Fractura de muñeca en adulto mayor: causas, síntomas y tratamiento

18/07/2025
fractura de muñeca

Las fracturas de muñeca en adultos mayores son frecuentes y deben abordarse con rapidez para evitar complicaciones. A menudo, se producen tras caídas o traumatismos leves, debido a la fragilidad ósea asociada al envejecimiento. Este tipo de lesiones pueden afectar seriamente la autonomía, especialmente si no se diagnostican o tratan de forma adecuada. A continuación, repasamos cómo identificarlas, cuál es el mejor tratamiento y cómo favorecer una recuperación segura y eficaz.

¿Qué es una fractura de muñeca y cómo afecta a los adultos mayores?

Una fractura de muñeca es una rotura de uno o varios huesos que forman la articulación entre la mano y el antebrazo, habitualmente el radio distal. En personas mayores, estas fracturas son especialmente comunes por la pérdida de densidad ósea relacionada con la edad y por un mayor riesgo de caídas.

La movilidad reducida, los reflejos más lentos y algunas patologías crónicas influyen en la aparición de este tipo de lesiones. Si no se tratan adecuadamente, pueden derivar en pérdida de funcionalidad o dolor crónico.

Diferencias entre fractura y fisura en la muñeca

No todas las lesiones en esta zona implican una rotura completa. Una fisura en la muñeca es una pequeña grieta en el hueso que, aunque menos grave, también requiere atención médica y reposo. A diferencia de una fractura, la fisura no suele desplazar el hueso, pero puede provocar molestias similares y debe controlarse para evitar que se agrave.

Factores de riesgo para fractura de muñeca en personas mayores

Entre los factores más comunes se encuentran:

  • Osteoporosis y osteopenia.
     
  • Pérdida de equilibrio o alteraciones en la marcha.
     
  • Uso de medicamentos que afectan la coordinación o aumentan el riesgo de caídas.
     
  • Espacios domésticos poco adaptados o iluminación deficiente.
     

Prevenir estos factores puede reducir significativamente la incidencia de lesiones óseas en la muñeca y otras articulaciones.

Síntomas comunes de fractura de muñeca en adultos mayores

La fractura de muñeca en personas mayores suele producirse tras una caída con apoyo en las manos. El impacto genera una rotura que puede afectar al radio distal u otros huesos de la articulación. Aunque el dolor es uno de los principales síntomas, en algunos casos puede confundirse con una torcedura leve, sobre todo si no hay desplazamiento óseo. Por eso es fundamental saber reconocer los signos clínicos que indican una posible fractura o fisura en esta zona del cuerpo.

Dolor, hinchazón y limitación de movimiento

El dolor intenso en la zona afectada aparece de forma inmediata o pocos minutos después del traumatismo. Es habitual que aumente al intentar mover la muñeca, girar la palma o realizar fuerza con los dedos. También pueden aparecer:

  • Hinchazón progresiva, que suele extenderse al dorso de la mano o incluso al antebrazo.
     
  • Hematomas visibles o enrojecimiento, especialmente si hay sangrado interno.
     
  • Rigidez o bloqueo articular, dificultando movimientos sencillos como abrir una puerta o sujetar un vaso.
     
  • Deformidad evidente en casos de fractura desplazada, donde se aprecia una curvatura anómala o angulación del hueso.
     
  • Pérdida de fuerza o sensibilidad, especialmente si la lesión afecta a nervios cercanos.
     

En pacientes mayores con otras patologías neurológicas o tratamientos que alteran la percepción del dolor, estos síntomas pueden ser más sutiles, lo que dificulta el diagnóstico precoz.

Cómo identificar una muñeca rota o fisurada

Dado que una fisura en la muñeca puede no presentar signos externos llamativos, nunca debe descartarse una lesión ósea solo porque no hay deformidad visible. La diferencia entre una fractura y una fisura muchas veces solo se aprecia con una radiografía, que permite valorar si el hueso está roto, desplazado o presenta microgrietas.

En la tercera edad, es recomendable acudir a urgencias o al centro de salud ante cualquier caída con dolor persistente en la muñeca, incluso si se mantiene cierta movilidad. Un diagnóstico temprano evita complicaciones como la consolidación inadecuada del hueso, la rigidez articular o la pérdida de funcionalidad de la mano.

Tratamiento para la fractura de muñeca en adultos mayores

El tratamiento de una fractura de muñeca depende del tipo de rotura, su localización y el estado general de salud del paciente. La edad avanzada puede condicionar la elección de las terapias, priorizando métodos que reduzcan riesgos postoperatorios y favorezcan una buena recuperación funcional.

Opciones médicas: inmovilización, cirugía y rehabilitación

En muchos casos, basta con una inmovilización mediante férula o escayola, especialmente si la fractura no está desplazada. En lesiones más complejas o inestables, puede requerirse una cirugía ortopédica para colocar placas, tornillos o clavos intramedulares.

La rehabilitación posterior es muy importante para recuperar la movilidad y la fuerza en la muñeca. Incluye ejercicios guiados, terapia ocupacional y seguimiento médico para controlar la evolución.

Cuidados y prevención para evitar complicaciones

Tras una fractura de muñeca, el seguimiento médico y los cuidados en casa de los adultos mayores son esenciales para asegurar una buena recuperación. No solo se trata de que el hueso suelde correctamente, sino de evitar rigideces, infecciones, pérdida de fuerza o futuras caídas que compliquen aún más el estado de salud de la persona.

Durante el proceso de recuperación:

  • Evitar movimientos bruscos o esfuerzos innecesarios con la muñeca afectada, especialmente durante las primeras semanas. Intentar cargar bolsas, empujar objetos o incluso utilizar bastones con esa mano puede agravar la lesión.
     
  • Mantener la muñeca elevada siempre que sea posible, apoyándola sobre cojines o almohadas. Esto ayuda a reducir la inflamación y mejora el retorno venoso, lo que contribuye a aliviar el dolor.
     
  • Seguir de forma estricta las indicaciones médicas y de fisioterapia. La asistencia especializada no sólo guía la recuperación, también adapta los ejercicios y tiempos a las necesidades del anciano. La rehabilitación mejora la movilidad, evita la atrofia muscular y reduce el riesgo de secuelas.
     
  • Observar la evolución de la herida quirúrgica, si ha sido necesaria una operación. Enrojecimiento, secreción, fiebre o dolor creciente pueden ser signos de infección que requieren atención inmediata.
     

Además de los cuidados tras la fractura, es clave actuar en la prevención de nuevas caídas, especialmente en personas con osteoporosis o desequilibrios. Para ello, conviene:

  • Eliminar alfombras, cables y muebles bajos que puedan provocar tropiezos en el domicilio.
     
  • Mejorar la iluminación en pasillos, escaleras y baños.
     
  • Utilizar calzado antideslizante y con buen ajuste, que aporte seguridad al caminar.
     
  • Valorar ayudas técnicas, como bastones, andadores o barandillas en zonas críticas, siempre bajo recomendación profesional.
Sanitas - Bupa

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Este contenido ha sido escrito por médicos especializados de los centros y Hospitales de Sanitas.

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