La mordida cruzada es uno de los problemas de maloclusión más frecuentes y se caracteriza porque uno o varios de los dientes de la arcada superior, al cerrar la boca (mordida) quedan por detrás de los dientes de la arcada inferior. Debe tenerse en cuenta que en una mordida normal los dientes de la arcada superior deben quedar por delante de los de la inferior.
No obstante, hay diferentes tipos de mordida cruzada en función de cuál sea su origen:
- Dentarias: los maxilares se encuentran en su posición correcta, pero los dientes se inclinan hacia el interior.
- Esqueléticas: el maxilar superior tiene un tamaño inferior al de la mandíbula.
- Mixtas: se producen simultáneamente los dos problemas anteriores.
Además, en función de la parte de la arcada en que se produzca puede ser una mordida cruzada anterior o posterior o ser unilateral, afectando a un solo lado de la arcada, o bilateral, si afecta a ambos.
La mordida cruzada puede aparecer a cualquier edad, no en vano las arcadas dentales sufren cambios morfológicos y de tamaño en función de diferentes factores: respirar por la boca en vez de por la nariz, succionar el dedo pulgar (muy habitual en los niños), colocar la lengua en posiciones inadecuadas, etc.
El problema es que si se no se corrige, a la larga estas alteraciones de la mordida pueden afectar al normal desarrollo y crecimiento de la estructura facial y favorecer en el futuro la aparición de problemas dentales, musculares, óseos y articulares. De ahí que si hay algo fundamental en relación a la mordida cruzada es que el diagnóstico, y por tanto también el tratamiento, debe ser lo más precoz posible.
Con este fin es fundamental que se inicien las revisiones con el odontólogo siguiendo las actuales recomendaciones: la primera visita al cumplir un año y la siguiente una vez se haya completado la dentición, es decir, a los tres años.
Tratamiento de la mordida cruzada
La razón de que el tratamiento de la mordida cruzada sea lo más precoz posible es que en los niños, al encontrarse en fase de desarrollo, tanto los músculos como los huesos están creciendo y por tanto es más sencillo devolverlos a su posición y favorecer su crecimiento correcto.
En los niños la corrección de la mordida cruzada se inicia con el uso de un aparato denominado expansor que se fija sobre el paladar y se ensancha progresivamente cada día mediante una llave y durante un periodo que puede oscilar entre uno y dos meses.
Posteriormente el expansor se mantiene en su posición durante aproximadamente tres meses con el fin de que el hueso fije su posición al endurecerse. Además también será importante corregir algunos hábitos del niño, como la succión del pulgar, la respiración por la boca o el mal uso de la lengua.
Sin embargo, cuando se trata de un adulto el tratamiento es más complejo, ya que el desarrollo ha finalizado hace tiempo y es más dificultoso moldear la posición de los huesos. En este caso, se recurre a la ortodoncia, que en ocasiones se combina con otros aparatos. Pero si la desviación del maxilar es muy acusada y el paladar es muy estrecho, puede ser necesario combinar la ortodoncia con una cirugía correctora.