La prostatitis es un tipo de infección de orina de origen bacteriano que causa la inflamación e irritación de la próstata. Aunque en principio puede provocarla cualquier bacteria, es frecuente que el agente infeccioso sea la Escherichia coli o cualquiera de las que causan las enfermedades de transmisión sexual (ETS), en especial la Clamidia trachomatis y la Neisseria gonorrhoeae, esta última causante de la gonorrea. No en vano una de las maneras de adquirir la infección que causa la prostatitis radica en las prácticas sexuales de riesgo, como son tener varias parejas sexuales y mantener relaciones sin la protección del preservativo.
Esta infección urinaria suele presentarse los varones mayores de 35 años y puede ser aguda o crónica, pudiendo llegar a durar en el segundo caso incluso más de tres meses, con episodios recurrentes. En ocasiones, la prostatitis se produce después de otro tipo de proceso infeccioso de las vías urinarias, pero también puede originarse como consecuencia de otro tipo de problemas.
Entre ellos cabe destacar la obstrucción de la vejiga, una lesión del perineo, fimosis o la realización de determinadas pruebas médicas, como la biopsia de próstata, la cistoscopia o la aplicación de una sonda vesical. Asimismo, la hiperplasia benigna de próstata, frecuente en varones mayores de 50 años, se considera como un factor de riesgo frente a la prostatitis.

Síntomas de la prostatitis
La prostatitis aguda presenta síntomas de forma inmediata, cursando con fiebre, escalofríos y enrojecimiento de la piel, mientras que n la crónica la sintomatología, aunque similar, es más leve y aparece progresivamente.
No obstante, esta infección urinaria puede manifestarse también con otros síntomas: unos relacionados con la micción (sangre en la orina, dificultar para iniciar la micción o vaciar la vejiga, chorro débil, ardor o dolor durante la micción y orina con muy mal olor) y otros que afectan a otras partes del organismo (dolor lumbar, en la zona púbica, el perineo o los testículos; eyaculación dolorosa y con presencia de sangre en el semen; y deposiciones dolorosas).
Tratamiento de la prostatitis
El tratamiento de la prostatitis suele ser con antibióticos, por lo que probablemente sea necesario realizar una analítica de sangre y un cultivo de orina con el fin de identificar la bacteria causante. Es frecuente que hay que mantener esta medicación durante varias semanas, ya que puede reproducirse la infección si se suspende antes de tiempo. En los casos en que no se responde al tratamiento puede ser necesaria la colocación de una sonda vesical para facilitar la micción.
Además de cumplir con el tratamiento prescrito por el médico, hay una serie de recomendaciones que se pueden seguir:
- Beber mucho líquido.
- Orinar con frecuencia y vaciando por completo la vejiga.
- Los baños de agua caliente pueden ayudar a calmar el dolor.
- Puede producirse estreñimiento, en cuyo caso habrá que recurrir a un laxante suave.
- Evitar el alcohol, la cafeína, los cítricos y los alimentos muy calientes y condimentados, pues todo ello contribuye a irritar la vejiga.