Una de las premisas más importantes en relación a la ortodoncia es que los niños deben visitar al ortodoncista a partir de los siete años de edad (momento en el que se empiezan a cambiar los dientes de leche, pues la ortodoncia únicamente se puede realizar sobre la dentición definitiva, que por regla general se completa a los 11 o los 12 años. Pero hay que tener en cuenta que no siempre la edad dental se corresponde con la edad biológica, ya que el cambio de dentición se puede adelantar o retrasar.
No obstante, la decisión de cuándo hay que utilizar algún tipo de aparato de ortodoncia debe tomarla el especialista tras revisar la boca del niño y teniendo en cuenta los problemas que éste pueda presentar: caries, infecciones, pérdidas de piezas dentales, etc.
Pero se puede iniciar el tratamiento dos o tres años antes de completarse la dentición definitiva, es decir, cuando ya se han sustituido todos los dientes de leche, salvo los molares. De hecho, es cada vez más frecuente encontrar a niños que tienen brackets únicamente en los dientes frontales, pues servirán de guía a los demás.
La razón de esta anticipación es que hay que resolver los problemas que se van presentando, tales como un diente se pierda prematuramente y el hueco que deja pueda alterar la erupción del definitivo o la posición de los adyacentes. En este caso se puede optar por colocar un mantenedor de espacio para mantener abierto el hueco hasta que salga el nuevo diente.
También puede darse el caso contrario, es decir que se retrase la caída de algún diente de leche, en cuyo caso el odontólogo puede tomar la decisión de extraerlo para facilitar la correcta erupción del definitivo.

Sin embargo, como en todo, hay excepciones. Concretamente pueden darse situaciones que recomienden iniciar un tratamiento ortodóncico de forma temprana, incluso si el niño tiene todavía los dientes de leche. La mordida torcida es uno de estos casos, aunque habrá que determinar primero si se debe a un problema de crecimiento inadecuado de los huesos (por ejemplo, una asimetría ósea).
Otras situaciones en las que puede adelantarse la ortodoncia son cuando el niño presenta una mordida cruzada posterior o anterior (cuando los dientes superiores muerden por detrás o por delante de los inferiores, respectivamente); pero únicamente si el problema no tiene su origen en el hueso. Finalmente, también es una opción en casos de dientes retenidos (no erupciona el definitivo), dependiendo de cuál sea la causa del problema.