La próstata es la glándula masculina en la que se produce el líquido seminal y que rodea la uretra, el conducto por el que se excreta la orina almacenada en la vejiga. Cuando esta glándula aumenta de tamaño, lo que se conoce como hiperplasia benigna de próstata (HBP), llega a comprimir la uretra y originar trastornos miccionales que afectan negativamente a la calidad de vida de los hombres.
No se conoce con precisión la causa de que la próstata empiece a aumentar su tamaño, si bien la edad es el factor de riesgo fundamental ya que su incidencia aumenta proporcionalmente a la edad. De hecho, más del 90% de los varones mayores de 80 años padecen o han padecido este problema.
Tratamiento para la próstata
La elección del tratamiento más adecuado de la hiperplasia benigna de próstata dependerá de diferentes factores:
- La intensidad de los síntomas.
- El volumen alcanzado por la próstata.
- Cómo afecta a la calidad de vida del paciente.
- Si existe o no alguna otra enfermedad.
próstata
Conviene advertir que no siempre existe una relación directa entre el tamaño de la próstata y la intensidad de los síntomas. Puede haber próstatas grandes que apenas producen síntomas y otras que siendo pequeñas causan síntomas de gran intensidad. Pero en cualquier caso el urólogo decidirá la necesidad de someter al paciente a tratamiento tras evaluar los síntomas mediante un cuestionario denominado I-PSS y si estos afectan negativamente a su calidad de vida se valorará iniciar un tratamiento específico, ya sea por medio de medicamentos o de cirugía.
Si se opta por el tratamiento farmacológico existen diferentes opciones. Una de ellas es la de recurrir a los alfabloqueantes, también utilizados para el tratamiento de la hipertensión arterial, ya que inducen la relajación de los músculos del cuello de la vejiga y facilitan la micción. La otra es utilizar los llamados inhibidores de la 5-alfa-reductasa, que reducen el tamaño de la próstata y, como consecuencia, aumentan el flujo de la orina. El problema de estos últimos medicamentos es que pueden ocasionar disfunción eréctil, pérdida del deseo sexual y alteraciones de la eyaculación.
Con todo, a largo plazo es muy probable que sea necesaria la intervención quirúrgica para eliminar la pared interior de la próstata, que es la parte que aumenta de tamaño. Por lo general, esta intervención se realiza mediante técnicas mínimamente invasivas introduciendo un catéter por la uretra. La cirugía de la próstata puede causar eyaculación retrógrada e impotencia.