La última encuesta nacional de salud ponía en evidencia una de las causas de la elevadísima prevalencia del sobrepeso y la obesidad en la infancia. Los datos son elocuentes: el 39% de los niños y el 68% de las niñas, aparte de la clase de gimnasia en el colegio no realizan ningún tipo de ejercicio físico.
Cuando vuelven a casa de su jornada escolar, se sientan a hacer los deberes; luego toca consola, ordenador y/o televisión. Se cena y dormir, pues al día siguiente hay que madrugar para ir al cole. Y en muchos casos, ni siquiera durante el fin de semana realizan actividad física alguna.
Obviamente la responsabilidad de la vida sedentaria de los niños recae sobre los padres, a los que probablemente las largas jornadas laborales y el estrés de la vida moderna apenas les dejan ganas y tiempo para ocuparse debidamente de que sus hijos desarrollen una actividad física que les aleje del riesgo del sobrepeso y la obesidad.
La solución a este problema es sencilla y una cuestión de voluntad. Sólo con que los hijos jueguen una hora en el parque en vez de hacerlo en casa, no sólo estos realizan más ejercicio, sino que se evitará que estén tanto tiempo ante el televisor o la videoconsola, lo que en la actualidad les ocupa una media de 3-4 horas diarias.
Otra opción, no excluyente, son las actividades deportivas extraescolares, aunque no todas las familias tienen los recursos para ello y la dependencia que genera llevar y traer al niño al entrenamiento y los partidos de fin de semana es un elemento disuasorio para las padres.
Pero lo más sano, tanto para la salud como para la vida familiar, es que todos los miembros de la familia desarrollen juntos actividades que impliquen un esfuerzo físico al menos dos o tres días por semana: correr, jugar al tenis, el futbol o el baloncesto, dar un paseo en bicicleta o simplemente caminar yendo de excursión al campo los fines de semana sería suficiente para que los niños, y también los padres, hicieran el ejercicio que necesitan para mantenerse sanos. Por supuesto, no hay que olvidar la necesidad de mantener también buenos hábitos alimenticios.
Ésta es una buena manera de instaurar en los niños hábitos de vida saludables que puedan mantener cuando crezcan. Además, no sólo es una excelente manera de prevenir el sobrepeso y la obesidad en todos los componentes de la familia, sino que también beneficia la convivencia familiar, contribuye a eliminar el estrés acumulado durante la semana con las obligaciones laborales y escolares y proporciona un excelente estado mental. El ejercicio es sano de por sí, pero lo es más aún si se realiza en familia.