El trasplante de menisco se realiza con tejido procedente de cadáver (aloinjerto) cuando una persona ha perdido toda o la mayor parte del mismo. La tasa de éxito de este tipo de intervención se sitúa en la actualidad en torno al 70%
La función de los meniscos es dar estabilidad a la articulación de la rodilla y, al mismo tiempo, actuar como amortiguadores entre la tibia y el peroné del impacto que puede suponer saltar, correr, subir y bajar escaleras, etc. El problema es que presentan cierta propensión a romperse en la práctica de deportes de impacto y, de no ser sí, se degeneran con el tiempo, perdiendo elasticidad y adquiriendo rigidez.
Si se rompe un menisco puede repararse en el momento de producirse la lesión, especialmente si el paciente es joven. Pero, si no se hace así, poco a poco se rompe aún más, degenera más rápidamente y se fragmenta. Además, en estas condiciones no es capaz de cicatrizar, por lo que en muchas ocasiones la recomendación última es la de extirpar los restos del menisco.
trasplante de menisco
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Una inflamación que no desaparece.
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Incapacidad de realizar las actividades diarias.
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Inestabilidad de la rodilla.
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Luxación frecuente de la rodilla.
Sin embargo, el trasplante no está indicado cuando ya existe un desgaste severo de la articulación (artritis). También hay que evaluar la eventual existencia de otro tipo de lesión, como puede ser la laxitud de los ligamentos, lesiones del cartílago o un defecto de alineación de la rodilla. Estos problemas deben ser corregidos, lo que se puede llevar a cabo en la misma intervención o una diferente.
El trasplante de menisco se realiza mediante una artroscopia, por lo que se puede realizar con anestesia local. Como toda cirugía, ésta también conlleva una serie de riesgos, entre los cuales figura el fracaso del trasplante, lo que puede implicar el mantenimiento del dolor, rigidez en la rodilla, debilidad de la misma, daño en alguno de los nervios que transitan por la articulación e incluso la rotura del nuevo menisco. Sin embargo, el porcentaje de éxitos es actualmente muy elevado.
La recuperación del trasplante de menisco es larga –puede llevar seis meses–. Se necesitarán muletas durante 4-6 semanas para evitar que el peso del cuerpo se descargue completamente sobre la rodilla. No obstante, la movilidad de la misma se inicia prácticamente el mismo día de la intervención con un proceso de fisioterapia para evitar la rigidez de la articulación. La rehabilitación se centrará en la recuperación del movimiento y en el fortalecimiento de la articulación. En el caso de que el paciente sea un deportista, pueden pasar entre seis meses y un año hasta que pueda retomar la actividad deportiva.