La trocanteritis, también conocida como bursitis trocantérea, es una de las causas más comunes de dolor de cadera en la tercera edad. A menudo infravalorada, puede afectar significativamente a la movilidad de los mayores y limitar su autonomía. Detectarla a tiempo y aplicar un tratamiento adecuado permite controlar el dolor y mejorar la calidad de vida.
A continuación, te explicamos qué es, cuáles son las causas de la trocanteritis, cómo se manifiesta y qué opciones existen para su tratamiento.
¿Qué es la trocanteritis?
La trocanteritis es una inflamación de la bursa ubicada en la parte lateral de la cadera, justo por encima del fémur. Esta bursa actúa como un cojín que reduce la fricción entre el hueso y los tejidos blandos al mover la pierna.
Definición y características
Se trata de una afección inflamatoria que provoca dolor persistente en la parte externa de la cadera, especialmente al caminar, subir escaleras o estar acostado de lado. Es más frecuente en mujeres y en personas mayores de 60 años, y suele ser de evolución lenta pero molesta.
Anatomía relacionada con la trocanteritis
La zona afectada se sitúa en el trocánter mayor, una prominencia ósea lateral del fémur. En esa área se insertan músculos como el glúteo medio y menor, y existe una bursa que puede inflamarse por sobrecarga o roce repetitivo, dando lugar a la trocanteritis.
Causas de la trocanteritis en adultos mayores
En las personas mayores, esta dolencia puede tener múltiples orígenes. En muchos casos, se debe a la combinación de desgaste natural y cambios posturales.
Factores de riesgo comunes en la tercera edad
La edad avanzada implica menor elasticidad muscular, disminución del tono postural y mayor tendencia al desequilibrio. Esto puede favorecer una carga asimétrica sobre la cadera. Además, enfermedades como la artrosis, la escoliosis o alteraciones en la marcha incrementan el riesgo de desarrollar trocanteritis.
Lesiones y desgaste articular
Una caída o un traumatismo, incluso leve, puede desencadenar una inflamación persistente en la zona del trocánter. El desgaste de las estructuras articulares por uso continuado o mala alineación corporal también puede irritar la bursa trocantérica, originando molestias que no remiten por sí solas.
Síntomas y diagnóstico de la trocanteritis en ancianos
La identificación de los síntomas es clave para iniciar un tratamiento efectivo. No siempre es fácil diferenciar la trocanteritis de otras dolencias articulares.
Dolor típico y zonas afectadas
El dolor en la cadera es el síntoma más característico. Se localiza en la parte externa y puede irradiarse hacia el muslo. Aumenta al caminar, permanecer de pie durante mucho tiempo o al recostarse del lado afectado. También puede haber sensibilidad al tacto en la zona del trocánter.
Técnicas y pruebas para el diagnóstico
El diagnóstico suele ser clínico, mediante la exploración física. En algunos casos se solicita una ecografía o una resonancia magnética para confirmar la inflamación de la bursa y descartar otras patologías, como la artrosis de cadera o problemas musculares más profundos.
Tratamientos recomendados para la trocanteritis en la tercera edad
El tratamiento de la trocanteritis depende de la intensidad del dolor y de cómo interfiera en la vida diaria del paciente. En la mayoría de los casos, el abordaje es conservador y no invasivo.
Tratamiento conservador: fisioterapia y medicación
El tratamiento más habitual para la trocanteritis en ancianos es el conservador, ya que en la mayoría de los casos permite controlar el dolor y restaurar la funcionalidad sin necesidad de intervenciones invasivas. El objetivo principal es reducir la inflamación de la bursa trocantérica y mejorar la movilidad de la cadera.
El uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), como el ibuprofeno o el diclofenaco, suele indicarse durante unos días bajo supervisión médica, especialmente en mayores polimedicados. También puede aplicarse hielo local varias veces al día para aliviar el dolor y la hinchazón. En algunos casos, se recurre a infiltraciones con corticoides si el dolor no remite con la medicación oral.
La fisioterapia juega un papel fundamental. Incluye técnicas manuales, estiramientos, ejercicios de fortalecimiento progresivo y reeducación postural. En los centros de día especializados en fisioterapia, se trabaja de forma personalizada con cada paciente, adaptando el tratamiento a sus necesidades y capacidades para lograr una recuperación funcional real y segura.
Opciones quirúrgicas y cuándo se consideran necesarias
En los casos más complejos, donde la trocanteritis se vuelve crónica y limita gravemente la autonomía del paciente, puede valorarse un tratamiento quirúrgico. Esta opción no es común, pero puede ser necesaria si tras varios meses de tratamiento conservador el dolor persiste o se intensifica, impidiendo caminar o realizar actividades básicas sin molestias.
Las técnicas más utilizadas son la bursectomía, que consiste en retirar la bursa inflamada, o la corrección de anomalías óseas que generen fricción continua, como espolones en el trocánter. La cirugía suele realizarse por vía mínimamente invasiva, con anestesia local o regional, lo que resulta más seguro en personas mayores.
Tras la intervención, es fundamental iniciar un programa de rehabilitación adaptada para recuperar el rango de movimiento y evitar recaídas. Las residencias de mayores con atención médica y fisioterapia pueden ser una buena opción para asegurar una recuperación progresiva en un entorno seguro y supervisado.
Ejercicios y cuidados para aliviar la trocanteritis en ancianos
La actividad física guiada y adaptada a la condición física de la persona mayor es clave en la recuperación.
Ejercicios de estiramiento y fortalecimiento
Los ejercicios de estiramiento permiten aliviar la tensión muscular que se acumula en la zona de la cadera, especialmente la musculatura glútea y el tensor de la fascia lata (TFL), músculos que suelen verse afectados en los casos de trocanteritis. Realizar estiramientos suaves, sostenidos y sin rebotes, al menos una vez al día, ayuda a reducir la fricción sobre la bursa y mejora la flexibilidad.
Además, es fundamental reforzar la musculatura de la pelvis y el tronco, ya que estos músculos son los encargados de estabilizar la marcha y mantener una correcta postura. Ejercicios como levantar la pierna lateralmente en decúbito, el puente de glúteos o caminar en superficies estables con ligera resistencia pueden incluirse bajo supervisión profesional.
Estos programas deben ser personalizados y progresivos. En centros con fisioterapeutas especializados, como los de Sanitas Mayores, se trabaja con cada persona mayor para asegurar que los ejercicios se adaptan a su estado físico, evitando sobrecargas o riesgos innecesarios.
Consejos para prevenir recaídas y mejorar la movilidad
Es importante mantener una rutina regular de ejercicios, evitar posturas que generen tensión en la cadera y revisar el calzado para que sea cómodo y amortigüe bien la pisada.
Prevenir nuevos episodios de trocanteritis requiere mantener ciertos cuidados en la vida diaria. Una de las claves está en evitar la sobrecarga articular: subir escaleras con frecuencia, estar mucho tiempo de pie o dormir siempre del mismo lado pueden favorecer la reaparición de los síntomas. Cambiar de posición con regularidad y utilizar cojines específicos para dormir puede ayudar a distribuir mejor la presión.
También es importante contar con un calzado cómodo y bien amortiguado, que reduzca el impacto al caminar y favorezca una marcha más estable. En algunos casos, las plantillas ortopédicas ayudan a corregir pequeños desequilibrios en la pisada que pueden trasladarse a la cadera.
Un entorno seguro y libre de obstáculos también reduce el riesgo de caídas.
¿Cómo afecta la trocanteritis a la calidad de vida de los mayores?
La trocanteritis no solo genera molestias físicas, sino que también puede limitar actividades cotidianas y fomentar el sedentarismo.
Impacto en la movilidad y actividades diarias
El dolor persistente al caminar o al dormir puede hacer que las personas mayores eviten moverse, lo que afecta su autonomía y reduce su participación en actividades sociales. Esta limitación funcional también puede acarrear deterioro físico y emocional.
Estrategias para el manejo del dolor crónico
Más allá de los tratamientos médicos, es fundamental el acompañamiento continuo y la adaptación del entorno. Las residencias de ancianos con atención especializada permiten un control regular del dolor y un enfoque rehabilitador que mejora la calidad de vida del residente.
Preguntas frecuentes sobre trocanteritis en ancianos
¿Se puede curar completamente la trocanteritis?
En la mayoría de los casos, sí. Con un tratamiento adecuado, el dolor puede desaparecer por completo. Es importante seguir las indicaciones del profesional sanitario y no abandonar la rehabilitación antes de tiempo.
¿Qué diferencias hay entre trocanteritis y artrosis?
Aunque ambas afectan a la cadera, la trocanteritis implica la inflamación de la bursa, mientras que la artrosis es una degeneración del cartílago de la articulación. Sus causas, evolución y tratamiento no son los mismos, aunque pueden coexistir.
¿Es necesario reposo absoluto durante el tratamiento?
No es necesario reposo absoluto durante el tratamiento. El reposo puede ayudar en los primeros días si hay mucho dolor, pero mantener una cierta actividad, dentro de lo posible y sin forzar, favorece la recuperación. La clave está en el equilibrio entre descanso y movilidad controlada.