Los médicos llaman glositis a la inflamación de la lengua. Puede aparecer de forma de forma repentina (aguda) o crónica (que se mantiene en el tiempo). La glositis puede descencadenarse por varias causas, que hacen que la lengua se engrose y aparezcan en su superficie pequeñas lesiones, en ocasiones, muy dolorosas.
La lengua geográfica (una condición en la que aparecen distintas manchas en la lengua que le dan el aspecto de un mapa) es un tipo especial y benigno de glositis.

Síntomas de la glositis
Además del más obvio (la inflamación de la lengua) la glositis aparece con varios síntomas asociados, como dificultades para masticar, deglutir o hablar y un alisamiento de la superficie de la lengua inflamada, que además también se vuelve más sensible.
La glositis puede deberse (como veremos) a varias causas. Algunas de ellas, con síntomas propios. Si la glositis es debida a una carencia de vitaminas del grupo B, la lengua adquiere un característico color rojizo. En el caso de las anemias (déficit de Hierro), este órgano tiende a volverse más pálido.
Causas de la glositis
La glositis suele ser un síntoma de otros problemas médicos: especialmente las infecciones por bacterias, hongos, o virus. La lengua inflamada de las personas con candiadisis oral es un caso típico.
Como hemos visto, la inflamación de la lengua también puede estar causada por deficiencias vitamínicas y nutricionales. Asimismo puede desencadenarse por la reacción alérgica a productos de higiene dental, alimentos o fármacos.
Por último, hay varios factores hormonales y autoinmunes que juegan un papel en algunos casos de glositis. Esta condición es especialmente frecuente en la boca reseca causada por el síndrome de Sjogren.
Tratamiento y prevención de la glositis
Si la glositis es debida a una infección, suelen usarse antibióticos u otros fármacos para tratarla. También, y de forma complementaria puede tratarse mediantes cambios en la alimentación y suplementos para tratar problemas nutricionales.
Se recomienda que para prevenir la glositis, se sigan buenos hábitos de higiene oral: esto es, cepillarse los dientes al menos dos veces al día y usar a diario la seda dental.
También se aconseja evitar sustancias irritantes, como el alcohol, alimentos calientes o picantes y el tabaco, para reducir cualquier molestia causada por la glositis.