y la seguridad del entorno. Adaptar la vivienda, instalar apoyos en baños y zonas de paso, y evitar alfombras o muebles inestables puede prevenir accidentes durante o después de una crisis.
La epilepsia en ancianos no tiene por qué limitar su vida diaria. Con un diagnóstico temprano, un tratamiento adecuado y el apoyo de profesionales especializados, es posible controlar los síntomas y reducir el impacto de esta enfermedad. En Sanitas Mayores, contamos con equipos médicos y centros adaptados para acompañar a las personas mayores en todas las etapas de su salud neurológica.