¿Qué es la progesterona?

La progesterona, a la que a veces se denomina hormona del embarazo, pertenece al grupo de los progestágenos y es sintetizada fundamentalmente en los ovarios y la placenta cuando hay un embarazo en curso, aunque también la producen las glándulas adrenales y el hígado.

En la mujer, el organismo comienza a producirla en la pubertad, con el primer ciclo menstrual, ya que su función principal se desarrolla tras producirse la ovulación, para preparar el endometrio para la implantación del embrión y, en su caso, el mantenimiento del embarazo. No obstante, también contribuye al desarrollo de los caracteres sexuales secundarios de la mujer.

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Sin embargo, si el embrión se implanta en el útero, los niveles de progesterona aumentan con el fin de hacer viable el embarazo y contribuir al desarrollo del feto. De hecho, en la actualidad se cree que en estos momentos iniciales del embarazo esta hormona reduce la respuesta inmune del organismo con el objeto de que el embrión no sea considerado por éste como un cuerpo extraño y, por tanto, rechazado.

Asimismo, produce el aumento del tamaño de los senos característico del inicio de la gestación, preparando las glándulas mamarias para la lactancia. Finalmente, reduce la contractibilidad del útero y estimula su crecimiento a lo largo de la gestación.

Por otro lado, los niveles de progesterona aumentan significativamente en las diferentes etapas del embarazo, pues desempeña un papel fundamental en el mantenimiento del mismo hasta finalmente se produce una caída de la presencia de esta hormona, lo que desencadena el parto. Si la mujer no produce progesterona en las cantidades necesarias para lograr y mantener el embarazo, deberá recibir un tratamiento farmacológico con esta hormona con el fin de evitar un eventual aborto y desarrollar normalmente la gestación.

De ahí que esta hormona se utilice en las técnicas de reproducción asistida para facilitar la implantación de los embriones durante las primeras semanas de gestación y hasta cuatro meses en el caso de mujeres con antecedentes de abortos de repetición o durante todo el embarazo en aquellas que presentan un riesgo de parto prematuro. Al tratarse de hormonas naturales, carecen de riesgos tanto para la madre como para el feto.

   
  

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