Muchos cuidadores sufren ansiedad, pero la mayoría o lo desconocen o lo niegan. Es muy probable que no sepan siquiera que existe un test con el que medirla. La escala de Ansiedad y Depresión de Goldberg es una herramienta sencilla y eficaz con la que el médico de Atención Primaria u otro profesional sanitario puede detectar si la persona presenta síntomas de ansiedad y depresión. En este artículo analizamos en qué consiste este test, qué tipo de preguntas contiene y cómo se interpreta.
La cuidadora no sabe que sufre ansiedad, pero nota que algo no va bien
A veces son los signos físicos los que nos alertan de que algo no va bien. Las noches en vela, el dolor de cabeza, el cansancio a todas horas, la pérdida de peso… son síntomas que pueden empujar a la cuidadora a dar el paso y acudir, por fin, al médico de Atención Primaria. Sin embargo, estos síntomas son solo la punta del iceberg de que algo en el interior no funciona.
Posiblemente, este estado se ha ido cocinando a fuego lento, sin que la cuidadora se haya dado cuenta o, por el contrario, quiera reconocerlo. Pero ese malestar emocional ha terminado aflorando y, por fin, se ha decidido a ir al médico.
Detrás de esos síntomas generales, que pueden ser atribuidos a muchas enfermedades, se encuentra la raíz del problema: un estado de ansiedad provocado por la carga de trabajo y el peso emocional que implica cuidar de un ser querido. Es difícil compaginar las responsabilidades que conlleva ser cuidador con tener una vida propia. A veces, simplemente, es imposible, y la labor de cuidador termina ocupándolo todo.
Entonces, el estrés da paso a la ansiedad, y ese sentimiento de preocupación o miedo permanente se interpone en todas las actividades, tanto que le roba la vida al cuidador sin que se dé cuenta.
Muchas veces la ansiedad se esconde detrás de síntomas físicos
La ansiedad puede que haya comenzado afectando a su estado de ánimo, pero ha terminado extendiéndose y ahora se resiente su salud física. Y son precisamente esos síntomas los que deciden a muchas cuidadoras a dar el paso y acudir al médico.
Síntomas como: aumento de la frecuencia cardíaca; sufrir palpitaciones; dificultad para respirar o tener una respiración más rápida; sudoración o sofocos; temblores; tensión muscular y dolor; problemas gastrointestinales (náuseas, dolor estomacal, diarrea) dolor de cabeza; fatiga y debilidad; mareos y sensación de aturdimiento y alteraciones del sueño.
El problema es cuando nuestra protagonista le explique a su médico lo que le ocurre no abordará el problema principal: la ansiedad, porque o no lo reconoce o lo niega, sino que enumerará una serie de síntomas físicos comunes a muchas enfermedades. Y si el médico no conoce las circunstancias personales de la paciente será difícil que acierte con el diagnóstico.
A esta situación hay que sumar las circunstancias en las que probablemente se desarrolle esta cita médica: sobrecarga asistencial, falta de tiempo y la poca familiaridad con los diagnósticos psicopatológicos que posiblemente tenga el médico de Atención Primaria.
Si el cuidador conociera también los síntomas mentales asociados con la ansiedad y se los comunicara a su médico, en el caso de que les sufriera, el diagnóstico sería más sencillo.
Síntomas mentales asociados a la ansiedad:
Preocupación excesiva y miedo; dificultad para concentrarse; pensamientos inconexos y acelerados -la persona salta de un tema a otro rápidamente, dirigiendo su mente a las preocupaciones, miedos o problemas que se puedan producir- ; sensación de catástrofe inminente; irritabilidad, hipervigilancia y respuesta exagerada a un sobresalto; pensamientos obsesivos; sensación de irrealidad o desconexión -como si la persona estuviera en un sueño o viendo una película sobre tu propia vida- y problemas de memoria.
Además de estos síntomas, la ansiedad puede afectar a los comportamientos, provocando aislamiento social; inquietud y agitación; dificultad para realizar las tareas cotidianas; búsqueda constante de reaseguramiento -como comprobar repetidas veces que se ha cerrado la puerta-; comportamientos compulsivos - lavarse constantemente las manos o revisar las cerraduras una y otra vez- ; cambios en los patrones alimenticios y evitar situaciones que generen inquietud.
El test de Ansiedad y Depresión de Golberg
La escala de Ansiedad y Depresión de Goldberg es un cuestionario puramente orientativo, de corta duración que, una vez aplicado, facilita al profesional sanitario la detección de los síntomas asociados a la ansiedad y a la depresión.
Una herramienta que no busca diagnosticar, sino identificar que algo raro sucede en la salud mental de la persona entrevistada. En el caso de que el resultado obtenido sea positivo, deberá ser derivado a un profesional de la psicología o la psiquiatría, quien le realizará una evaluación completa para sustentar si están presentes estos trastornos.
Según una encuesta elaborada por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (publicada en el 2016) en la que se entrevistaron a 820 cuidadores, de los que 400 eran cuidadores de personas mayores dependientes, el 73% manifestó sufrir algún problema de frustración e impotencia; un 61,5% ansiedad, 57,5% depresión y tristeza; un 35% soledad, un 30,5% sentimiento de culpa y un 60% irritabilidad o enfado.
El 65,6% reconoció que había acudido al médico para tratar estos problemas.
¿En qué consiste la Escala de Ansiedad y Depresión de Goldberg?
El psiquiatra estadounidense Ivan K. Goldberg, especializado en depresión y trastorno bipolar, elaboró este cuestionario, en 1988, con el fin de detectar si estaban presentes síntomas de ansiedad o depresión en ciertos pacientes que visitaban su consulta. Su objetivo principal fue diseñar un instrumento que proporcionara una visión rápida sobre la salud mental de la persona, dado que se estimaba que más de la mitad de las personas que padecían algún trastorno del estado de ánimo no recibían tratamiento.
La Escala de Ansiedad y Depresión de Goldberg contiene dos subescalas totalmente independientes que deben ser administradas de forma simultánea.
Cada una de ellas (subescala de ansiedad y subescala de depresión) contiene 9 preguntas.
Las cuatro preguntas iniciales de cada una de las subescalas ayudan a determinar si continuamos formulando o no el resto de las preguntas de cada una de las subescalas (siendo necesarias dos o más respuestas afirmativas en la subescala de ansiedad y una o más respuestas afirmativas en la subescala de depresión).
La segunda tanda de preguntas la conforman un grupo de cinco cuestiones.
Todas las preguntas se responden con un sí o con un no. El profesional sanitario comienza la entrevista preguntando al paciente si ha tenido, en las últimas dos semanas, algunos de los síntomas a los que hace referencia el test. No se puntúan los síntomas que hayan durado menos de dos semanas o que hayan sido de leve intensidad.
¿Cómo se interpreta el resultado de este test de ansiedad y depresión?
Cada pregunta respondida afirmativamente obtiene un punto. No se tiene en cuenta el orden, todas las preguntas puntúan igual.
Al final de la subescala destinada a la ansiedad se indica la puntuación obtenida en ella.
Se procede de forma similar con la subescala dedicada a la depresión. Se considera que una persona podría tener un trastorno de ansiedad cuando obtiene cuatro o más puntos en la subescala de ansiedad.
Se estima que la persona podría tener depresión si obtiene dos puntos o más en la subescala de depresión.
Un ejemplo: un paciente ha obtenido tres puntos después de que contestara afirmativamente a las cuatro primeras preguntas de la subescala que mide la ansiedad. Por esta razón, siguió contestando el resto de las preguntas de esa subescala. Finalmente, obtuvo un total de seis puntos en esa subescala. Un cómputo que nos indica que ese paciente podría sufrir un trastorno de ansiedad y, por tanto, debería ser derivado a un especialista (psicólogo o psiquiatra) para su validación y tratamiento.
En la subescala destinada a la depresión, este mismo paciente obtiene un punto en cada una de las cuatro primeras preguntas, por lo que sigue contestando el cuestionario. Finalmente, obtiene tres puntos que, sumados a los cuatro primeros, hacen un total de siete puntos. Esta cifra nos indica que podría estar presente un trastorno depresivo. El paciente debe ser derivado a un especialista (psicólogo o psiquiatra) para su validación y tratamiento.
Subescala de ansiedad
- ¿Se ha sentido muy excitado, nervioso o en tensión?
- ¿Ha estado muy preocupado por algo?
- ¿Se ha sentido muy irritable?
- ¿Ha tenido dificultad para relajarse?
Estas cuatro primeras preguntas se consideran de detección o condicionantes. Si la persona responde afirmativamente a dos o más preguntas, el profesional sanitario debe continuar preguntándole.
- ¿Ha dormido mal? ¿Ha tenido dificultades para dormir?
- ¿Ha tenido dolores de cabeza o en la nuca?
- ¿Ha tenido alguno de los siguientes síntomas: temblores, hormigueos, mareos, sudores, diarrea?
- ¿Ha estado preocupado por su salud?
- ¿Ha tenido alguna dificultad para conciliar el sueño, para quedarse dormido?
Obtener una puntuación de cuatro o más puntos en esta subescala de nueve preguntas se considera suficiente como para sospechar que la persona sufre un caso probable de ansiedad. Cuanto mayor sea la puntuación por encima de estos cuatro puntos, más severa se considera la ansiedad, siendo 9 la puntuación máxima que puede obtener la persona en esta subescala.
Si la persona ha obtenido 4 o más puntos, se recomienda que busque apoyo psicológico o de un psiquiatra para que se le haga una evaluación más profunda. Esta ayuda podría incluir desde recibir terapia, asesoramiento o, en algunos casos, tratamiento.
Subescala de depresión
- ¿Se ha sentido con poca energía?
- ¿Ha perdido Vd. su interés por las cosas?
- ¿Ha perdido la confianza en sí mismo?
- ¿Se ha sentido Vd. desesperanzado, sin esperanzas?
Si hay una respuesta afirmativa a una de estas preguntas, el profesional debe continuar preguntando
- ¿Ha tenido dificultades para concentrarse?
- ¿Ha perdido peso? (a causa de su falta de apetito)
- ¿Se ha estado despertando demasiado temprano?
- ¿Se ha sentido Vd. enlentecido?
- ¿Cree Vd. que ha tenido tendencia a encontrarse peor por las mañanas?
Es fundamental que un profesional sea quien interprete los resultados porque tendrá que tener en cuenta el contexto en que se mueve el individuo y su historia clínica.
¿Qué precisión tiene el test de Ansiedad y Depresión de Goldberg?
Esta herramienta de evaluación psicológica tiene una alta precisión para detectar tanto la ansiedad como la depresión.
Esta escala tiene una sensibilidad del 86%. Esto indica que de cada 100 personas que realmente sufren ansiedad o depresión, el test detecta correctamente a 86 afectadas.
Cuenta también con una especificidad del 91%. Este dato significa que de cada 100 personas que no sufren ansiedad o depresión, la escala identifica correctamente a 91 de ellas que no la sufren.
La escala está considerada como muy buena para identificar correctamente a las personas que no sufren estos trastornos (especificidad alta) y bastante efectiva para detectar a los que sí la sufren (sensibilidad alta).
¿Qué estudios recientes han validado la Escala de Ansiedad y Depresión del Goldberg (EADG)?
En 2020, se realizó un estudio para adaptar esta escala en una muestra de población de El Salvador. La investigación, en la que participaron 478 adultos, mostró que la prueba es válida para medir la ansiedad y la depresión en esta población.
Los resultados que se obtenían con esta prueba se relacionaban adecuadamente con los obtenidos mediante otras medidas reconocidas que medían la ansiedad y la depresión. Y la prueba también obtuvo resultados consistentes cuando se aplica en repetidas situaciones.
Este estudio demostró que la escala tenía una sensibilidad del 83% y una especificidad del 82%.
La subescala dedicada a detectar personas con depresión tenía una alta sensibilidad, al ser capaz de detectar al 85,7% de pacientes diagnosticados con trastornos depresivos. Mientras que su capacidad para detectar trastornos de ansiedad fue más baja (66%).
La subescala destinada a la ansiedad presentó características diferentes. Mostró una sensibilidad menor, de un 72%. Y fue capaz de detectar el 42 % de trastornos depresivos.
En otro estudio, realizado con estudiantes universitarios españoles, se confirmó la utilidad de esta escala al ser adaptada al idioma español para detectar posibles casos de ansiedad y depresión.
En otra investigación, realizada en Cuba, en la que participaron 548 sujetos, que se diseñó para probar la validez de la escala EADG, se demostró que era una herramienta útil para detectar si las personas sufrían trastornos psicopatológicos. Sin embargo, mostró limitaciones para diferenciar si ese trastorno se debía a la ansiedad o a una depresión.
Quizás te pueda interesar este artículo sobre tercera edad: Pronóstico de la demencia: origen y progresión.
Referencias:
- Escala de Ansiedad y Depresión de Goldberg. EspectroAustista.info
- Escala de Ansiedad y Depresión. Gobierno de Canarias
- Escala de ansiedad y depresión de Goldberg ¿en qué consiste? La mente maravillosa
- Test de depresión de Goldberg. Psicoactiva.
- Estudio de investigación sociosanitaria sobre cuidadores de personas mayores dependientes