“Tu madre tiene Alzheimer”. Y pierdes la paz. Pierdes la tranquilidad. Llegan las noches en vela y los “apaños”.
Un día llega el momento de buscar un lugar donde profesionales velen por el
Bienestar de tu familiar. Buscas, rebuscas. Y decides. Es duro. Muy duro y el día que cierras la puerta y dices: “mañana vengo” es el momento peor.
Pero de repente te vas dando cuenta que una vez limados pequeños detalles, en Sanitas Alameda te devuelven lo que perdiste : la paz.
El cariño se siente. El interés. La profesionalidad. Desde las chicas de recepción, los auxiliares, los fisios, trabajo social, terapias, enfermeras, doctoras… y recuperas esa paz. Y sabes que tu madre está donde tiene que estar porque desde su olor a cremita hasta las meriendas y las fiestas con nosotros , los familiares, consiguen que la preocupación y la pena se convierta solo en amor y ternura que te produce ir a ver a tú madre. Y eso valoro, voy a ver a mi madre y solo me preocupo de disfrutar de ella, de ponerle música o acariciarle las manos. Todo lo demás está en su sitio. Está controlado.
Gracias, por la paz que dais. Por querer a nuestros mayores, por respetarlos y por cuidarlos.
De diez.