Las infecciones de las glándulas salivales son más frecuentes de lo que cabría pensar y en algunos casos pueden tener incluso un carácter recurrente. En la mayoría de los casos están causadas por bacterias, ya sea por una mala higiene bucodental o por la formación de sialolitos o cálculos en los conductos de las glándulas.
Este tipo de infecciones son más o menos comunes en personas que presentan un estado de deshidratación o que están hospitalizadas. No obstante también hay infecciones víricas que, como es el caso de las paperas, pueden afectar a las glándulas salivales, en especial a las parótidas, causando parotiditis.
Síntomas de las infecciones en las glándulas salivales
- Fiebre.
- Sequedad de boca.
- Dificultades para abrir la boca y tragar.
- Alteraciones del gusto, con mal sabor de boca.
- Dolor en la boca o en la cara.
- Enrojecimiento e inflamación de la cara o el cuello, según cuáles sean las glándulas afectadas.
- Inflamación del suelo de la boca.
- Formación de un absceso que puede drenar el pus hacia la boca.
Tratamiento de las infecciones en las glándulas salivales
Siempre que la infección de las glándulas salivales no produzca fiebre o la formación de un absceso, es frecuente que se curen por sí solas, siempre que se sigan una serie de recomendaciones:
- Mantener una correcta higiene oral con el uso de hilo dental incluido. De este modo se facilitará que la infección se extienda a otras glándulas salivales.
- Los fumadores deberán evitar el tabaco para favorecer la curación.
- Inducir el incremento de la producción de saliva bebiendo mucho agua con un poco de zumo de limón. Hay que recordar que la saliva tiene una importante acción antibacteriana.
- También se pueden realizar enjuagues con agua tibia y sal para aliviar el dolor y reducir la inflamación.
- Aplicar calor sobre la glándula afectada y masajearla.
Si se tiene la certeza de que la infección es de origen bacteriano y se presenta fiebre o se forma un absceso, el tratamiento deberá incluir el uso de antibióticos. En el caso de los abscesos, puede ser necesario realizar un drenaje del mismo o eliminar el pus por aspiración.
Todas estas recomendaciones son especialmente importantes para evitar posibles complicaciones, aunque éstas no son muy frecuentes. Una de ellas es la diseminación de la infección, que puede causar celulitis en el suelo de la boca, debajo de la lengua (angina de Ludwig). El mantenimiento de una buena higiene oral ayudará a evitar esta complicación.
Finalmente, hay que señalar que las infecciones de las glándulas salivales pueden hacerse recurrentes. Sin embargo, no suelen ser prevenibles, salvo si se considera el mantenimiento habitual de una correcta higiene bucodental, que puede ayudar en cierta medida a evitarlas.