El sistema inmunitario en los adultos mayores experimenta transformaciones importantes que afectan directamente a la salud y calidad de vida. A medida que envejecemos, las defensas naturales del cuerpo pierden eficacia, lo que explica la mayor vulnerabilidad a infecciones, enfermedades crónicas y complicaciones tras intervenciones médicas.
Comprender cómo se produce el envejecimiento del sistema inmunológico es clave para tomar medidas que refuercen la protección del organismo en esta etapa de la vida.
Envejecimiento del sistema inmunológico: qué ocurre con la edad
Con el paso de los años, el sistema inmunológico en el adulto mayor pierde parte de su capacidad de respuesta. Este fenómeno, conocido como inmunosenescencia, es un proceso natural que forma parte del envejecimiento general del organismo. No significa que las defensas desaparezcan, sino que su funcionamiento se vuelve menos eficiente.
Alteraciones en la respuesta inmune innata y adaptativa
Los cambios inmunológicos en la tercera edad afectan tanto a la inmunidad innata como a la adaptativa. La inmunidad innata, responsable de la respuesta inmediata ante agentes infecciosos, se ralentiza. Las células que actúan como primera barrera de defensa reaccionan de forma más lenta, permitiendo que bacterias o virus avancen antes de ser controlados.
Por otro lado, la inmunidad adaptativa, que permite reconocer y recordar microorganismos específicos, también se ve alterada. Las células T y B, encargadas de fabricar anticuerpos y memorizar agentes patógenos, disminuyen en número y funcionalidad. Esto reduce la capacidad de generar una respuesta adecuada frente a nuevas infecciones o frente a vacunas.
Impacto de estos cambios en la salud general del adulto mayor
El resultado es un deterioro del sistema inmunológico que hace que las personas mayores tengan más infecciones, sufran complicaciones más graves y tarden más en recuperarse. Además, el organismo detecta y repara con mayor dificultad las células dañadas, lo que incrementa el riesgo de enfermedades crónicas e incluso algunos tipos de cáncer.
Principales efectos de los cambios inmunológicos en el adulto mayor
El sistema inmune en el adulto mayor pierde eficacia de forma gradual. Este debilitamiento tiene consecuencias visibles y comprobables en la salud cotidiana de las personas mayores.
Mayor vulnerabilidad a infecciones y enfermedades crónicas
El efecto más evidente del envejecimiento del sistema inmunitario es la mayor incidencia de infecciones respiratorias, urinarias y dérmicas. Catarros, gripes o neumonías son más frecuentes y peligrosas en la tercera edad, con mayor riesgo de complicaciones como hospitalizaciones o ingresos prolongados.
A esto se suma el avance de enfermedades crónicas, como la diabetes o la insuficiencia cardíaca, favorecidas por la incapacidad del sistema inmunitario para mantener la homeostasis celular. El organismo del anciano tiene más dificultades para reparar daños y controlar procesos inflamatorios, lo que contribuye al desarrollo de estas patologías.
Cambios en la eficacia de las vacunas
Los cambios en el sistema inmune con la edad también afectan a la eficacia de las vacunas. La respuesta inmunitaria tras la administración de una vacuna es menos intensa, lo que reduce la protección conseguida frente a enfermedades como la gripe o el neumococo. Por este motivo, se recomienda el uso de vacunas especiales o dosis reforzadas en adultos mayores, como la vacuna antigripal de alta carga.
Aunque las vacunas siguen siendo esenciales para prevenir infecciones graves, la respuesta inmunitaria de una persona mayor no es tan efectiva como en edades más jóvenes.
Cómo fortalecer el sistema inmunitario en la tercera edad
Pese al deterioro del sistema inmunológico asociado a la edad, es posible actuar sobre distintos factores para reforzar las defensas naturales. Adoptar un estilo de vida saludable es clave para ralentizar el envejecimiento del sistema inmunitario y reducir el riesgo de infecciones y enfermedades.
Hábitos saludables y alimentación equilibrada
Mantener una dieta rica en vitaminas, minerales y antioxidantes es básico para el buen funcionamiento del sistema inmune. Alimentos como frutas, verduras, pescado azul, frutos secos y aceite de oliva deben formar parte de la dieta diaria. La vitamina D y el zinc son especialmente importantes en la respuesta inmunitaria. Beber suficiente agua y evitar el alcohol y el tabaco también contribuye a mejorar las defensas.
La calidad del descanso es otro aspecto esencial. Un sueño reparador permite al cuerpo regenerarse y fortalecer su sistema inmunitario.
Importancia de la actividad física y seguimiento médico
Realizar ejercicio físico moderado de forma regular ayuda a mantener el equilibrio del sistema inmunitario. Caminar, nadar o realizar ejercicios adaptados mejora la circulación, reduce la inflamación y favorece la respuesta de las células de defensa.
El seguimiento médico periódico permite detectar déficits nutricionales, controlar enfermedades crónicas y valorar la administración de vacunas adecuadas según la edad y el estado de salud. Las revisiones ayudan a anticiparse a posibles complicaciones derivadas del deterioro del sistema inmunológico.
En Sanitas, trabajamos en la promoción de hábitos saludables y el cuidado preventivo del sistema inmunitario en el adulto mayor, ofreciendo una atención personalizada que favorece la autonomía y la calidad de vida. Envejecer con un sistema inmune más fuerte es posible adoptando las medidas adecuadas en cada etapa.